Argentina: La lucha continúa
|
La conmoción de la Nación
Andrés Méndez
'Conmoción por el copamiento piquetero de una comisaría' fue el título principal de la tapa del diario La Nación el domingo 27 de junio. El titular ocupó todo el generoso ancho de la página sábana, algo muy poco frecuente en el sobrio matutino centenario.
Era necesario remitirse a la bajada para enterarse de que el 'conmocionante'
acontecimiento se produjo 'tras el asesinato de un militante de la agrupación de
D'Elía'.
La forma de plantear la noticia no altera sólo el orden cronológico de los
hechos, sino también su significación. Para La Nación lo que conmociona no es el
asesinato, sino la respuesta de los compañeros de la víctima.
Esta manera de presentar los hechos se reafirma cuando, en el segundo párrafo de
la nota, en la misma tapa, el diario consigna: 'Al tratar de justificar el grave
episodio, D'Elía dijo que fue consecuencia del asesinato de Martín Cisneros, un
militante de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), a manos de un supuesto
narcotraficante que tendría protección policial'. El asesinato aparece así como
una suerte de excusa que D'Elía presenta para 'tratar de justificar el grave
episodio'.
La información y su comentario ocupan tres cuartas partes de la tapa de La
Nación. Además del estruendoso título y el comienzo de la nota, se destaca una
gran foto de desolados policías contemplando las instalaciones de la comisaría,
ya desocupada, con un epígrafe que destaca los 'destrozos' causados; el inicio
de una crónica titulada 'la peor noche de la 24ª' y el inicio de una de las
columnas de análisis político, bajo el ominoso título 'Qué puede esperar ahora
la sociedad'. Completan el despliegue una foto (esta vez pequeña) de D'Elía y
los avances de tres notas interiores sobre el mismo tema.
Eso no es todo: en el interior del diario, siete páginas (recordemos,
gigantescas páginas sábana) despliegan la información del 'conmocionante'
episodio, sus derivaciones y tres notas de opinión. Además, el principal de los
editoriales fustiga al Gobierno por no poner coto a los excesos piqueteros. Las
tres notas de opinión dan tela para cortar.
Santiago Kovadloff se indigna por lo que considera una inaceptable renuencia del
Gobierno para aplicar la 'firmeza indispensable'. Usa dos veces la expresión 'la
ciudadanía' como garante de su exigencia, negando así de paso la condición de
ciudadanos a los piqueteros.
Todo el diario resuma exigencia de represión, aunque no se use esa palabra:
'firmeza', 'orden', 'respeto a la ley' funcionan como taparrabos de lo que
efectivamente se reclama.
En su habitual columna de los domingos, Mariano Grondona recuerda a Maquiavelo,
cuando recomendaba al gobernante ser cruel a tiempo para no tener que ser más
cruel en el futuro. Grondona envía su columna los viernes a la tarde y nada
altera su descanso del fin de semana. Por lo tanto, no llegó a incluir la
comisaría de La Boca en su comentario. (Quién sabe el grado de crueldad que
consideraría necesario ante de semejante 'conmoción'.) También recuerda una
observación del ex presidente Roca, cuando en 1913 manifestó su temor por la
'anarquía' que habría de provocar el recién establecido sufragio libre.
Grondona, como Kovadloff, reserva el carácter de ciudadano a los que La Nación,
décadas atrás, llamaba 'la opinión sana'. Después de todo, este mismo diario es
el que ofrece a sus lectores noticias del Jockey Club.
Laborda toca la misma melodía: él también apela al 'hartazgo de la ciudadanía' y
advierte sobre 'el serio peligro' que amenaza si el Estado no mantiene 'el orden
público'.
El conjunto de la cobertura de La Nación, con su despliegue, los títulos, las
ilustraciones, el lenguaje, los énfasis y la cuidadosa manera de relatar los
hechos apuntan en una sola dirección: sean cuales sean las causas de sus
movilizaciones, los que se movilizan son los culpables del presente y un peligro
aún mayor para el futuro.