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Medio Oriente

5 de abril del 2002

Carta abierta a los judíos de EE.UU, vísperas de Pesach (Pascua), 2002
Los refuseniks, los medios, la paz, y Saramago

Assaf Oron
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Ayer me informaron de un fenómeno interesante; una organización judía que apoya la paz, llamada Tikkun, publicó un anuncio apoyándonos, a los refuseniks reservistas israelíes, y fue bombardeada de inmediato con cartas y llamados telefónicos repletos de insultos y amenazas de otros judíos estadounidenses. Lo que es más interesante es que incluso otros judíos que se consideran partidarios de la paz, han denunciado el anuncio de Tikkun, llegando al extremo que algunos miembros del Consejo de Tikkun están renunciando para reducir al mínimo el daño personal que puedan sufrir. Esto me ha entristecido, alarmado, y enfurecido tanto, que aquí me veo utilizando medio día en vísperas de Pascua, para escribir esta larga carta a todos ustedes. Como es mi costumbre, es bastante larga, así que por favor sobrellévenme.
Parece que la mayor parte de los ataques 'civilizados' apuntaban a uno u otro detalle del anuncio de Tikkun. Que sea así no es nada nuevo. Durante los últimos dos meses, desde que publicamos nuestro propio anuncio, he oído y leído tantos argumentos específicos sobre aspectos específicos de nuestro acto. Variaban de la mención de nimios detalles al simple ridículo, y todos y cada uno de ellos podían ser refutados en cosa de minutos. Pero en cuanto los refutas, aparecen nuevos argumentos específicos como si fueran hongos. Es claro que hay algo muy general y no específico detrás de todas esas críticas. Por ello, si me lo permiten, comenzaré por lo general y sólo después me tornaré hacia un par de esos temas específicos.
El tema general es el tema tribal. Una voz muy, muy, fuerte (y en Israel en la actualidad, es la única voz a la que se le permite que sea escuchada en su totalidad) sigue gritando que estamos en una guerra entre dos tribus: una tribu de seres humanos, de pura bondad –los israelíes– y una tribu de infrahumanos, de pura maldad, –los palestinos. Esa voz es tan fuerte que ha logrado llegar a las páginas de opinión del New York Times (William Safire, 24 o 25 de marzo). Para aquellos que consideran que ese cuadro en blanco y negro es algo difícil de creer, la misma voz grita que es una guerra de vida y muerte. Sólo una tribu sobrevivirá, así que incluso si no somos sólo buenos, debemos dejar de lado la moralidad y la conciencia, callarnos y combatir a muerte –o de otra manera, los palestinos nos arrojarán al mar.
¿Suena conocido? A mí sí. Como pequeño, que creció en Israel bajo Golda Meir y Moshe Dayan, todo lo que escuché fue que los árabes son monstruos inhumanos que quieren arrojarnos al mar, comprenden sólo la fuerza, y ya que nuestro maravilloso IDF (el ejército israelí) ganó la Guerra de Seis Días, saben que no deben seguirse metiendo con nosotros –o ya verán. Y, desde luego, debemos quedarnos con los 'Territorios Liberados,' porque no hay nadie con quién hablar. Luego vino la Guerra de Yom Kippur, y para un niño de 7 años, fue la perfecta prueba de que no cabe duda de que los árabes quieren arrojarnos al mar, y qué excelente situación fue para que nuestro glorioso IDF les diera una lección. Oré por que continuara la guerra hasta su fin natural y final –la rendición total de todos los ejércitos árabes. Era demasiado pequeño para evaluar, entonces, cómo terminó realmente la guerra; todos esos alto el fuego y conversaciones eran demasiado complicados y aburridos, muchas más aburridos que una guerra. Y parecía humillante que NOSOTROS debiéramos retirarnos en esos alto el fuego; recuerdo que la reapertura del Canal de Suez fue presentada en nuestros medios de masas como una especie de derrota.
