Argentina: La lucha continúa
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Palabras de Graciela, mamá de Segundo Cazanave
En el segundo aniversario de la muerte de su hijo
Plaza Lavalle – Bs. As. - 21 de mayo del 2004
Compañeras y compañeros de camino, amigas y amigos del alma:
Les agradezco de corazón por la participación, la organización y el apoyo en
este segundo aniversario sin la presencia física de mi hijo Segundo. Él no murió
de muerte natural, lo fueron matando de a poco en la Escuela General Lemos del
Ejército Argentino, adonde pensó que podría lograr su sueño, como el que tienen
tantos chicos del interior, de estudiar y ser alguien en la vida. Tenía apenas
20 años y un futuro por delante. No lo dejaron ser.
Se me hace muy difícil expresar en pocas palabras todo lo que quisiera decir en
este momento de tanta emoción, dolor, y reflexión. Quisiera sintetizar lo que
sale del corazón y de la vida de cada uno de nosotros, tal como lo hemos
manifestado durante esta jornada, pero sé que las palabras no alcanzan, porque
el misterio de la vida es superior y hay muchos signos, que por sí sólo tienen
más mensajes, que el que yo pueda verbalizar en este instante.
Lo cierto es que siendo de lugares tan diversos, con creencias diferentes y con
experiencias tan variadas, nos ha unido una causa común: el dolor irreparable de
la vida de nuestros seres queridos que nos fue quitada. Este bien más preciado
que nos han robado no hay ningún bien económico que lo pueda restituir, porque a
nosotros nos unen y nos mueven intereses más valiosos, como la vida misma, que
es más profunda que la muerte, y el amor, que es más fuerte que el rencor. Ese
amor auténtico que crece en la verdad y se manifiesta en la Justicia y que es el
que nos moviliza permanentemente.
En este camino, en el que vamos sumando fuerzas y nos alentamos mutuamente,
también vamos aprendiendo a organizarnos y a luchar para que no nos arrebaten ni
un Segundo más de Vida. Esa es la forma de expresar nuestro amor y de defender
la vida que tanto valoramos.
Así como hemos vencido el temor y no nos hemos dejado paralizar por quienes
quieren imponernos miedo, tampoco nos movemos por la bronca o el odio, ni
dejaremos que nadie se suba a nuestra tragedia para crear una cultura
autoritaria y antidemocrática, porque cuando el miedo o la venganza irracional
impulsan los reclamos de una sociedad se producen las peores tragedias de la
historia, que siempre la terminan padeciendo los más indefensos.
Yo recién empiezo en este camino que varios de ustedes transitan hace tiempo.
Muchos de ustedes me han enseñado a caminar. Vengo de un pueblo del interior y
por la causa de mi hijo tuve que viajar varias veces a Buenos Aires. Así fui
comprendiendo la historia de ustedes y comencé a descubrir el desafío que
representa no cerrarme en lo mío.
Hoy recuerdo un nuevo aniversario del asesinato de mi hijo y vengo a este lugar,
porque en estos dos años no han sido citados a declarar los autores
intelectuales, como son: Brinzoni, jefe del Ejército en ese momento; Sarobe,
director de la Escuela Lemos, ascendido recientemente; Horacio Jaunarena,
entonces Ministro de Defensa; ni los que ocuparon distintos cargos en la Escuela
Lemos en ese tiempo. TODOS ELLOS SE CUBRIERON CORPORATIVAMENTE Y ENCUBRIERON EL
DELITO. Tampoco fueron citados los autores materiales de las torturas y de la
muerte de Segundo, quienes actualmente integran las Fuerzas Armadas y serán los
futuros responsables de esa institución: Dezán, Rifos, Molina, Ojeda y Rodriguez,
entre otros. Además el fiscal federal Jorge Sica que debió investigar, fue el
mejor defensor de los imputados. Tampoco los jueces quieren proceder,
seguramente presionados por el poder que tienen enfrente. TODOS SE DECLARAN
INCOMPETENTES. Debo reconocer desde mi ignorancia que sí son incompetentes, pero
no por los fueros que les corresponde, sino porque en estos dos años no han
hecho prácticamente nada.
