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        Argentina: La lucha continúa | 
 
Aportes para un Plan Energético Nacional, 2004-2012
Ricardo Andrés De Dicco y Alfredo Fernández Franzini 
IDICSO
En Argentina, al 31/Dic/2003, la matriz de consumo nacional por fuentes de 
energía primaria se encontraba cubierta en un 91% por hidrocarburos (47% 
petróleo, 43% gas natural y 1% carbón mineral), 6% hidroenergía, 2% combustibles 
nucleares y 1% restante por otras fuentes. Al desagregar la matriz presentada, 
en la correspondiente a generación eléctrica, las centrales termoeléctricas 
participan con un 60% (73.2% gas natural, 17.9% fuel-oil, 6.4% carbón mineral y 
2.5% gas-oil), las hidroeléctricas con 31% y las nucleoeléctricas con 9%. Cabe 
señalar que para el primer cuatrimestre del presente año, según la Secretaría de 
Energía de la Nación (2004a), la generación térmica ha participado con el 64.5%, 
la hidráulica con 30.8%, la nuclear con 4.1%, correspondiendo el 0.6% restante a 
la importación de energía eléctrica proveniente de Brasil.[1] 
Ahora bien, según cálculos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (2004) el 
consumo de energía eléctrica de Argentina podría duplicar los valores actuales 
para el año 2010, al actual ritmo de crecimiento económico. En este sentido, 
según la Secretaría de Energía de la Nación (2003), se proyecta una producción 
eléctrica para 2010 equivalente a 131.370 GW/h, donde 110.100 GW/h se destinan a 
cubrir las necesidades del mercado interno, 18.000 a la exportación y el resto a 
cubrir pérdidas del sistema. Es decir, que si en 2004 la generación térmica 
participa con el 60%, en 2010 lo hará con el 67%, la hidráulica con 27% y la 
nuclear con apenas el 6% (aquí no se considera el ingreso de la C.N. Atucha II 
al Sistema de Interconexión Nacional –SIN–, ni tampoco la elevación de cota de 
la C.H. Yaciretá, en ambos casos obras previstas hacia finales de la década).
Según proyecciones del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS, 2002), para 
2010 se prevé una producción de gas natural equivalente a los 90.000 millones de 
m3, donde las exportaciones participarían con aproximadamente 19.000 millones de 
m3 (10.000 millones de m3 a Chile, 7.000 millones de m3 a Brasil, 1.500 millones 
de m3 a Uruguay y 500 millones de m3 a Paraguay), es decir, con el 21.11% del 
total (al 31/Dic/2003 las exportaciones representaban el 12.52% de la producción 
total). 
Al finalizar el ejercicio 2004, el consumo local de energía eléctrica rondará 
los 86.300 GW/h, las exportaciones 9.780 GW/h y las pérdidas 3.900, es decir, un 
total de 99.980 GW/h. En relación a la producción de gas natural, al 31/Dic/2003, 
el consumo interno fue de 28.470 millones de m3 (incluye usuarios residenciales, 
comerciales, industriales, usinas, explotación hidrocarburífera y entidades 
gubernamentales), las exportaciones 6.764 millones de m3 (93% a Chile, 6% a 
Brasil y 1% a Uruguay), correspondiendo los 18.803 millones de m3 restantes a 
exportación no fiscalizada, venteo excesivo y consumo propio no fiscalizado de 
las productoras en "boca de pozo" para la extracción irracional de petróleo; es 
decir, una producción total de 54.037 millones de m3. 
Los datos precedentes señalan que Argentina se encuentra ante un inminente 
colapso energético al finalizar la década en curso, si se consideran los 
horizontes de vida correspondientes a las reservas probadas de hidrocarburos y 
la alta dependencia de la estructura económica respecto a estos energéticos. Si 
bien al ritmo actual de producción hidrocarburífera, el país cuenta con 9 años 
de petróleo (449 millones de m3 de reservas probadas al 31/Dic/2003) y 12 años 
de gas natural (663.578 millones de m3 de reservas probadas al 31/Dic/2003), al 
considerarse los aumentos contenidos en las proyecciones mencionadas 
anteriormente, estos horizontes quedarían reducidos a no más de 5 años de 
reservas probadas de petróleo y 8 años de reservas probadas de gas natural. 
