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Argentina: La lucha continúa

Opinión
17 DE OCTUBRE DE 1945

Otra mirada (I)

Elena Luz González Bazan
Argenpress

El 17 de octubre de 1945 marca un proceso de irrupción de la clase obrera y los trabajadores en la vida política nacional.

Aquel día memorable y cubierto por la historiografía nacional a lo ancho y largo de nuestro país, junto al análisis sociológico y político del momento, puso sobre la escena el proceso de confluencia de un amplio espectro social que hasta ese momento, parecía, no tenía participación en la vida política: la clase obrera y los trabajadores.

Los hechos que se sucedieron son como desenlace previo al 17 de esta forma: el entonces coronel Perón, quien concentraba en sus manos la vicepresidencia de la Nación, la Secretaría de Trabajo y Previsión y el ministerio de Guerra es puesto preso en la isla Martín García; previamente había tenido que renunciar a sus cargos.

Además, vale considerar que el tipo de sociedad, del sistema capitalista imperante: tiene una forma de Estado, un lugar donde se conjugan todos los estamentos administrativos y conforman, junto a los factores de poder, la elaboración de un proyecto político, que es la consolidación del sistema de explotación, donde la clase obrera, obreros rurales, trabajadores y campesinos son las clases sociales perjudicadas, a pesar que llevan adelante el proceso productivo y, venden, no sólo su fuerza de trabajo, sino sus conocimientos, y son las perjudicadas en la denominada redistribución de la riqueza.

El Estado imperante que respondía a la oligarquía vacuna era el que justificaba los privilegios sociales: la existencia de la explotación. Esta teoría, en realidad, da por hecho que nada puede ni debe cambiar, hay un designio divino que así lo marca, el rico, rico y el pobre, pobre. Y en esto cabe también, que este pensamiento con fuerte presión religiosa no se basa, únicamente, en el cristianismo, sino que sobrevuela sobre todas las religiones conocidas. A esto hay que sumar la aparición, que viene en ascenso, de una burguesía industrialista que entra en contradicción secundaria con las clases oligárquicas, este fermento social que aparece a la luz de junio y de los actores sociales irrumpe el 17 de octubre.

El 17 de octubre es un momento histórico de movilización de la clase obrera, los trabajadores y el pueblo en general que le tuercen la voluntad y quiebran el poder económico y político al modelo del sistema capitalista reinante. Con la CGT dividida, con sus dirigentes mirando hacia otro lado y no entendiendo el mensaje de las bases, sumergidos en una polémica interna estéril; los trabajadores se movilizaron independientemente de ellos y consiguieron su objetivo, sacar a Perón de Martín García. Las luchas por las reivindicaciones más sentidas de los trabajadores que venían desarrollando durante ese período, más la detención de Perón pasa a ser el detonante de esta gran movilización.

La denominada revolución juniana, producida el 4 junio de 1943, tenía diferencias sobre como Perón se acercaba hacia los trabajadores. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión había, en ese corto período implementado una relación que marcaba cambios importantes en las formas de relacionarse el Estado con los trabajadores y sus representantes y el papel del mismo en esa relación.

Luego de esta digresión volvemos a los días previos al 17 de octubre, cuando Perón es traído desde Martín García por la presión de la movilización que comienza en Tucumán, se extiende a Rosario, se asoma en Córdoba, Salta y en lugares alejados de la Capital, Berisso, La Plata y Ensenada, y explota en el primero y segundo cordón industrial de la provincia de Buenos Aires y en las barriadas obreras de la Capital Federal. Se forma un abanico de movilización obrera que invade en el centro neurálgico del poder oligárquico.

Un conglomerado de gremios y oficios se combinan: carne, comercio, telefónicos, ferroviarios, textiles, calzado, alimentación, gráficos, y la Unión Sindical Argentina entre otros (1).

I.

Desde el campo de la historia, sociología, ciencias políticas y la misma filosofía se le dio un análisis que subsistió durante años, que quedó al margen de los olores, comprensiones y porqués de quienes se movilizaron e hicieron aquel 17 de octubre. Aquel momento de los trabajadores con sus ¨patas en la fuente de Plaza de Mayo¨, fue suficiente y necesario para que aquella masa de obreros y trabajadores fuera catalogada como la escoria de la sociedad. Una asustada burguesía horrorizada, e interpretada hasta la fecha por sus intelectuales progresistas al ver al pueblo en la calle. Ese 'aluvión zoológico' que penetró en todos los análisis de la época y décadas posteriores.

Aquel es un símbolo cultural, octubre caluroso y agobiante mostrará a una masa desprovista de saco y corbata, con torsos desnudos o en mangas de camisa. La fuente francesa fue el lugar de refresco, pantalones arremangados que buscaban mitigar el calor sofocante. Estos hechos son, fundamentales, para entender los cambios que se producirán en el comportamiento social y político con el ascenso del peronismo.

Las clases dominantes disfrutaban no sólo de la Plaza de Mayo a la cual monopolizaban en sus paseos y distracciones, así también la zona de Plaza San Martín, Retiro, la Recoleta, los amplios espacios verdes de la afrancesada y europeizante Capital Federal que era el lugar de su clase, la que tenía grandes extensiones de tierras, era dueña de las vacas y los mejores sembradíos de la Pampa Húmeda, el campo para su producción que realizaban otros y la ciudad para el gozo y la diversión, esa ciudad de arquitectura y edificios símbolos del poder, la belle epoque, los privilegios y la ostentación, más que una clase burguesa, semejanzas con las reminiscencias feudales.

Lugares por donde había pasado la Marcha de la constitución y la Libertad, el 19 de septiembre del 45, fue según los medios nacionales e internacionales, un éxito. El desfile se llevó por Callao para llegar a Plaza Francia, donde los balcones abiertos, derramaban aplausos y vítores. Mientras los diarios, como el Daily Mail de Londres, el New York Times o el Herald Tribune, por nombrar algunos, derramaban cifras y una conducta política ejemplar, las crónicas del momento pintan a su composición social: ¨… ni Bond Street podía haber hecho una exhibición tal de modelos y ni aún Mr. Cochran, el conocido empresario teatral, lograría reunir tantas mujeres bonitas para exhibirlas en una mezcla semejante de pasión política y de alegría¨. Era el lugar de confluencia y un espacio político, que hasta aquí pertenecía a esta clase social: clases medias, media y alta y la denominada oligarquía vacuna o no tanto…

II.

Los torsos desnudos, o apenas cubiertos con una camisa, sin corbata y con pantalones arremangados: son, eran la vergüenza, son, eran los intrusos, son, eran los que no entienden las reglas sociales. Aquellos eran los tiempos de saco y corbata, en pleno verano, porque era el estilo social del hombre y, carteras y guantes para las ¨damas¨, nunca pensar en torsos desnudos, o prendas interiores enarboladas como protesta: ¨Las mujeres que vienen de la zona de tambos, al final de la avenida Beiró, se juntan con las obreras fosforeras del Bajo Flores, en Mercedes y Juan B. Justo, partiendo luego, a las risotadas, en manifestación por la avenida, (…) hacíamos flamear sobre palos de escobas, cañas o mástiles improvisados, nuestros corpiños, enaguas y calzones, como banderas (…) nos miraban horrorizadas algunas copetudas que estaban a la orilla de la vereda, los hombres se sacaban el rancho de paja, reían e imaginaban babosos (…) Raquel, obrera fosforera anarquista de Parque Patricios¨ (Testimonio brindado al autor) (2).