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Medio Oriente

12 de marzo del 2002

"Sólo la justicia pondrá fin a la crisis de derechos humanos en Palestina", afirma una delegación de Amnistía Internacional

Mundo Obrero

Una delegación de AI que ha estado visitando Israel y los territorios ocupados han manifestado que sólo la justicia y un compromiso de respetar los derechos humanos de todas las personas puede poner fin a una crisis fuera de control.
Los delegados, entre los que se encuentra un asesor militar, han declarado que el uso por parte de los israelíes de armas que provocan la destrucción masiva de bienes, bombas guiadas por láser arrojadas desde aviones F-16 y misiles Hellfire tierra-aire disparados desde helicópteros Apache ha hecho que los palestinos que viven en las ciudades vigilen constantemente el cielo con temor. Se han bombardeado y demolido casas e infraestructuras sin respetar las disposiciones del Convenio IV de Ginebra, que prohíbe no sólo los castigos colectivos, sino también la destrucción de bienes salvo cuando las destrucciones sean "absolutamente necesarias" para las operaciones militares.
Los delegados condenaron el uso de granadas que contienen pequeñas flechas en la Franja de Gaza. "Cada granada contiene hasta 5.000 flechas del tamaño de una uña, cada una de ellas capaz de matar. Son totalmente inadecuadas para una de las zonas más densamente pobladas del mundo".
Castigos colectivos
A esto hay que añadir la práctica de numerosas demoliciones de casas, que se han convertido, junto con la clausura de zonas y los controles de carreteras, en parte de una ración diaria de acoso y humillación para los palestinos de los territorios ocupados. Sus resultados son devastadores en un contexto en el que hasta el 48% de la población está sin trabajo y depende de la ayuda de la ONU. "Las zonas de viviendas palestinas que habíamos visitado varias veces durante el último año han sido arrasadas, teóricamente por motivos de seguridad, pero en realidad parece que han sido un castigo colectivo. Es inaceptable que, sin aviso previo y fuera de la legalidad, tanques y excavadoras derriben las casas de centenares de familias, donde viven miles de niños", han declarado los delegados.
Amnistía Internacional ha declarado que la falta de investigación de los homicidios ilegítimos está propiciando la impunidad de los soldados. Ahora, muchos soldados, reclutas y reservistas israelíes están diciendo a su gobierno que no quieren cometer esas violaciones de derechos humanos, y manifiestan que las normas para entablar combate y las órdenes de oficiales superiores han dado lugar a que se matara a palestinos cuando no había ninguna vida en peligro.
"Un soldado nos dijo que las normas para entablar combate en la ciudad donde estaba destinado ordenaban a un soldado matar a una persona que estuviera a punto de prender un cóctel molotov, aunque el soldado estuviera en un puesto fuertemente protegido y no corriera peligro", han declarado los delegados de Amnistía Internacional. Más de 150 reservistas han firmado una declaración en la que manifiestan que no servirán en los territorios ocupados "para expulsar, matar de hambre y humillar a toda una población".
Los delegados han declarado: "Los homicidios intencionados, el trato inhumano y las demoliciones injustificadas de casas son infracciones graves del Convenio IV de Ginebra. La Fuerza de Defensa Israelí, cuya misión declarada subraya "el valor supremo de la vida humana", acepta o incluso ordena actos imperdonables. En el pueblo de Artas, cerca de Belén, unos testigos nos dijeron que el 29 de enero los soldados habían dejado a un hombre herido, Ahmad Ilyas 'Aysh, tendido en el barro, bajo la lluvia, durante más de una hora en plena noche, mientras gritaban a su hermano que se rindiera. No se permitió que nadie se acercara a ayudarlo".
El horror de Jenín
Durante su visita a Jenín, que en diciembre de 2001 estuvo aislada del mundo exterior durante 27 días tras los atentados suicidas con explosivos que causaron la muerte de más de 27 civiles en ciudades israelíes, los delegados visitaron a víctimas de ataques de soldados israelíes que habían disparado indiscriminadamente granadas y balas contra escuelas y zonas residenciales. Durante la clausura de esta ciudad, los pacientes de los pueblos cercanos no puedieron acceder al hospital de Jenín; al menos dos mujeres embarazadas que tuvieron que darse la vuelta perdieron a sus hijos recién nacidos.
Incluso ahora, las barreras y los bloqueos de numerosas carreteras suponen para los palestinos que un viaje de 20 kms puede llevar tres horas por carreteras tortuosas y sin pavimentar. "La libertad de circulación es un derecho cuya violación sufren constantemente todos los palestinos de los territorios ocupados por Israel", han dicho los delegados.
Los delegados también han condenado los ataques armados dirigidos por palestinos contra civiles israelíes. "La Autoridad Palestina debe detener a todos los que hayan planeado o perpetrado ataques armados. Sin embargo, con frecuencia a los detenidos no se les permite el acceso a abogados o familiares, y parece que se les mantiene recluidos fuera de todo marco legal. La justicia para las víctimas de estos grupos sólo se logrará mediante el respeto de los derechos humanos, incluido el derecho a un juicio justo".
Amnistía Internacional reitera su llamamiento a la comunidad internacional para que emprenda acciones y envíe observadores internacionales con un mandato enérgico, transparente y público, encargados de velar por que se respeten el derecho internacional humanitario y los derechos humanos en los territorios ocupados.