A propósito de Del piquete al movimiento. De los orígenes al 20 de diciembre
de 2001. de Mariano Pacheco (MTD Almirante Brown)
Este trabajo constituye una narración, 'desde adentro' del proceso de luchas
y discusiones que dio lugar a la conformación de un sector del movimiento de
trabajadores desocupados, desde los arranques iniciales hasta las vísperas del
20 de diciembre de 2001. La ahora publicada es la primera parte de una secuencia
que llegará hasta nuestros días. En décadas pasadas, existió una vasta tradición
en Argentina de testimonios de militantes y dirigentes obreros y populares,
publicados en forma de libros y folletos. Cuando no intervenían terceros
convirtiendo lo que podía ser relato vívido y apasionado en rígida hagiografía,
los resultados solieron ser auspiciosos.
Tiene el valor primordial del rescate, preciso y detallado, de aconteceres que
suelen escapar a los periodistas y a los estudiosos, que con frecuencia son
incluso difíciles de reconstruir mediante entrevistas u otros métodos de
acercamiento. Nos encontramos con un prolijo inventario de acciones, grupos,
uniones y rupturas, alianzas y dispersiones. Queda claro que el autor es un
militante, integrado a los MTDs que tuvieron desarrollo sobre todo en el sur del
Gran Buenos Aires. Y lo que nos transmite es el gradual crecimiento de esas
organizaciones, el desarrollo de nuevas prácticas, el rescate de otras antiguas.
La convergencia de distintas tradiciones: La militancia cristiana, el peronismo
radicalizado, la izquierda marxista... Y señala también el cruce de dos orígenes
diferentes: los piqueteros autónomos y los "de estructura", identificados sobre
todo con la entente FTV-CCC, y en segundo lugar con las organizaciones ligadas
directamente a partidos de izquierda.
Así le coloca un punto inicial, poco recordado, al movimiento piquetero, un 1°
de mayo de 1996, en un acto en Plaza de Mayo que se dio en paralelo a otro de la
izquierda partidaria. Ese pequeño acto donde convergían sectores del GBA de
variadas orientaciones, dataría el comienzo de un camino, el de los movimientos
piqueteros no ligados a partidos políticos, entre "...la base social y la
militancia dispersa y golpeada"...
El 19 y el 20 de diciembre de 2001 no fueron un repentino despertar. Así los
presentó cierta prensa, interesada en celebrar los acontecimientos, con una
interpretación que permitiera poderlos 'enterrar' más rápidamente. Los
piqueteros surgieron antes, en la evolución que va desde los cortes de ruta en
lugares desmantelados por la privatización, hasta la asunción del 'piquete' como
identidad y la vinculación primordial de esta herramienta con la situación de
los desocupados. Constituyen una gran respuesta a las reformas estructurales del
capitalismo concentrador y excluyente, pero también al vaciamiento de contenido
de la democracia representativa y a la virtual muerte de la política. Sus
primeros antecedentes deberían rastrearse en los años 80', en las diferentes
tomas de tierras y fundación de barrios populares que se dieron sobre todo en el
Gran Buenos Aires. Todavía no se había consumado parte central del proceso de
reformas inspiradas por el gran capital local y mundial, pero ya aparecían
formas de lucha nuevas. Mientras la dirigencia sindical abandonaba
progresivamente los modos del vandorismo para entregarse a una práctica más
directamente orientada a la colaboración permanente con las patronales, sectores
amplios de las clases subalternas se enfrentaban a la realidad de que ya no
tenían trabajo, no los defendía un sindicato, y dónde vivir y cómo subsistir se
convertía en un interrogante acuciante, cuya resolución era más que dudoso
esperar del 'exterior'. Lo que después va a ser el movimiento de trabajadores
desocupados reconoce como causas la desocupación y la pobreza, pero dista de ser
una mera 'reacción' frente a las mismas.
Pero es a partir de 1996, en Cutral Có y General Mosconi, en pequeñas ciudades
prácticamente anuladas en su razón de existir por el cierre de YPF, que el
trabajador desocupado emerge como sujeto visible, como centro de una
movilización. Qué como se señala en el escrito, recupera, cambiándole de
sentido, el 'piquete', una práctica del movimiento obrero. El piquete a la
entrada de las fábricas y lugares de trabajo posibilitaba la huelga. Hoy,
situado sobre las rutas, da lugar a un corte fundamental de la actividad
económica, en una etapa del capitalismo en que el transporte y las
comunicaciones tienen un protagonismo mucho mayor que en el pasado.
Los piquetes están sostenidos por la organización de trabajadores desocupados,
tendencialmente horizontalista, basada en mandatos imperativos y revocables, y
con un método muy específico, el corte de calles y rutas. Una interesante
alternativa a la huelga para quien no tiene un trabajo pero sí puede afectar la
producción y comercialización capitalista en épocas de auge del comercio
carretero, de just in time y stock cero.
Sería más que interesante que este trabajo fuera estímulo para otros del mismo
tipo, producidos por militantes que procuren aunar reconstrucción de
experiencias con reflexión. Y que esto ocurriera desde distintos ámbitos
geográficos, vertientes ideológicas y pertenencias organizativas. Serviría no
sólo para dejar testimonio, sino para fogonear la discusión articulada con las
experiencias concretas, para dar lugar a reflexiones que luego puedan volver al
movimiento para alimentar nuevos avances del mismo. La fragmentación, la
tendencia a la división perpetua que aqueja a los movimientos contestatarios
argentinos, no exceptúa a las organizaciones piqueteras. La forma de convertir
algo de esa multiplicidad en una riqueza aprovechable para el movimiento social,
es la discusión abierta, reflexiva, de las distintas experiencias, de los
diferentes modos de pensar y las prácticas diversas, que incluya a los
militantes junto con los cientistas sociales y los comunicadores (y a los que
son todas esas cosas a la vez, por supuesto). Vivimos una época en que al golpe
de la caducidad de los paradigmas revolucionarios vigentes hasta los 70', le
sucede la búsqueda de quienes, rechazando las convocatorias a la adaptación o la
resignación, buscan nuevos caminos para construir un orden nuevo, generador de
igualdad y justicia sustantivas. Esperamos con fervor que este escrito sea el
primero de una serie...