Argentina: La lucha continúa
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Argentina: Analisis del kirchnerismo hoy
Ruth Werner y Facundo Aguirre
Asistimos a nuevos cambios en la situación política donde se destaca: el giro a
la derecha del gobierno en su negociación con los acreedores y el FMI, la
agudización de la interna peronista entre el duhaldismo y el kirchnerismo y un
escenario de luchas de los trabajadores estatales.
Con la propuesta a los acreedores y el envío de tropas a Haití, el gobierno
kirchnerista confirma el giro a la derecha en sus negociaciones con el FMI. El
gobierno ha logrado, con su oferta sobre la deuda en default, concitar la unidad
del conjunto de las facciones de la burguesía y de la casta política. La
"dignidad" frente a los "poderosos" -de la que se jacta K- es pura imagen para
mantener cautiva a la opinión pública.
Pero para mantener su "encanto", Kirchner acompaña cada capitulación eligiendo
un "enemigo" al que combatir. Así con gestos altisonantes apunta contra figuras
o instituciones desprestigiadas o sin legitimidad frente a la población.
El gobierno denunció la existencia de un complot en su contra, donde estarían
involucrados la derecha política y empresarial, los militares y los comisarios
"depurados". Resulta paradojal que la derecha política y económica que Kirchner
acusa, formen parte del coro que aplaude la actitud gubernamental frente al
Fondo. Más allá de los elementos reales de conjura que pueda haber, queda claro
que el alboroto en torno a la conspiración es una cortina de humo que tiene un
doble objetivo: cubrir "por izquierda" la actual capitulación del gobierno
frente al imperialismo y debilitar la oposición que por derecha levanta a Macri
con el aval del duhaldismo.
Barrios de Pie (Patria Libre), Quebracho y el alcahuete Luis D'Elìa de la CTA,
se hicieron eco de la denuncia kirchnerista y llamaron a unir filas tras el
gobierno. Callan así que el que está complotando es el mismo Kirchner, junto a
la gran patronal y el imperialismo, pero contra el interés nacional y las
condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo.
Tambores de guerra
Las discusiones con Felipe Solá en torno a los fondos de coparticipación federal
que le corresponden a la provincia de Buenos Aires han generado un escenario de
tensión en el Partido Justicialista. El gobierno cuenta con el apoyo del FMI
contra el gobernador bonaerense y el duhaldismo, a quienes señalan como los
responsables de que el Congreso no haya votado el envío de tropas a Haití y de
trabar la Ley de Responsabilidad fiscal, que el imperialismo exige. Esta última
ley acaba de ser reenviada al Parlamento fijando topes de gastos a las
provincias como exigen desde el Fondo. Más allá de esta pelea puntual, Kirchner,
Solá, Duhalde y los gobernadores coinciden en el pago de la deuda y la sumisión
a los acreedores.
La discusión con el gobernador bonaerense es el conflicto visible, que prepara
la pelea de fondo, entre Kirchner y su mentor Eduardo Duhalde y las huestes del
aparato provincial.
De persistir este enfrentamiento, la burguesía teme que se ponga en riesgo la
gobernabilidad, argumento que es agitado por el duhaldismo para echar sombras
sobre las consecuencias de la actual ofensiva kirchnerista en la provincia. Lo
cierto es que el futuro de Solá pende de un hilo. La provincia más importante
del país y la de mayor población obrera será escenario de una crisis que puede
tomar características convulsivas.
Tanto para Kirchner como para Duhalde esta es una batalla inevitable. El
oficialismo quiere revertir -basado en su aún alta imagen en la opinión pública-
su condición de gobierno sin poder ni fuerza propia. Con este fin ha trazado un
acuerdo con el conjunto de los gobernadores peronistas en torno a la
coparticipación -incluso con De la Sota y Obeid (hombre de Reutemann)- para
dejar aislado a Solá. Hay que notar que el gobierno que dice que "no va a
financiar a la burocracia política" recurre nada menos que a la ayuda de los
caudillos provinciales del PJ, hasta ayer menemistas y/o duhaldistas.
Por otro lado, la discusión por los fondos encubre el intento del gobierno de
utilizarlos a discreción para pasar por encima del aparato duhaldista,
trabajándole la base de punteros para preparar el desembarco de la candidatura
de su esposa, Cristina Fernández. La discusión es cómo lo harán, si dentro del
PJ (negociando con Duhalde o mediante internas) o como Frente para la Victoria,
que es el sello "transversal" de los kirchneristas.
Luchas estatales
Como marco de esta disputa y producto de las brechas abiertas asistimos a un
extendido proceso de luchas de los trabajadores estatales, docentes y de la
salud y en particular, a un estado de rebelión de los empleados públicos de la
provincia de Buenos Aires.
La negativa del gobierno a otorgar el aumento de $250 a los trabajadores
estatales ha colmado la bronca y más de un millón de trabajadores están
encarando distintos conflictos. En la provincia de Buenos Aires -en algunos
sectores- se pudo imponer la unidad más allá de las fronteras gremiales. Por su
parte, los movimientos piqueteros están realizando su Semana Federal que
culminará con una movilización el viernes 18 y preparan una marcha para el 26
contra la impunidad y en recuerdo de la masacre de Puente Pueyrredon.
Estas luchas, están mostrando un ánimo activo de la clase trabajadora para
luchar por sus demandas. Pero también, señalan la necesidad de que junto a sus
reclamos se ponga como norte la lucha contra el gobierno, el acuerdo con el
Fondo y los acreedores, es decir que se postulen como luchas políticas. De esta
manera se podrán aprovechar las brechas abiertas para desarrollar la
movilización e imponer un paro activo nacional de todos los estatales.
Una política obrera independiente
De profundizarse la derechización del gobierno estará planteada una crisis entre
kirchner y las expectativas que en él depositan importantes sectores de los
trabajadores y las clases medias.
La interna del PJ es de difícil resolución y plantea la posibilidad de una
crisis del peronismo con los trabajadores. La unidad del PJ es hoy una
formalidad que une a distintas facciones de gobernadores, intendentes, punteros
y arribistas de toda calaña. El duhaldismo representa los intereses de una mafia
ilegítima y corrupta que mantiene su fuerza por el control que ejerce sobre el
PJ y sus bancadas parlamentarias y que está viendo zozobrar sus posibilidades de
supervivencia frente a la ofensiva kirchnerista. Pero del lado del presidente y
los "transversales" no se encuentra ninguna fuerza renovadora ni popular. Sus
hombres en la provincia de Buenos Aires son nada menos que los impresentables
Hugo Curto y Díaz Bancalari y su política, continúa la senda marcada por el
neoliberalismo de postración frente al Fondo y el imperialismo.
La clase trabajadora tiene planteado romper sus lealtades con el peronismo y con
la peregrina idea de que los cambios solo son posibles "desde arriba". Es
necesario que las organizaciones obreras combativas, los movimientos piqueteros,
la izquierda que se reivindica clasista y los luchadores se postulen como una
alternativa para las luchas en curso impulsando el rechazo al FMI y al pago de
la deuda externa, y sentando las bases para plantear el combate por un
movimiento político de los trabajadores, independiente del estado y los
políticos patronales. Solo así se podrá capitalizar positivamente la actual
crisis del PJ y evitar una nueva frustración centroizquierdista, como la que
predican los "transversales" y las distintas variantes populistas que apoyan a
Kirchner.
15/6/04