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Medio Oriente

26 de julio del 2002

Editorial de Liberación
Horror que no cesa

Liberación

Cada día al abrir los periódicos o sentarse para ver los telenoticieros parece no quedar más lugar que para la rabia y la impotencia. Las imágenes se neutralizan unas a otras para adormecer o eliminar nuestra capacidad de asombro.
El miércoles las primeras planas fueron ocupadas por la foto de una multitud palestina que camino al cementerio levanta en sus brazos el cuerpo inerte de una niña de sólo dos meses víctima, junto a otros ocho niños más, de un ataque aéreo ordenado por Sharon contra un edificio en Gaza donde supuestamente estaba un líder de Hamas.
Mientras tanto a los gobernantes del mundo «libre», desde Bush junior hasta Putin, no les queda más remedio que hipócritamente salir a decir que a Sharon «esta vez se le fue la mano».
Y uno se pregunta -żY las veces anteriores? żY lo que viene sucediendo todos los días desde hace ya más de un año en tierras palestinas ocupadas militarmente? żNo merecería la condena e intervención urgente de los que tienen poder político y militar para parar eso que la Humanidad ha denominado crímenes de guerra y genocidio? - No, porque esta pasividad no es tan impensada.
El avión F16 y el misil (los periódicos dicen israelí pero deberían haber escrito norteamericano) que asesinó a estos niños fue arrojado contra un blanco no militar, y esto tampoco es novedad, forma parte de la carnicería que Israel lanzó (y que no cesa) contra los palestinos tras las ascensión al gobierno de Ariel Sharon, porque para él y quienes le apoyan dentro y fuera del país, todo el pueblo palestino es objetivo militar.
La política de Sharon con el apoyo de Estados Unidos lejos de frenar la resistencia palestina, la multiplica; lejos de detener la violencia entre los dos bandos en pugna, la alimenta. El general como político no existe y considerarle como tal es un absurdo. Él en 25 años de desempeño público únicamente sabe una sola cosa: matar y destruir, porque no tiene ninguna carta más en la manga para intentar resolver «el problema palestino» que esa constante genocidio.
Y en el mundo del revés en que vivimos, los ilustres estadistas del poder único no están dispuestos a pararle la mano «que se le va» a Sharon; les interesa más con su hipócrita política criminal prestarse para golpear a un viejo y acabado Arafat -que pese a todo representa a los palestinos sin patria pero con tumba- que acudir a apagar el fuego. Con su imbecilidad y cálculos mezquinos todos, sin ninguna excepción, han comprado « la medicina de Sharon», aceptando lo que el sionismo más ultra-montano ha fabricado.
Por eso a Estados Unidos, a la Unión Europea y a la mayoría de los gobiernos árabes (que lo único que hacen son floridas e inoperantes declaraciones de solidaridad con los palestinos mientras permiten que siga la masacre) no hacen, ni nada van a hacer, para impedir que prosiga el dominio y la explotación económica israelí en los territorios ocupados, las demoliciones de barrios y ciudades, los cercos de fuego y hambre, o las anunciadas deportaciones de familiares de supuestos terroristas.
Para los centristas europeos, la culpa la tienen los palestinos que con sus acciones terroristas han hecho que «Estados Unidos se alinee con Sharon y bendiga la anexión militar de Cisjordania o que haga la vista gorda a la incesante expansión de los asentamientos israelíes" como escribía esta semana El País de España, vocero de los sectores más atlantistas del PSOE.
Europa tanto como Estados Unidos, -tienen una larga historia de complicidad en la moderna creación del Estado de Israel- ya que los incita desde siempre un hambre insaciable de petróleo y también muchos compromisos más bajo cuerda con los poderosos lobbys judíos que se ocupan sin descanso de financiar las costosas campañas electorales de connotados políticos norteamericanos y europeos y operativos internacionales de desinformación de la opinión pública. En este punto; por decir judíos, que no nos vayan a acusar de racistas, porque de esta forma es como ellos se denominan a sí mismos. Nosotros no estamos inventando nada nuevo, porque así es el patrioterismo que Ariel Sharon y sus huestes han impuesto y que ha servido también en casa para en casa cerrarle la boca y atarle las manos al movimiento antiguerrerista, progresista y democrático israelí.
Con dolor e impotencia, constatamos que no alimentamos ninguna esperanza de una cercana solución para esta tragedia que sigue llenando las páginas de periódicos y de los telediarios, lo único de lo que podemos estar seguros es de la continuidad de la heroica resistencia del pueblo palestino, y en ésto no hay excepciones, no existe pueblo alguno que acepte la legitimación eterna de la opresión y la diáspora.