Argentina: La lucha continúa
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Cállese por favor Alfonsín
Hugo Alberto de Pedro
"
Vaya teniente coronel. Vea bien lo que ocurre y cumpla con su deber""Hay manifestaciones claras de violencia. Tal vez no del todo espontáneas,
pero tampoco fabricadas ni armadas. Es una violencia que no comete actos de
terrorismo, como estuvimos bien acostumbrados. Puede estar organizada sobre el
deseo de la gente y liderada por dirigentes piqueteros".
"Hasta ahora no creo que sea de una gravedad tal como para poner en riesgo
las instituciones. Pero sí creo que el Gobierno tiene que actuar. No para
reprimir, pero sí para establecer la defensa de la sociedad a través de la
acción policial y lo que venga".
"Digo no reprimir para aclarar que no hay que hacerlo de modo avasallador.
Pero sí con buenas redadas que reconozcan a quienes estén infringiendo la ley, y
que les caiga la pena que corresponde. Estamos ante la violencia del palo, y a
eso hay que responderle".
Al leer estas recientes declaraciones del ex presidente Raúl Alfonsín recordé al
peligroso Hipólito Yrigoyen y a ese pobre personaje que también el radicalismo
nos entregó como presidente, Fernando de la Rúa.
Si Alfonsín recordara lo que ha sucedido cada vez que desde el radicalismo no se
ha tenido la capacidad de analizar la realidad del pueblo argentino seguramente
hubiera tenido una muy buena oportunidad para mantenerse callado. Su silencio,
salvo sus arrebatos aislados, desde finales del año 1989 -después de su Pacto de
Olivos con Carlos Menem- y su ocupación de senador o como miembro de la
tristemente autodenominada Internacional Socialista lo podrían haberlo ayudado a
reflexionar y también tratar de reconstruir a su destruido partido.
Con Yrigoyen aplicando la Ley de Residencia, haciendo la Semana Trágica,
nombrando al comisario chaqueño Edelmiro Correa Falcón como Gobernador de Santa
Cruz quien cometió los más salvajes atentados contra la libertad sindical y el
derecho de protesta junto al carcelero nacional Diego Ritchie devenido en jefe
de policía del territorio, prolegómenos de las terroristas matanzas de obreros
en las tierras sureñas a manos del teniente coronel Héctor Varela y los
estancieros cipayos. Todo bajo su presidencia.
Con Alfonsín fue posible el Punto Final y la Obediencia Debida que permitieron
que los asesinos queden impunes y no podamos avanzar sobre el esclarecimiento de
las muertes y desapariciones de decenas de miles de seres durante la genocida
dictadura militar.
Con de la Rúa, que se inició con la represión y la muerte en la provincia de
Corrientes para terminar su descerebrada gestión ordenando el asesinato de
decenas de conciudadanos momentos antes de huir del gobierno a fines del año
2001.
Que autoridad política, o bien de antecedentes partidarios, tiene Alfonsín para
hablar de violencia y sobre las instituciones. Por lo menos en honor a nuestros
muertos y de los millones de desocupados que no viven de dietas y cargos
públicos.
Cállese por favor Alfonsín.