Eso no es sólo incompetencia es también complicidad y el que es indiferente,
cómplice y protector de asesinos, es tan corrupto, delincuente y asesino como
sus amparados.
Pero yo no vengo a hablar simplemente de mi caso. Sería incoherente con lo que
estoy diciendo y con lo que ustedes me han enseñado de hacer de mi lucha una
causa solidaria.
Quizá muchos opinarán desde afuera enjuiciando a nuestras víctimas como
generalmente se acostumbra, con el: "Algo habrá hecho"; "Por algo será"; "En qué
habrá andado"…Tratando de justificar lo injustificable. De nosotros los
familiares posiblemente dirán que somos locos, rencorosos, conflictivos,
interesados, zurdos y tantos otros apelativos que suelen colgarnos cuando nos
movilizamos. Hasta nos acusarán que estamos haciendo política.
Si política es unirse solidariamente para defender el bien común, el bien de
todos y no de unos pocos, entonces esto es política. Si política es hacer de
nuestra prueba una oportunidad para dar vuelta la historia, entonces es
política. Si la política es la expresión de la justicia social es algo que nos
compete a todos los ciudadanos, no la podemos dejar en manos de unos pocos que
además de corruptos, nos quieren dejar afuera de la participación ciudadana, con
el verso de que la política es una basura, aunque ellos vivan muy bien a costa
de esta basura social.
Quizá no sabemos bien qué huella seguir pero tenemos muy claro cuáles son los
caminos que nos han traído a donde llegamos y no estamos dispuestos a
repetirlos.
Nuestras luchas están más allá de todo partidismo político, por encima de
cualquier interés mezquino y lejos de ser utilizada para el provecho individual
de cada uno.
En esta democracia de baja intensidad en la que estamos inmersos, nuestra
convocatoria es, a construir una sociedad más humana, más solidaria, más
democrática, más participativa, más igualitaria para todos. No vamos a
traicionar estos principios por fidelidad a los seres queridos que nos fueron
quitados. Es la mejor memoria y el más digno homenaje que podemos ofrecerles.
Por nosotros, por nuestras familias, por nuestro país, por un futuro más digno,
seguiremos unidos luchando contra la impunidad, contra el olvido y contra el
silencio, porque ninguna sociedad puede crecer sobre la mentira, la injusticia y
la discriminación.
Cuando decimos que esta convocatoria es de todos y para todos, es porque el
pueblo somos todos. Todos somos importantes, porque la persona humana vale en sí
misma no por el dinero que posee, ni por el color de piel que tiene, ni por la
zona donde vive, ni por el estudio o el trabajo alcanzados, ni por la historia
que le ha tocado vivir. Todos tenemos obligaciones y deberes, pero también como
personas tenemos derechos y las oportunidades deben ser parejas para todos.
Somos un grupo de personas que hoy aquí, representamos el sentir de muchísimas
otras hermanas y hermanos que desde el pie, sin medios y sin ser noticia oficial
construyen diariamente un futuro mejor.
Somos parte del motor de esa sociedad que empieza a despertar, a crecer, a
participar activamente, porque nos damos cuenta que en las últimas décadas
perdimos el tiempo alimentando las bestias que hoy nos matan. La indiferencia
del famoso. "No te metás"; "A mi no me pasó"; los impulsos instantáneos de
acuerdo a los intereses tocados; el reclamo de la mano dura; el apoyo electoral
a los verdugos; la militancia a favor del malo conocido contra el bueno por
conocer; han mantenido el sistema corrupto y mafioso que hoy invade la nación.
Ya no estamos dispuestos a sostener y a alimentar este sistema
pseudodemocrático. No lo vamos a mejorar… lo vamos a cambiar, con más democracia
pero de la real, de la buena, de la de todos. Ya lo estamos haciendo y nadie nos
frenará, aunque reconocemos que esto va para largo porque implica desarmar una
perversa maquinaria de exclusión, de violencia y de muerte, que se ha gestado
entre nosotros durante muchos años. Sabemos por experiencia propia, que si no
desarticulamos esa maquinaria, le estamos regalando un pasaporte al genocidio
social. Tenemos que combatir las causas para que cambien los efectos.
