Argentina: La lucha continúa
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Caleta Olivia
Madres y padres en la cárcel
Este lunes nació Selene, la hija de Hugo Iglesias, uno de los seis
detenidos por reclamar trabajo en Caleta Olivia. La orden del juez llegó tarde y
no pudo presenciar el parto. Estos sufrimientos imborrables forman parte también
de los mensajes que las tres mujeres detenidas escribieron desde el calabozo en
el que llevan encerradas cincuenta días.
"Como no tiene pruebas, lo que hace el juez es tiempo", sostiene Ramón César
Amaya, abogado de las tres mujeres y los tres hombres que están presos en Caleta
Olivia desde hace casi dos meses. Contra el tiempo, justamente, pelean los seis
detenidos: ayer nació Selene, la hija de Hugo Iglesias, a quien recién pudo
conocer tres horas después, porque el magistrado Marcelo Bailaque mandó tarde la
autorización para que presenciara el parto.
Todos los pedidos habían sido presentados temprano. Tanto que a Hugo,en la
comisaría, le habían dado ropa para cambiarse y lo prepararon para salir. Pero
no lo dejaron ir al hospital, donde María -su mujer- y los médicos lo esperaban
para empezar la cesárea. Fue él mismo el que le dijo a su familia por teléfono,
cuando lo llamaron porque se demoraba, que no iba a poder estar porque el juez
no había dado la autorización.
"Fue muy duro, una verdadera tortura psicológica. Son golpes que te dan, pero no
alcanzan para pincharnos", cuenta. Dice que, igualmente, todo salió bien, que
Selene pesó tres kilos y que es hermosa.
"Hoy estoy entre cuatro paredes. Las horas y días son interminables, a la espera
de que llegue el día de visita para ver a mis hijos, los cuales se encuentran
tan angustiados por no poder estar con su madre en casa, como corresponde",
escribió Selva Sánchez en una de las cartas de las presas que se reproducen en
esta nota.
"Si de pronto me preguntan si me arrepiento de la razón por la cual me encuentro
privada de mi libertad, la respuesta es no. Cómo podría arrepentirme de pelear
por lo que yo más amo, que son los dos hijos que la vida me regaló. Porque esta
es la real y verdadera lucha que mantenemos los obreros, tener la fuente laboral
genuina para darles a nuestros hijos una calidad de vida acorde a lo que
cualquier ser humano merece desde el mismo momento que es traído al seno de esta
sociedad", escribió Elsa Orosco en una carta en la que -igual que en las líneas
redactadas por sus dos compañeras de encierro- hablan, palabra por medio, de los
hijos.
"La humillación que me hace padecer esta asociación ilícita que tiene el poder
político junto con el judicial, es el de no poder trabajar para hacerme cargo de
ellos. Me mata día a día la angustia de saber que mi hijo Maximiliano ya fue
llevado de urgencia al hospital por un fuerte dolor en el pecho y que con el
pasar de los minutos se le extendió sobre el lado izquierdo de su cuerpo, donde
fue atendido por profesionales que dieron a conocer la necesidad inmediata de
ser tratado psicológicamente, ya que su estado de nerviosismo podría provocarle
daños físicos o cerebrales irreparables".
"Por otro lado, mi hijo Agustín llora todo el tiempo, sin que nadie pueda
hacerle entender que su madre no está muerta y que pronto va a estar a su lado.
Mi hijo Agustín siempre ha sido una persona simpática, de muy buen humor, dulce,
travieso... Siendo éste, por una cuestión de naturaleza, la alegría de nuestra
casa. Así lo hemos considerado siempre Maxi y yo que de pronto, por capricho de
la naturaleza, somos de carácter más serios y retraídos siendo nuestro `bebé`,
como nosotros le llamamos, el detonador de chistes y bromas que obligadamente
nos hacen reír. Hoy, después de 14 años de profesarles tanto amor, de curarle a
besos sus golpes de alentarlos cuando algo les parecía imposible de hacer, de
enseñarles lo bueno y lo malo, de cuidarlos psicológicamente para que nada les
ocasionara daño... Justo hoy ellos están desamparados y sufriendo por primera
vez todo lo que yo no permití en 14 años. Este es mi sufrimiento. El no poder
estar al lado de ellos, abrazarlos y decirles que los amo como siempre, subirlos
a mis piernas y decirles como siempre: ´Tranquilo mi bebé, mamá está aquí para
cuidarte".
Dicen, en los corrillos judiciales de Caleta, que el juez no sabe cómo salir del
despropósito en el que se metió sin que su nombre, la justicia y el gobierno
provincial salgan heridos. Entonces hace lo único que sabe hacer: tiempo. Y eso
lo vuelve poderoso, porque la desesperación por la falta de libertad crece en
horas, minutos y segundos".
"No entiendo por qué todo tiene que ser tan injusto en este país. Yo, Selva
Sánchez, no voy a perdonar el daño causado a nuestros hijos y no voy a parar
hasta lograr que se haga justicia", sintetizó en la nota, luego de contar
-también ella- de sus hijos. "Su papá hace todo lo posible para contenerlos y
tranquilizarlos ,junto con la abuela, la cual les da cariño y los atiende, pero
a ellos les falta una parte y no aceptan la idea de que hoy mamá no se encuentre
cuando ellos se despiertan. Lo único que le piden a Dios es que mami vuelva a
casa, que a la justicia se les ablande el corazón porque su mami no es
delincuente, lo único que quiso en ese momento era trabajo".
El abogado Amaya denuncia que a los defensores no los dejan participar en las
audiencias de testigos. Las preguntas las tienen que hacer vía el juez, y el
magistrado se reserva el derecho de hacerlas. Además, demora las pruebas de
descargo. "Le pedí que averiguara si hubo merma del crudo durante los días de
las manifestaciones. Y no me da la información porque sabe que con eso se cae el
cargo de delito económico".
Reclama Marcela Costancio, que se define a sí misma como presa política: "Quiero
especialmente hacer este pedido, que todo esto que hoy está sucediendo aquí en
Santa Cruz se divulgue, se sepa en todas partes, de las injusticias cometidas
con las madres que estamos detenidas, la solidaridad de todos aquellos que hoy
sienten la misma impotencia que yo. Solo eso hará reaccionar a este gobierno,
ciego, sordo y mudo".
"A esta falta de justicia en democracia -agrega Elsa- lo único que me queda es
resistir hasta las últimas consecuencias peleando con dignidad el valor de la
vida, porque mis hijos y los hijos de todos ustedes son la vida, el valor más
preciado de cualquier ser humano y obrero".
Selene, la hija de Hugo y María, lleva el nombre de la diosa griega de la luna y
nació un lunes de luna llena. Hugo cree que es un buen indicio porque, ya que es
ateo, si tiene que creer en algo prefiere que sea en los dioses griegos. Ojalá
esta luna nueva ilumine pronto a los seis en libertad.