Argentina: La lucha continúa
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La seguridad presidencial y la agenda medíatica
Gabriel Martín
Una de las principales virtudes que manejó la administración de Kirchner es la de imponer la agenda mediática aplicando una velocidad esquizofrénica para copar la parada y no dejar nada al azar, en lo posible.
Durante casi los doce meses iniciales, Néstor Kirchner y sus operadores
supieron imponer 'el tema del día'. Derechos Humanos, deuda externa y Duhalde
fueron los ejes con los que avanzaron hasta el 24 de marzo pasado, con broche de
oro en el acto de la ESMA. Por debajo, los que se posicionan a la derecha de
este gobierno, no tuvieron más que apelar al llamado de la mano dura ante la
inseguridad agigantada por las corporaciones mediáticas. Fue justamente en marzo
cuando esta derecha recibió un caramelo para usar de ariete: Blumberg,
¿entiende?.
El empresario devenido en especialista legislativo, judicial, ejecutivo, mentor
de normas de seguridad que a esta altura podría ser postulado por Bush o Kerry
para la Secretaría de Defensa de Estados Unidos, es hoy la única cara visible de
la impresentable ¿oposición?, que intenta limar la aún alta imagen del
presidente Kirchner.
La eficacia en la imposición de la agenda de discusión es hasta elogiable,
teniendo en cuenta las condiciones de debilidad con que tuvo que asumir Néstor
Kirchner. A tres puntos por debajo del riojano prófugo en la primer vuelta
electoral, el Prescíndete parecía asumir en una endeble posición condicionada
por el poder bonaerense. A esto le imprimió un vértigo inusual, más teniendo en
cuenta el letargo de dos años de delarruismo, desde el día de su asunción. La
visita de Fidel Castro, Hugo Chávez y, en menor medida, de Lula, fueron centro
de la escena durante unos cuantos días. Los sopapos recibidos por los verdeoliva,
Ibidem.
El piqueterismo más radicalizado, terminó de sincerar su posición, ya no sólo en
su apoyo a Rodríguez Saá, sino en los agradecimientos del ultratrostkista
revolucionario Raúl Castells, a Carlos Menem, Ricardo López Murphy y Patricia
Bullrich (faltó Macri y completaba el álbum). Resulta llamativo que ese espacio
político no siga reivindicando la imagen de Castells, hoy impresa en pecheras
irrespetuosamente como la inmortal foto del Che Guevara.
Cuando todo esto perdió impulso, comenzaron los movimientos histriónicos. A la
crisis energética que provocó conflictos regionales con Chile, el gobierno
propuso una valorable reivindicación con la creación de Enarsa, aunque resulta
llamativo el impulso sobre la misma que le da el privatizador Oscar Parrilli,
secretario de la Presidencia.
Las peleas con Duhalde, como dice un diputado refugiado en las polleras de la
esposa del hombre fuerte de la provincia de Buenos Aires, no son otra cosa que
un dique de contención de la derecha. Lo soltó al vicepresidente Daniel Scioli
(¿se acuerdan? El ex motonauta que hoy tiene algún escritorio escondido en la
Casa Rosada), para que se reafirme la autoridad presidencial, que lo abofeteó
rápidamente. Mauricio Macri va y viene en sus coqueteos con López Murphy; y sólo
queda a la deriva la expatriada del Chaco, hoy la superporteña Elisa Carrió, con
sus anuales libros de horóscopos, partos, terremotos y demás fenómenos
climáticos que con inventiva sin par equipara a la política. En todo caso, López
Murphy muestra algo más de coherencia en su discurso que su ex correligionaria
Carrió. La postura talibanizada de su discurso económico no cambió, y si bien
bajó el perfil de críticas a la gestión del co-gobernador Roberto Lavagna, no
debería asombrar sino preocupar, simplemente porque su discurso no se ablandó
sino que la realidad se le acercó: la distribución inequitativa sigue su marcha,
los fondos destinados al pago de la deuda externa subieron del 3 por ciento al 5
por ciento.
Los revuelos en la Corte Suprema, sin duda una, sino la mejor, medida concreta
llevada adelante hasta ahora por le gobierno, consumieron semanas enteras en los
medios de comunicación, sobre la idoneidad o no de cada miembro postulado, sólo
rechazado por Dios, Familia y Propiedad....y por Carrió (cualquier casualidad,
no es casual, valga la contrariedad).
Menem, profugado en Chile (o 'perseguido político' según el insurgente
revolucionario Raúl Castells), está en la gatera para un pronto 'emboque' que
vuelva a ponerlo en el centro de la escena. La resolución del secuestro de
Patricia Nine valió para reafirmar a Arslanián, y sus saludables purgas de
impresentables uniformados, y terminar de anular, al menos por un tiempo, a Juan
Carlos Blumberg que ya pasó a recolectar fondos por la Casa Rosada para su
Fundación y sus proyectos de reformas. Es cierto que, la 'anulación' de este
personaje, y sus banderas, es sólo momentánea y durará hasta el próximo
secuestro, en el cual la derecha soñará con otro desenlace y que la víctima sea
vejada, torturada y asesinada para volver a arremeter contra Arslanián y en
defensa de los 'purgados' sin gorra. ¿Entiende?
El gobierno sólo pierde la iniciativa cuando se generan huecos por los que se
filtran hasta el eléctrico Luis Patti, torturador de cabecera de Luis Majul,
Marcelo Longobardi y Mariano Grondona.
Hoy vuelven a jugar una carta que luego de tres meses de gobierno, Kirchner ya
había apelado: la seguridad presidencial. En su momento sirvió para recomponer
la borrosa imagen de la autoridad del máximo cargo ejecutivo, que había
terminado por descomponerse con De la Rúa, y la opinión publicada giró en torno
a esto, explícitamente dejando de lado las diferencias ideológicas, porque ante
todo, 'está la seguridad del Presidente'.
En los últimos días, la falla en el Tango 01 y el intruso a la residencia
presidencial de Olivos se instalaron nuevamente como emblemas de la inseguridad
del presidente. En los medios, la operación salió redonda: hoy dicen que el
'Presidente y su familia también son víctimas de la inseguridad', ¿entiende?. Si
esto es una operación de prensa, valga, en esta arena todo vale, ¿o alguien
creyó que la lápida en la década de los '90 la pone Alberto Fernández y Parrilli?
Pero en caso de no serla, allí se encuentra el eje, y no es otro que Kirchner
tiene escaso, y en algunos ámbitos, nulo control sobre el Estado. Ya le pasó el
traspié entre la SIDE-AMIA, cuando anunció la reaparición de grabaciones
esperadas por la comunidad judía, que nunca aparecieron, y tuvo que pagar el
precio político. Y si no hay técnicos para supervisar el funcionamiento del
avión presidencial, que según los peritos de Rolls Royce, fabricantes de las
turbinas, no se cayó de milagro, sumado a que todo el aparato de seguridad para
blindar la residencia de Olivos, conformada por la policía bonaerense,
gendarmería, Policía Federal, granaderos y servicios de inteligencia, permiten
que un 'visitante' se pasee por los jardines durante tres horas, nos remiten al
mismo dilema. O hábilmente llevan la delantera en la agenda mediática, o bien el
país está en manos de dementes con credencial oficial. ¿Entiende?