El negocio de la quema de residuos tóxicos en Argentina
Jorge Eduardo Rulli
Argenpress
La Población de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, con su
movilización, junta de firmas y un reclamo permanente ha logrado parar el
flagelo que sufren desde la instalación del incinerador.
Desde hace tres meses no se le ha renovado el certificado de aptitud ambiental a
la empresa Marcos Martíni. La ciudad del árbol, como fue en algún momento está
logrando una victoria contra los grandes negociados.
En el año 1995, se instaló este incinerador de residuos tóxicos en el Km 51 de
la ruta 200, donde nace el camino a la Colonia Gutiérrez, y cuyo dueño sería
Marcos Martini y los hermanos Mauro, obteniendo una habilitación municipal por
lo menos equívoca, dado que figuraba como fábrica recicladora de pinturas.
Ocurrió que poco antes, en 1993, el 'patón'Osvaldo Masprone dirigente menemista
local, intentó radicar en Marcos Paz y, también, en un intento turbio y a
espaldas del pueblo, la empresa norteamericana ECOL SA que tenía el respaldo de
María Julia Alzogaray y que fue rechazada por una importante asamblea vecinal.
De manera que, dos años después, con una habilitación mentirosa logró
engañarnos, instalar una empresa similar. Nos informamos de la verdad recién
cuando una publicación medioambiental presidida por Bauzá y, a finales del 95,
hizo público el éxito de la incineración de tóxicos en nuestra ciudad. Desde
entonces hemos luchado sin tregua contra el flagelo del tratamiento pirolítico
de residuos y la contaminación.
En 1997 evitamos que Masprone instalara un repositorio o basurero de tóxicos, en
una cava de varias hectáreas frente a su misma casa, supuestamente dedicada al
enterramiento de las cenizas del Incinerador, pero con capacidad de contener,
también, basuras tóxicas provenientes de diversos puntos del país. En medio de
una gran asamblea de vecinos con las autoridades de la provincia y del municipio
presente, descubrimos y develamos que la empresa MARCOS MARTINI SA había
truchado las fotografías aéreas y los informes ambientales de una manera muy
grosera; cuando ello ocurrió, era el Dr Sonzini Secretario de Política Ambiental
en la provincia, debieron retirar el proyecto y perdió el puesto el inspector
que había avalado los informes.
Desde entonces han pasado muchos años y no hemos abandonado nuestros reclamos,
por la vida, contra el incinerador de Marcos Martini. A finales del Gobierno de
Menem el informe del PROMIN del Ministerio de Salud registra que Marcos Paz es
el municipio de más alta mortalidad infantil de la Provincia. No nos cabe duda
que es el precio de los negocios de Marcos Martini. Estos negocios consisten en
que, las empresas le pagan por incinerar sus residuos y el incinerador debería
devolver las cenizas correspondientes como garantía del trabajo realizado. Estas
cenizas luego deberían ser enterradas en un repositorio especial, que existe en
la zona de Campana - Zárate, y que fue el que en su momento se intentó montar
también en Marcos Paz. Los residuos pueden ser las pinturas residuales de la
empresa Macri, medicamentos vencidos, agrotóxicos y otros productos industriales
que no pueden salir a la venta por diversas razones, objetos requisados en la
Aduana, etc.
Lo que ocurre en realidad es que el productor de estas basuras o deshechos paga
la incineración y un plus para desentenderse de las cenizas respectivas. El
incinerador trabaja más o menos en forma y calentado durante el día, mientras
que en la madrugada, cuando no existe público que lo vea, los hornos trabajan a
pleno pero no a la temperatura correspondiente y por supuesto con menor gasto de
combustible, de tal manera el grueso de las cenizas con metales pesados,
arsénico, cromo, cadmio, se van por la boca de la chimenea y se depositan sobre
una amplia zona que incluye a Mariano Acosta y la ciudad de General Las Heras.
Otras cargas de residuos son directamente desviadas y enterradas en diversos
lugares según se sospecha, tales como tierras privadas en San Vicente o
basurales a cielo abierto, y de esa manera en realidad la empresa industrial
productora de residuos paga por desentenderse de toda responsabilidad por sus
deshechos. El Incinerador cobra, fraudulentamente, su tasa sin gastos. Otra
maniobra bastante común es la de desviar los objetos al mercado local tal como
ha constatado la empresa Jhonson de ceras, que encontró pequeños e improvisados
almacenes en la zona con productos vencidos, por los que ellos habían pagado la
incineración.
Durante años y años esta empresa ha amasado una verdadera fortuna gracias a la
vida, la salud y el deterioro ambiental de Marcos Paz, transformándose en el
Incinerador más grande de la República.
La situación actual es muy delicada porque el Incinerador debía renovar su
certificado de aptitud ambiental ante la Secretaría de Política ambiental de la
Provincia de Buenos Aires, antes del 20 de agosto próximo, y en Marcos Paz
numerosos vecinos juntaron firmas e hicieron campaña para que esta renovación no
le fuera concedida. De hecho, por primera vez, se contó con la simpatía del
nuevo intendente, el Sr Ricardo Curuchet de extracción radical y ex presidente
de los Boy Scout locales. Osvaldo Masprone, responsable de la instalación del
horno y socio encubierto del proyecto de ordenamiento, tiene el cargo de
Secretario de Gobierno del Municipio y aún mantiene muchísimo peso político
gracias al clientelismo, a los planes y, al manejo que se le ha permitido del
sindicato municipal y de la plantilla de trabajadores; pero el pueblo ha ido
tomando importante conciencia acerca de las consecuencias de tener un polo de
incineración, de sus impactos sobre la salud y la relación de la incineración
local sobre los altísimos índices de mortalidad infantil existentes.
Asimismo en esta oportunidad Marcos Paz ha contado con la buena disposición de
las autoridades de la Secretaría de Política Ambiental de la Provincia.
El Secretario Jorge Etcharrán visitó en varias oportunidades el pueblo e
inclusive participó y habló en un acto que se realizó en la Plaza contra el
incinerador de residuos tóxicos. Hasta el momento este funcionario se ha negado
a renovar el certificado de aptitud ambiental de la Empresa de Incineración
Marcos Martini SA y ello significa, en la práctica, y luego de más de tres meses
de agotada la anterior disposición que le permitía mantener el horno encendido,
que un emprendimiento que cambió la historia del pueblo de Marcos Paz, alguna
vez conocido como la ciudad del árbol, que lo transformó en un centro de
incineración de tóxicos bajo la constante amenaza de la contaminación y del
desastre ambiental, tiene, hoy, los días contados.