Argentina: La lucha continúa
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Carta a Bonasso por el tema Haití
Henry Boisrolin
Sr. Diputado Miguel Bonasso
Me siento en el deber de responder al Sr. diputado Miguel Bonasso, con motivo de
su intervención en el debate que ha sucistado la decisión del gobierno argentino
de enviar fuerzas militares a Haití, en el marco de la larga crisis política,
económica y social que sufre mi país.
Sr. diputado Bonasso: me ha resultado muy interesante la síntesis histórica
desarrollada por Ud. en el debate de Cámara sobre Haití, lo que demuestra su
interés por abordar con seriedad y profundidad un tema tan doloroso y rico en
complejidad, ya que el drama haitiano viene gestándose - diría yo - desde antes
aún de que Haití existiera como país independiente; viene gestándose desde
aquellos lejanos tiempos en que unos esclavos descendientes de africanos osaran
plantearse como único destino el de la lucha por la liberación, o la muerte.
Es sin duda con tal interés que Ud. denuncia acertadamente a los principales
responsables de las desdichas del pueblo de Haití, es decir, a EE.UU. de
Norteamérica y a Francia, al afirmar que "no cabe duda de que la tragedia de
Haití parece la condensación extrema de lo que el colonialismo y el imperialismo
le han hecho a nuestros pueblos".
Es por ello que me resulta incomprensible la postura asumida por Ud . en defensa
del envío de tropas a Haití, postura que se contradice ampliamente con la
claridad de lo expuesto en su cita anterior.
Vayamos por partes.
Si el gobierno argentino ha decidido - junto con otros países de la región -
enviar un fuerte contingente militar , es fundamentalmente porque existió un
pedido formal del gobierno de Washington, luego disfrazado mediante una
disposición emanada de las Naciones Unidas - la 1542 -, impulsada en el Consejo
de Seguridad por la delegación norteamericana.
Sabemos - como Ud. mismo lo admite al decir: " comparto las críticas expuestas
por algunos diputados preopinantes en relación con la debilidad y la docilidad
de las Naciones Unidas" - que esta disposición es el resultado de dicha
debilidad y docilidad de las Naciones Unidas frente a las exigencias del
imperialismo norteamericano.
EE.UU. quiere estar presente en Haití como lo estuvo siempre, y la vía utilizada
en esta ocasión es a través de una intervención encubierta, ya que necesita
concentrar toda su fuerza en el frente iraquí.
Ud. mismo, Sr. diputado, detalla pormenorizadamente toda la nefasta política de
saqueos y atropellos que desde hace años descarga el gobierno de Washington
sobre Haití. Jamás envió recursos financieros para ayudar al pueblo haitiano.
Siguiendo esta lógica, resulta inadmisible pretender que la presencia de
Argentina en Haití resultará de algún peso a la hora de las definiciones,
concediendo que dicha presencia quiera obedecer a objetivos superiores.
Con todo respeto, creo que si no desea Ud. ser considerado cándido, debe haber
un sinceramiento que ponga al enemigo en el lugar que le corresponde y en el que
siempre estará, y no cambiarlo de posición según convenga.
Me atrevo a más: sabido es que la dependencia impone a nuestros pueblos una
serie de ilegítimas obligaciones a cumplir a favor de los interese mezquinos del
imperialismo, obligaciones a las que gobiernos como los nuestros en América
Latina son incapaces de sustraerse (Ej.: pago de la deuda externa)
De allí que haya que preguntarse: si en el propio suelo estamos
condicionados.....¿ qué nos espera en tierra ajena?.
Ud. Sr. Bonasso, alega que no es cipayo - de esto estoy convencido, y es por
dicha razón que me atrevo a escribirle - y que el gobierno nacional tampoco lo
es. En una parte de su intervención, como por abonar esa aseveración, expresa
que "en caso de intento de golpe de Estado en Venezuela o una agresión a Cuba,
seríamos los primeros en expresar nuestra condena de manera activa".
Entiendo que ello implica sustentar un total respeto y reconocimiento hacia esos
gobiernos. Sin embargo, ¡Oh nueva contradicción!, en otro momento Ud. admite
"que con el caso de Cuba el gobierno se abstuvo".
Quisiera saber el por qué de tal abstención en Ginebra sobre supuestas
violaciones de DD.HH. en Cuba. ¿Por qué el gobierno argentino no votó a favor de
Cuba?.
Reconoce Ud. que el imperialismo es nefasto, EE.UU. mantiene en su lucha contra
el socialismo un bloqueo feróz e injusto contra Cuba, y desde la diplomacia
argentina no emana un claro y contundente NO al bloque ¿Así va a actuar también
en Haití?.
Ud., Sr. diputado Bonasso, - en el tema de Haití - dice "que el problema aquí no
es ideológico sino de decisión política". Francamente, pienso que el problema sí
es también ideológico, base de sustentación de la consiguiente decisión
política: enviar tropas armadas, en el marco del esquema tutelar trazado por el
imperialismo. No alimentos; no ropas; no medicamentos; no médicos; no técnicos,
etc.
Curiosamente, los únicos gobiernos del continente que acudieron con ayuda
humanitaria significativa y de manera desinteresada - y no envían tropas - han
sido los de Cuba y Venezuela.
Curiosamente, también, Cuba y Venezuela son los dos únicos gobiernos de América
Latina que están dando al mundo un ejemplo de dignidad, cada uno con sus
procesos particulares.
Desde otro ángulo, Ud. afirma que "es rigurosamente cierto que el derrocado
presidente Jean-Bertrand Aristide fue secuestrado y enviado en un avión fuera
del territorio nacional" y que por lo tanto "el gobierno provisorio es
ilegítimo".
La coherencia impondría en consecuencia asumir otra postura alejada de toda
intención de enviar tropas, ya que esta decisión avala al actual gobierno
ilegítimo dirigido por el primer ministro de facto Gérard Latortue (un ex
funcionario de larga data de las Naciones Unidas y que vivía cómodamente en Boca
Ratón en Florida).
En este sentido, por ejemplo, Venezuela ha expresado que el derrocado presidente
Aristide es el presidente legítimo y que debe retornar al poder.
No es mi intención, ni remotamente, hacer aquí una defensa del ex presidente
Aristide. Sin duda su gobierno fue corrupto y se cometieron toda clase de
abusos. De allí que el pueblo reaccionara en las calles exigiendo su renuncia.
Aristide defraudó las expectativas que el pueblo haitiano depositara en él.
Considero, Sr. Bonasso, que es el pueblo y sólo el pueblo haitiano el que debe
decidir quien ha de gobernarlo o dejar de hacerlo; no los intereses del
imperialismo, ni los grupos económicos espúreos, ni las clases dominates
(enemigas siempre del pueblo), ni los grupos armados por la CIA norteamericana
que Ud. denunció correctamente en su intervención.
Toda lucha por mejores condiciones de vida tiene sus costos. Sé que quienes
detentan las riquezas de nuestros pueblos al precio del hambre y la miseria de
millones de seres humanos, no están dispuestos a perder sus privilegios
mansamente. Al respecto, le digo que confío en mi pueblo para encontrar el
camino de la victoria.
Sr. diputado Bonasso: valoro desde ya su paciencia al leer esta carta, que no
busca ser más de condena que de esclarecimiento.
No quisiera finalizar, sin reiterar un último deseo:
Que nuestros gobiernos de América Latina no se conviertan en los ejecutores del
trabajo sucio que el imperialismo ordena realizar en países hermanos.
Muchas gracias. Saludo a Ud. atte.
Henry Boisrolin. Coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina