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Argentina: La lucha contin�a

Panorama Econ�mico
De t�teres y titiriteros

No es responsabilidad del periodista Julio Nudler que esta columna censurada se reproduzca en nuestra p�gina. Es el resultado de una cada vez m�s s�lida, an�nima y solidaria cadena dispuesta a custodiar y fortalecer la libertad de expresi�n. Aqu� reproducimos, entonces, el verdadero quid de la cuesti�n. Y su apellido no Nudler, sino Moroni. El funcionario que quiso ocultar su trayectoria. Y no logr�.

Por Julio Nudler

Para la congoja causada por la reciente muerte del salte�o Roberto Guzm�n hay ahora un triste consuelo: al menos no alcanz� a enterarse del nombramiento de Claudio Moroni al frente de la Sindicatura General de la Naci�n, un hecho quiz� m�s escandaloso aun que la designaci�n de Mart�n P�rez Redrado al frente del Banco Central y de Miguel Pesce en la vicepresidencia. Guzm�n, autor del memorable libro "Saqueo asegurado", fue entre 1994 y 1996 liquidador del Instituto Nacional de Reaseguros, enfrent�ndose desde ese cargo con uno de los sectores m�s corruptos de la Argentina: el del seguro. Pero Guzm�n -nombrado por Domingo Cavallo, que gradualmente pas� a arrepentirse de haber elegido a una persona tan decente e insobornable- no debi� lidiar s�lo contra los aseguradores privados, que pretend�an tener acreencias contra el iNdER por unos 2000 millones de pesos/d�lares, sino tambi�n contra el t�ndem que conduc�a la Superintendencia de Seguros de la Naci�n: Alberto Fern�ndez y su incondicional y apol�tico Moroni. Ellos presionaban para que el IndER "reconociera" una deuda de casi 1200 millones con el sector, cuando Guzm�n (que denominaba a ese delirio "un cut off a la criolla") demostr� fehacientemente que el pasivo a lo sumo llegaba a 500 millones. Frustr� as� uno de los mayores robos contra el Estado. Persona bien educada al fin, cuando debi� dejar su cargo en diciembre de 1995, el actual Jefe de Gabinete del presidente Kirchner se cruz� hasta el Instituto a presentar sus saludos, declarando en ese momento que, luego de haber conducido la SSN desde la asunci�n de Carlos Menem, pensaba dedicarse a la pol�tica.
En ese cometido lo ayud� Alberto Iribarne, patr�n del Justicialismo porte�o. En 1999 Fern�ndez, gracias a su estrecha vinculaci�n con las aseguradoras, la mitad de las cuales pertenec�an a bancos, pudo ocuparse de la financiaci�n de la campa�a del hincha del Taladro. Iribarne fue, precisamente, quien cumpli�, desde la llegada de Eduardo Duhalde a la Presidencia, la encomendada tarea de inutilizar la Sigen, peculiar misi�n en la que luego le ser�a de gran provecho la designaci�n como S�ndica General Adjunta de Alessandra Minnicelli, esposa de Julio De Vido y persona que, seg�n opini�n generalizada en el organismo de contralor, ni siquiera conoce lo m�nimo como para serle �til a su marido el ministro. Pocas semanas atr�s,P�gina/12 constat� que en la p�gina de Internet de la Sindicatura el curr�culum de la se�ora segu�a "en preparaci�n", luego de meses y meses. �Pero es que ni siquiera hab�a presentado su CV para ser designada?
Tras la nota de este diario, alguien se apresur� a subir al sitio los magros antecedentes de la dama. Aunque estos desprop�sitos, absolutamente impropios de una rep�blica, en la que se supone que los servidores p�blicos deben rendir cuentas, provoquen melanc�licas sonrisas, en realidad involucran hechos grav�simos. El bochornoso caso de la c�nyuge de De Vido no es la excepci�n. A ella le asignaron como responsabilidad de s�ndica el Pami. La consecuencia de su intervenci�n, junto con la escasa solvencia t�cnica de Graciela Oca�a -porque en estas cuestiones la honestidad es condici�n necesaria pero no suficiente-, han conducido a que debiera anularse la licitaci�n para la compra de medicamentos para los jubilados. Los experimentados t�cnicos de la Sigen, hoy completamente desmoralizados al ver que todo sigue igual o peor, les advirtieron, ya ocho meses atr�s, que la licitaci�n era un m�todo absolutamente inapropiado para esa finalidad, pero las se�oras no les hicieron caso.
Los resultados est�n a la vista.
La cuesti�n es obvia: fuera del conjunto de la industria, representada por las c�maras que la agrupan, no existe quien pueda garantizar la provisi�n en un d�a, en cualquier rinc�n de la Argentina, de un medicamento a determinar, que a un m�dico se le ocurra prescribirle de pronto a un anciano, el Enalapril para la presi�n, por ejemplo, y que dif�cilmente el afiliado acepte ver sustituido por otra marca.
Consiguientemente, en medicamentos de uso general se present� una sola oferta: la del conjunto de las c�maras. En oncol�gicos ocurri� lo propio, aunque con una segunda oferta de la droguer�a San Javier, pero que no garantizada el abastecimiento en 24 horas. Por tanto, la licitaci�n se cay�, perdi�ndose as� la oportunidad de conseguir que los afiliados paguen menos por sus medicinas, ya que ellos abonan en promedio el 50 por ciento. En una palabra: la irresponsable designaci�n de Minnicelli, inepta para el cargo, terminan pag�ndola los jubilados.
�El presidente Kirchner seguir� ignorando el clamor por su destituci�n y la necesidad de elegir a los funcionarios por su solvencia y no por razones espurias? Los hechos protagonizados por Moroni en la SSN en sus dos gestiones como titular (la inicial sucediendo a Fern�ndez, antes de ser a su vez desplazado en febrero de 1998 por Daniel Di Nucci, hombre del Grupo Juncal, perteneciente a la Banca
Nazionale del Lavoro, con rol protag�nico del sindicalista combativo Armando Cavalieri; la segunda, por obra y gracia de Duhalde, con obvia influencia entre bambalinas de Fern�ndez) son de una gravedad poco usual. El dise��, por ejemplo, un sistema que desampar� totalmente a los pasajeros de medios de transporte. Es, por citar s�lo un caso, el fraude que sufrieron los deudos de los nueve estudiantes muertos el 27 de diciembre de 1996 cuando el micro en que viajaban a Bariloche choc� con un cami�n en el partido de Laprida. Hubo tambi�n muchos heridos, algunos graves, que tampoco vieron un peso. Ello pese a que El R�pido Argentino ten�a contratado el seguro de rigor con La Uruguaya Argentina, LUA. Pero falta un detalle: mientras Moroni no tuvo cargo en la SSN, entre febrero de 1998 y marzo de 2002, fue sucesivamente asesor y directivo �de LUA, precisamente!
Esa compa��a, que en realidad eran dos y ninguna, como corresponde a la enga�osa arquitectura de un timo, fue utilizada por los hermanos Mario y Sergio Cirigliano, que a comienzos de los '90 s�lo eran due�os de las l�neas 61 y 62, para construir su imperio, abarcando en �l Metrov�as, TBA, Transporte Automotor Plaza, las l�neas 36, 141 y 64, adem�s, entre otras tenencias, del subte de R�o de Janeiro. Moroni y Armando Canosa, ex secretario de Transporte, operaron desde el Estado para el progreso empresario de los Cirigliano.
�Se mencion� antes a Daniel Di Nucci? Pues bien: su hermano Luis fue director comercial de LUA Seguros La Porte�a. En verdad, a La Uruguaya Argentina la hab�an fundido, pero utilizaban la sigla LUA para confundir, haciendo creer que era la misma. Cuando el superintendente Juan Pablo Chevallier-Boutell decidi� prohibir que LUA La Porte�a siguiera emitiendo p�lizas a pesar de su insolvencia, Duhalde (es decir, Fern�ndez) lo ech� para poner en su lugar a Moroni, que obviamente no hall� nada malo en que se continuara estafando a los asegurados. Moroni fue quien convirti� al seguro obligatorio en un arma letal contra los transportistas chicos. A fines de 1997 implant� un r�gimen por el cual las p�lizas que estaban forzados a contratar tendr�an una franquicia de 40.000 pesos/d�lares. En la pr�ctica, esto implicaba que los colectiveros deb�an afrontar la gran mayor�a de los siniestros, a pesar de estar asegurados. Incapaces de soportar el pago de las indemnizaciones, recib�an pr�stamos de un sistema de mutuales armado por Moroni. Por ese medio les generaban deudas impagables, que desembocaban en su expropiaci�n.
Fern�ndez se encarg� en su larga gesti�n al frente de la SSN de amparar el ocultamiento que muchas compa��as hac�an en sus balances de los juicios que ten�an entablados en su contra por siniestros, ello para no tener que constituir las reservas de rigor. Protagonistas extremas de estas maniobras fueron las cooperativas Belgrano y Bernardino Rivadavia, que acaparaban el 70 por ciento de los seguros del transporte p�blico de pasajeros. El hundimiento de la primera dej� colgados del pincel 20 mil juicios y otras tantas v�ctimas. Como los transportistas -que se cre�an asegurados- debieron hacer frente a las indemnizaciones, no pocos prefirieron quebrar. Pero los recursos de Moroni eran inagotables: en marzo de 1997 hizo que Menem, con alg�n argumento poderoso, firmase un inconcebible DNyU suspendiendo por 36 meses todas las ejecuciones de sentencias contra transportistas y aseguradoras, independientemente de su situaci�n patrimonial. La mayor�a autom�tica de la Corte Suprema garantizaba estas aberraciones.
Ahora Moroni es el hombre que Kirchner y Fern�ndez presentan a la sociedad como garant�a de que la lucha contra la corrupci�n en el Gobierno es una alta prioridad. �Qu� suponen acerca de la inteligencia de los argentinos? �Creen que este pueblo sigue aceptando el "roban pero hacen"? No: aunque hagan, si roban deben ir presos, hoy, ma�ana, cuando se los pueda condenar. �El t�tere controlar� al titiritero? La Argentina sigue siendo un cambalache.



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