Cabe destacar aquí, que Bolivia no podrá garantizarnos 25 años de gas natural, 
como trascendió en los medios de prensa gráfica el mes pasado, ya que los 
812.000 millones de m3 de reservas probadas (Bolivia - Ministerio de 
Hidrocarburos y Minería, 2004 –en base a datos de YPFB–; British Petroleum, 
2004) estarían agotados entre los años 2015 y 2018, si se tiene en cuenta los 
futuros incrementos en la exportación de este hidrocarburo proyectados a Brasil 
(para satisfacer las necesidades energéticas de los aglomerados urbanos del sur 
de éste país, en particular los altamente industrializados) y la posible 
concreción de contratos de exportación a realizarse a los siguientes destinos: 
Estado de California (EE.UU.), México y Paraguay, al finalizar la década en 
curso. 
¿Qué hacer? 
1º) La actual relación reservas-producción señala que las exportaciones de 
petróleo y gas natural, en consonancia con lo establecido por las Leyes 
Nacionales Nº 17.319 (de Hidrocarburos) y Nº 24.076 (Marco Regulatorio del Gas 
Natural), deberían prohibirse inmediatamente, con el propósito de asegurar el 
abastecimiento de hidrocarburos en el mercado interno (en el presente y futuro), 
lo que permitiría garantizar el período de tiempo necesario para el desarrollo 
de fuentes de energía primaria alternativas que reemplacen a estos recursos 
naturales no renovables en la matriz de consumo nacional. Ésta es la razón por 
la cual los recursos hidrocarburíferos deben ser considerados recursos 
estratégicos en vez de meros commodities. 
2°) El Estado nacional debe recuperar la renta energética, y en particular la 
hidrocarburífera (U$S 12.000 millones la renta petrolera y U$S 3.000 la gasífera), 
con el propósito de financiar el desarrollo de fuentes de energía primaria 
alternativas a los hidrocarburos y realizar inversiones de riesgo en la búsqueda 
de posibles yacimientos de hidrocarburíferos y uraníferos en el territorio y 
plataforma continental (la recuperación de las rentas petroleras y gasíferas 
pueden lograrse fácilmente si han de cumplirse las Leyes nacionales N° 17.319 y 
24.076, ya que la mayoría de los agentes económicos que participan en la cadena 
hidrocarburífera han violado la legislación vigente en innumerables 
oportunidades). 
3º) Iniciar en forma inmediata las tareas concernientes a la finalización de las 
obras energéticas de corto plazo: C.N. Atucha II y C.H. Yaciretá, en 2009 y 
2008, respectivamente, según los anuncios realizados por la Administración 
Kirchner el 11/May/2004 (véase el Plan Energético Nacional, 2004-2008. 
Programa de Gestión, publicado por la Secretaría de Energía de la Nación).
4º) Iniciar en forma inmediata la planificación correspondiente a la 
construcción de siete centrales nucleoeléctricas de 1325 MW de potencia prevista 
(por unidad), lo que equivale a decir una generación media anual de 73.124 GW/h 
(las dos centrales nucleoeléctricas actualmente en operación, Atucha I y 
Embalse, de 335 MW y 600 MW de potencia neta, respectivamente, suman una 
generación media anual cercana a los 7.620 GW/h). 
5º) Iniciar en forma inmediata la planificación correspondiente a la 
construcción de los aprovechamientos hidroeléctricos: [a] Corpus Christi, de 
3000 MW de potencia prevista (20.000 GW/h por año), [b] Garabí, de 1800 MW de 
potencia prevista (6.000 GW/h por año), y, [c] San Pedro, de 745 MW de potencia 
prevista (4.500 GW/h por año); logrando en conjunto 30.500 GW/h adicionales de 
generación medial anual (cifra equivalente a la ofertada por todas las centrales 
hidroeléctricas que operan actualmente en el país). 
Con la cumplimentación de los mencionados puntos 4 y 5, se estaría logrando 
satisfacer las necesidades eléctricas de los aglomerados urbanos más importantes 
del país, reemplazando en su totalidad la generación termoeléctrica (dependiente 
de gas natural y derivados del petróleo) estimada para 2010. Debe considerarse 
que el tiempo necesario para la construcción y entrada en operación de las 
centrales nucleoeléctricas es de, aproximadamente, 5-6 años, y el 
correspondiente para las centrales hidroeléctricas es de, aproximadamente, 8-12 
años. 
