Hace dos años el gobierno de Eduardo Duhalde ordenaba y ejecutaba, a través de sus servicios de inteligencia y las fuerzas represivas del Estado, lo que todos conocimos como la Masacre de Avellaneda. Aquel 26 de junio, el Comisario Inspector Alfredo Fanchiotti, quien comandó el operativo de seguridad y está procesado por el asesinato de Darío Santillán, recibió tres llamadas desde un teléfono de línea de la sede de la SIDE de la calle Billingurst: la primera a las 17.30, la segunda poco antes de las 19 y la tercera alrededor de las 20 hs. Esto consta en el detalle de llamadas de su celular de la empresa Nextel S.A., Expediente Judicial, foja 27 del anexo I de la causa judicial. El entonces secretario de Inteligencia Carlos Soria y el vicejefe de la SIDE Oscar Rodríguez fueron el nexo entre el operativo policial y el gobierno de Duhalde. La SIDE también elaboró informes sobre la posible infiltración de las FARC colombianas entre asambleístas y piqueteros.

La secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) es un órgano dependiente del poder ejecutivo que recibe dos millones de pesos por día para su funcionamiento. Sin embargo, su estructura se encarga del espionaje y la identificación de las organizaciones populares y sus militantes. El 26 de junio de 2002, quienes integraban esta institución jugaron un rol de planificación, ejecución y justificación de la represión en el Puente Pueyrredón.

A dos años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, no fue imputado y ni siquiera citado a declarar ningún funcionario con responsabilidad política al momento de los hechos. En octubre de 2003, delante de los familiares de Darío y Maxi, de los heridos y las víctimas de aquella masacre, el presidente Néstor Kirchner prometió abrir los archivos de la SIDE para avanzar en la investigación. Nunca cumplió. El segundo de la SIDE, Oscar Rodríguez, es ahora diputado nacional; el secretario de Inteligencia, Carlos Soria, se candidateó a gobernador de la provincia de Río Negro.

Decenas de organizaciones populares denunciamos la complicidad de los servicios de Inteligencia en los casos de gatillo fácil y en la planificación represiva en la Masacre de Avellaneda.

Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, todos los caídos y caídas en la lucha popular

Presentes ahora y siempre

Teléfono:

Alberto Santillán, papá de Darío 155-137-7848

ENCABEZADO DEL COMUNICADO QUE SE LEERÁ FRENTE A LA SIDE

Ocultos detrás de las vallas y los cordones policiales, ocultos tras los vidrios polarizados, escondidos tras alambres electrificados, metidos en sus fortalezas de lujo y confort, están nuestros asesinos. Los cubre la impunidad y sin embargo no pueden caminar por la calle.

Detrás de nuestros pañuelos, el rostro de tantos y tantas, dignos y dignas. El rostro de Darío, el rostro de Maxi.

Frente a la SIDE, que se encarga de filmarnos y fotografiarnos, nosotros nos tapamos el rostro. Véanos bien: nosotros sí podemos caminar por la calle.

Si para el hambre y la persecución somos un nadie, un sin rostro, tampoco tendremos rostro para la represión. Quieren que seamos un número, quieren que seamos nada. Pero tras los pañuelos que nos cubren el rostro, somos todos y todas: luchando.

Hasta el momento, las firmas para el documento que se leerá en el escrache, son las mismas que las que hay para el documento que se leerá el 26 en el Puente y Plaza de Mayo. El detalle de ellas está al final de todo. Para cualquiera de los dos casos, si se quieren agregar más firmas, deberán enviarlas a la siguiente dirección de correo antes del mediodía del viernes 25 de junio: