Argentina: La lucha continúa
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LA SEMANA POLÍTICA
Emilio Marín
Adherentes y opositores al gobierno de Kirchner coinciden en que una de sus
habilidades es el manejo mediático. Y esa cualidad, si puede llamarse así, se
puso de manifiesto otra vez con motivo de anuncios de inversiones chinas. Hace
diez días que no se habla de otra cosa que de la "gran noticia" que el
presidente haría en coincidencia con el arribo de su colega chino Hu Jintao.
Aparentemente se trata de inversiones en energía y transportes, aunque
imaginaciones voladas plantearon un préstamo chino de bonos del Tesoro
estadounidense para cancelar la deuda con el FMI. ¿Nace un eje Buenos
Aires-Beijing?
REYES MAGOS
Acostumbrados al discurso de los ´90 según el cual las inversiones
extranjeras y préstamos del mismo origen serían la llave para la felicidad de
los argentinos, muchos medios repitieron la fórmula esta semana. Esta vez los
Reyes Magos vendrían de Beijing: el presidente Hu Jintao sería Melchor, cuando
arribe el 16 de noviembre.
Con tal de no quedarse atrás a la hora de las primicias, algunos comunicadores
arriesgaron la hipótesis de que China aportaría 20 mil millones de dólares en
bonos del Tesoro de EE.UU. para que Argentina saldara sus obligaciones con el
Fondo Monetario. El prestamista se cobraría luego con soja y alimentos.
Esa visión ya se pinchó como una pompa de jabón. Rafael Bielsa, que reemplazó a
su jefe político en la Cumbre del Grupo de Río, hizo declaraciones radiales
poniendo un poco de realismo. El canciller aseguró que el acuerdo con el gigante
asiático no sería de naturaleza financiera sino relativo a inversiones en
materias tales como la energía, el transporte ferroviario y las obras de
infraestructura.
Fuentes del ministerio de Planificación estimaron en 5 mil millones de dólares
lo que podrían invertir los orientales en esos rubros. Uno de los objetivos
sería la reactivación de la mina de hierro de Sierra Grande, en Chubut,
localidad convertida en "fantasma" por las políticas menemistas.
Un diario que no se caracterizó precisamente por la defensa de los recursos
naturales ni de otra índole, tranquilizaba ayer a sus lectores porque "se
trataría de un programa ambicioso, a largo plazo, que no comprometería los
recursos naturales de la Argentina" (La Nación, 6/11).
La llegada de inversiones chinas viene siendo impulsada por Kirchner desde su
viaje a la Gran Muralla a fines de junio. No casualmente en esa oportunidad el
canciller Bielsa debió acudir a la poco diplomática expresión de que el
secretario de Estado adjunto norteamericano, Roger Noriega, lo tenía "harto" con
sus intromisiones en asuntos internos. A mayor acercamiento de Argentina con el
Mercosur y China, más tensión habrá en la relación con EE.UU. Es que el reelecto
George W. Bush se considera dueño de esta región, coto de caza para el ALCA y no
quiere molestas competencias de los hombres de ojos rasgados.
LOS SOCIOS PRINCIPALES
Los posibles acuerdos de inversión y comercio con China han tenido otros
efectos políticos, que trascienden largamente a la economía. Se discute cuál
debe ser el alineamiento político internacional de la Argentina: si soldar la
dependencia con la superpotencia o si hay caminos alternativos en el Mercosur,
que incluyen guiños a la Unión Europea, Rusia y China.
El grueso de las clases dominantes, con sus cámaras empresarias, fundaciones,
medios de comunicación y por supuesto la derecha política, es partidaria de
hacer negocios con todo el mundo pero privilegiar la relación política con
Washington. Incluso más, puestos a opinar sobre las elecciones norteamericanas
se congratularon de la victoria de Bush porque sería el más partidario del libre
comercio y nos habría ayudado en la negociación con el FMI.
El presidente Kirchner y su ministro de Economía admiten en voz baja esa ventaja
en materia comercial pero trabajan con otro libreto: emparejar a Brasil dentro
del Mercosur, participar en diciembre próximo de la unidad de este bloque con la
Comunidad Andina de Naciones –donde talla la Venezuela de Hugo Chávez- y llegar
a acuerdos con otras potencias que disputan la hegemonía a EE.UU. En todo caso,
razonan, así podremos sacar más ventajas de la relación con Washington.
El conflicto entre los dos proyectos se vio esta semana en Mar del Plata donde
deliberó el 40º Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino
(IDEA). La batuta allí la tenían Enrique Pescarmona (IMPSA), Oscar Vicente (Petrobras),
Alfredo Coto (Coto), Luciano Miguens (Sociedad Rural) y otros popes. El
coordinador fue Enrique Szewach, hombre de FIEL ligado al modelo neoliberal.
Los dueños de casa tenían elaborado su programa para presionar a Lavagna: fin
del impuesto al cheque y las retenciones agropecuarias, no más aumentos de
salarios por decreto, defensa de la ley de Riesgos del Trabajo, crítica al fallo
de la Corte que elevó los topes indemnizatorios, etc. La respuesta del jefe de
Hacienda fue tajante: "impuestos distorsivos, ¿quién lo decidió? ¿Ustedes? Pero
ustedes no son toda la sociedad argentina". Los periodistas afines a IDEA se
lamentaron de que al terminar la exposición del ministro, "el amplio salón de
ingreso al auditorio del Hotel Sheraton se convirtió en un hall de caras
largas".
Los del establisment se habían enjetado no sólo por diferencias tácticas
sobre el nivel de impuestos o un par de fallos de la Corte Suprema. Son
militantes del ALCA y les disgusta la llegada de Hu Jintao, la participación de
Bielsa en el Grupo de Río, el arribo del primer barco de Venezuela para ser
reparado en Ensenada y el plan de Petrosur, etc.