Nosotros no nos conformamos con la demagogia de cambiar leyes a cada rato sin
estudios técnicos que los avalen, porque lo único que logran esos cambios
superficiales es el rédito electoral de algunos, cambiar algo para que todo siga
peor y en el fondo, contribuir a la defensa de las mafias.
Antes de cambiar las leyes es importante saber quiénes encubren, financian y
liberan territorios a los delincuentes, y quiénes encubren a las fuerzas de
seguridad que a su vez encubren delincuentes y saber quiénes son los falsos
políticos que encubren a los que delinquen. Y sacar a la luz, si muchos de los
secuestros y asesinatos que hemos padecido, no fueron ajustes de cuentas de
internas políticas, donde nosotros los ciudadanos quedamos en el medio y somos
usados como rehenes por los oportunistas de siempre.
Los problemas de seguridad se solucionan con una política integral que
desarticule las connivencias entre los malos políticos, la parte corrupta de las
fuerzas de seguridad y el delito organizado. Las mafias comenzaron a organizarse
bajo el amparo de la última dictadura militar, en complicidad con el aparato
represivo que aún sigue vigente en democracia, arrebatándonos la vida de
nuestros hijos.
Tenemos que combatir la impunidad, para evitar que las mafias sigan enquistadas
entre nosotros, que se reproduzcan y que prosperen.
Para ello también tenemos que desenmascarar a todos los civiles disfrazados de
democráticos, que lo único que les importa es vivir de los cargos prestados por
el pueblo u ocupar puestos estratégicos en la sociedad, negociando de espaldas a
ella con quienes sienten protegidos sus intereses.
Las leyes están, son los hombres y mujeres de los diferentes poderes o
instituciones los que no saben o no quieren interpretarlas; son los
representantes los que corrompen y vuelven ineficientes las instituciones; son
los funcionarios los que no funcionan. Las leyes están, tenemos que cumplirlas y
hacerlas cumplir, pero todos, comenzando por los que tienen responsabilidades
públicas.
La inseguridad no se resuelve con soluciones mágicas ni con más represión,
porque la represión siempre genera más violencia y más muerte. Ya ha quedado
demostrado sobradamente que de la mayoría de la muerte de nuestros seres
queridos son responsables quienes debieron haberlos cuidado y protegido. No les
demos más poder.
Ataquemos las verdaderas causas de la impunidad y la marginación. La única
manera de tener un futuro sin violencia es construyendo un país justo y
solidario, en el que todos tengan acceso a un trabajo remunerado, a una vivienda
digna, a la educación, a la reinserción en el sistema educativo formal, a la
salud, a la justicia y a la inclusión social en serio. Esto nos dará seguridad a
todos.
Que la riqueza de todos se distribuya equitativamente para dar solución a los
reclamos sociales, que no se resuelven con mayores penas, ni con represión, ni
eliminando las organizaciones y luchas populares. Estos reclamos se solucionan
con respuestas concretas.
Estoy muy contenta de sentirme acompañada por todos ustedes, con sus fotos, sus
pancartas, sus banderas, sus estilos de expresión. Todos juntos, unidos incluso
a los distintos familiares y víctimas de cada rincón del país. Me llevaría mucho
tiempo nombrar a cada uno porque es mucha la sangre inocente que ha regado
nuestra tierra.
Los invito a levantar bien alto las pancartas, a sentir muy presentes y muy
cercanos a nuestros seres queridos. Ellos están presentes. Démonos fuerzas para
seguir adelante. LA UNICA LUCHA QUE SE PIERDE ES LA QUE SE ABANDONA.
Nosotros estamos de pie y seguiremos caminando.
No tenemos miedo….Vamos a vencer…
Hasta siempre. Muchas Gracias.
Graciela Pereyra, vda. de Cazanave