6º) Iniciar en forma inmediata la producción de carbón mineral como materia 
prima para la industria carboquímica (producción de solventes y plásticos). 
7º) Alentar aquellos emprendimientos correspondientes a la producción de 
biocombustibles, a fin de reemplazar en el mayor grado posible el consumo de 
gasolinas y gasóleos. 
8º) Iniciar en forma inmediata el desarrollo de reactores nucleares compactos 
(de 50-80 MW de potencia instalada) para reemplazar el consumo de derivados de 
hidrocarburos en la propulsión de los navíos de la Marina Mercante y de la 
Armada Argentina, y para la producción de hidrógeno que cubra el consumo 
ferroviario que no pueda electrificarse, con lo cual se optimizarían los costos 
de transporte de carga y de pasajeros, y una expansión de la red ferroviaria a 
todo el país y que trascienda las fronteras, en un contexto de desarrollo de las 
economías regionales. 
9º) Alentar aquellos emprendimientos que aprovechen el potencial de energía 
eólica en las grandes extensiones del centro y sur del país, para satisfacer las 
necesidades eléctricas y producción de hidrógeno requeridas para pequeñas 
localidades y zonas rurales del interior. 
De lo anterior, se infieren un par de conclusiones generales: [a] por un lado, 
la sustitución del uso de hidrocarburos y derivados como combustibles (gasolinas, 
gasóleos, fuel-oil y gas-oil) para ser destinados como materia prima, a costo 
razonable (porque de ser así no deberían importarse a partir de 2010), para la 
industria petroquímica (agroquímicos, plásticos, fertilizantes, etc.) y las 
refinerías (los lubricantes de uso industrial y los combustibles necesarios para 
la aviación, que son de difícil sustitución), fundamental para el desarrollo 
económico del país; [b] por otra parte, el incremento de la participación de los 
combustibles nucleares, hidroenergía y energía eólica en la matriz de consumo 
nacional de suministro eléctrico permitirá el reemplazo gradual del uso 
doméstico e industrial de gas natural (principalmente), fuel-oil y gas-oil, al 
momento de agotarse los yacimientos hidrocarburíferos, lo que se vuelve una 
necesidad más que relevante con motivo de evitar un colapso energético entre 
2010 y 2012. 
Para finalizar, creemos que estos humildes aportes deben ser debatidos en los 
diferentes poderes políticos que conforman al gobierno nacional y enmarcarlos en 
el nacimiento de la Unión Sudamericana de Naciones y del Proyecto PETROSUR (PDVSA-Petrobras-YPFB-ANCAP-ENARSA).
* Investigadores del IDICSO (Universidad del Salvador), FAI y MORENO. 
Email: 
idicso@yahoo.com.ar 
Fecha: Noviembre de 2004. 
Buenos Aires, Noviembre de 2004. 
Nota: [1] La disminución registrada en la generación nuclear se 
debió a que la C.N. Embalse permaneció fuera de servicio por el mantenimiento 
programado estacional. 
Referencias bibliográficas: 
ARGENTINA - COMISIÓN NACIONAL DE ENERGÍA ATÓMICA (2004). Alternativas 
Energéticas para el siglo XXI. CNEA. Buenos Aires. 
ARGENTINA - SECRETARÍA DE ENERGÍA DE LA NACIÓN (2004a). Informe 
Mensual de Coyuntura Energética, Mayo 2004. Centro de Estudios Energéticos, 
Secretaría de Energía - Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y 
Servicios de la Nación. Buenos Aires. 
_____ (2004b). Plan Energético Nacional (2004-2008). Programa de Gestión. 
Secretaría de Energía, Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y 
Servicios de la Nación. Buenos Aires. 
_____ (2003). Prospectiva 2002. Secretaría de Energía, Ministerio de 
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación. Buenos Aires.
ARGENTINA - ENTE NACIONAL REGULADOR DEL GAS (2002). Armonización de 
Regulaciones y Políticas de Gas Natural en el MERCOSUR. Conferencia 
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certificadas de gas natural. La Paz. 
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