LAS ENSOÑACIONES
Naturalmente que al mencionar los tironeos entre Lavagna y los titulares de
grandes empresas no se debe perder de vista que el plan económico actual no
perjudica a éstas. Los verdaderos perjudicados son los asalariados que perciben
bajos haberes pese a la bonanza fiscal pues el superávit a fin de año habrá
rozado los 20 mil millones de pesos. Lavagna agita ante los empresarios que, si
no aumentan los salarios, el PEN lo hará por decreto. Pero se cuida muy bien de
otorgar una mejora similar a los dependientes del Estado.
Justamente esta semana tuvo media sanción el proyecto de Presupuesto Nacional
2005 y -como el anterior y el que vendrá en 2006- no contuvo ninguna pauta de
aumento de salarios para esos trabajadores ni para el universo de jubilados.
Semejante congelamiento tiene que ver con lograr el superávit fiscal
comprometido ante el FMI para pagar los vencimientos de la deuda externa.
También se buscan mayores saldos para poder afrontar los pagos que se harán a
los bonistas privados para salir del default.
Es que el gobierno de Kirchner no desea la confrontación con EE.UU. –estilo
Venezuela- sino un regateo y acuerdo final. Esto último, por otro lado, ha sido
la constante del peronismo desde que el imperio norteamericano arregló sus
asuntos europeos de posguerra a principios de los ´50. El resultado está a la
vista.
En este sentido muchas de las expresiones de nuestra cancillería respecto a la
relación con el Norte son puras ensoñaciones. Bielsa suele razonar que es una
bendición que EE.UU. no se ocupe de nosotros, que es mejor que tenga otras
prioridades atendiendo a las diferencias insalvables que existen entre las dos
partes. Y que, de ese modo, nuestro país podrá ser mejor aliado con la Casa
Blanca respetando los acuerdos existentes.
Esas son políticas de vuelo corto como el de la perdiz. Es verdad que la
superpotencia hoy está obsesionada con Irak; su blanco estratégico parecen ser
China y países del Este como India y la misma Rusia. Pero una vez que considere
encaminados esos conflictos, y desde el inicio del nuevo mandato de Bush el 6 de
enero próximo, agudizará sus líneas imperiales en la región. ¿Alguien duda de
que relanzará el ALCA, recrudecerá el bloqueo contra Cuba, intervendrá
militarmente más en Colombia, buscará la desestabilización de Chávez? En
consecuencia, no se trata de jugar en el bosque mientras el lobo no está. El
animal luce más feroz luego del respaldo mayoritario que tuvo este martes en las
urnas. Como Bush ha dicho que ganó un capital político y que lo quiere usar, la
solución no pasa por decirle que lo utilice en otras regiones y nos deje
tranquilos.
"VIEJA POLÍTICA"
Retomando la vieja política de pontificar sobre las relaciones de EE.UU. con
Argentina, el embajador Lino Gutiérrez evaluó que las mismas son excelentes y se
fortalecerán en el segundo mandato republicano.
Lavagna desea que sea así. Que en el Norte no se tomen muy a pecho sus críticas
recientes al FMI y el Banco Mundial por haberse apartado de sus fines
fundacionales. El ministro envió esta semana todos los papeles a la Comisión de
Valores de EE.UU. para que a mediados de mes comience el canje de los viejos
títulos, según la aceptación de los bonistas. Anteayer cumplió igual trámite
ante los organismos de Alemania y Luxemburgo.
Se supone que si todo marcha bien, a mediados de enero próximo se revelará cuál
fue el porcentaje de acreedores que aceptó la oferta argentina, bastante
mejorada respecto a la anunciada en setiembre del año pasado.
La expresión "vieja política" también fue reflotada esta semana por el
gobernador bonaerense Felipe Solá, para referirse a Hilda "Chiche" de Duhalde.
Así, como comensal de la decadente Mirtha Legrand, justificó su opción por la
senadora Cristina de Kirchner para competir en Buenos Aires. Obvio, la mujer de
Duhalde lo juzgó un "agravio" y recordó que el despreciativo Solá le supo rogar
que lo acompañara en la fórmula gubernativa del distrito. Hoy un amor y mañana
una traición.
El golpe bajo del mandatario tuvo que ver con su mayor alineación con los que
mandan en la Casa Rosada, feliz de haber sido informado de que recibirá un
crédito de 350 millones de dólares del Banco Mundial. Con ese premio estímulo,
propio de la vieja política, Solá embistió contra la ex jefa de las manzaneras.
¿Empezará un nuevo capítulo de fricciones entre los dos referentes máximos del
justicialismo? La pregunta quedó flotando luego que la señora de Duhalde y
varios diputados bonaerenses se abstuvieran o votaran en contra de los
superpoderes para el jefe de Gabinete a la hora de considerar el presupuesto
2005.
La vieja política también se apreció en boca de quienes juran que nada tienen
que ver con esa actividad terrenal. De la disertación del obispo Jorge Casaretto
en la convención de IDEA en Mar del Plata, los medios tomaron su frase más
feliz: "la pobreza tiene un nivel escandaloso". Pero en general omitieron que el
prelado también reclamó para la Iglesia "el manejo de los fondos presupuestarios
previstos para programas de reinserción laboral, por ejemplo el Manos a la Obra
y en la construcción de viviendas que están en la órbita del ministerio de
Planificación".
Si a los políticos tradicionales se suman punteros de sotana, las esperanzas de
renovación habrán quedado tan lejos como la tierra del cielo.
EMILIO MARÍN