Pasaron unos pocos años y sucedió algo divertido: esos árabes que nos iban a arrojar al mar, vinieron a discutir con nosotros, y a cambio de todo el Sinaí estaban dispuestos a firmar un tratado de paz total. El jefe del estado mayor del IDF (el difunto Motte Gur, que más tarde fue ministro del Partido Laborista) gritó que era un engaño, que no debíamos creerle a Sadat, pero los políticos tuvieron que firmar. Cuando ya era adolescente, fui y protesté contra el retiro del Sinaí. Me parecía extraño que la mayoría de los manifestantes eran judíos ortodoxos. Después de todo, era un asunto puramente lógico: no se podía confiar en los árabes, es lo que nos habían enseñado desde el primer día. Bueno, por suerte para el país, el gobierno y la mayoría de la gente empleaban una lógica diferente, y la paz con Egipto no se perdió.
Pero el paradigma de que nos iban a arrojar al mar encontró inmediatamente nuevos terrenos de actuación. Había una realidad inconveniente en la frontera en el Norte, y aunque las fuerzas al otro lado (palestinos, ¡uf!) se habían ajustado estrictamente a un alto el fuego secreto durante algo como un año eran árabes, y por lo tanto no eran de confianza. Así que nos convencimos de que había que invadir el Líbano y establecer allí un gobierno más amistoso. El cerebro detrás de la invasión fue el ministro de defensa, Ariel Sharon, y Shimon Peres, entonces jefe de la oposición, votó junto con su partido a favor de la invasión. Sólo más tarde, cuando el asunto se estropeó y cuando ya había muchos refuseniks en la cárcel, la principal fuerza de oposición se posicionó en contra de todo el asunto. Para mí, a los 16, también fue un momento crucial. Cuando comprendí que el gobierno me había mentido para venderme esa guerra, pasé de ser "centro-derechista" a "izquierdista". Por desgracia, me ha tomado 20 años más, en un proceso lento y doloroso, para comprender hasta qué punto las mentiras y el autoengaño están arraigados en nuestra percepción colectiva de la realidad.
En todo caso, cuando Peres retiró la mayor parte de nuestras fuerzas del Líbano en 1985, todavía no se podía confiar en los árabes. Y así, para satisfacer nuestra interminable paranoia y sospecha, creamos la perpetua fuente de muerte y crimen irónicamente conocida como "la Zona de Seguridad". Tuvieron que pasar muchos años, correr mucha sangre y haber Cuatro Madres –contra casi todos los políticos, generales, y columnistas –para terminar por extraernos del Líbano. Por ese camino largo y duro, aprendimos que hasta los libaneses son seres humanos cuyos derechos deben ser respetados.
Pero no los palestinos. Porque los palestinos están demasiado dolorosamente cerca, como un hermano rival (y –podría agregar– porque siempre han sido tan débiles), los hemos seleccionado para un tratamiento especial. Al tenerlos bajo nuestro régimen, nos hemos permitido pisotearlos como si fueran basuras, o perros. Lo hemos estado haciendo incluso con nuestros propios ciudadanos palestinos (sobre todo después de 1966), pero hemos perfeccionado nuestro tratamiento en esa extraña tierra de nadie creada en 1967, conocida como los Territorios Ocupados. Allí hemos creado una realidad enteramente alucinógena, en la que los verdaderos humanos, miembros de la Nación de los Amos, podían moverse y asentarse libre y seguramente, mientras que los infrahumanos, la Nación de los Esclavos, eran empujados hacia los rincones, y mantenidos invisibles y controlados bajo nuestras botas del IDF.
Lo sé. He estado allí. Se me enseñó cómo hacerlo, a mediados de los años 80. Cometí, y testimonié realmente, hechos de los que me avergüenzo al recordarlos en la actualidad. Y por suerte para mí, no tuve que ser testigo o hacer algo verdaderamente 'pornográfico,' como les sucedió a algunos amigos míos.
Desde 1987, esa realidad cruel, imposible, antinatural, insultante, en los Territorios, nos ha estado estallando en plena cara. Pero, por nuestra creencia inconmovible en que los palestinos son monstruos que quieren arrojarnos al mar, reaccionamos tratando de mantener lo que hemos creado, a cualquier precio. Esto significaba, desde luego, emplear más y más fuerza, con el resultado natural de que recibíamos de retorno más y más fuerza. Cuando un proceso de paz incipiente y titubeante, trató de progresar a través de toda esta miseria, un factor importante (tal vez EL factor) que lo debilitó y lo vació de contenido fue el interminable temor y sospecha de nuestro establishment hacia El Otro. Para resolver ese temor y sospecha, escogimos el insano camino de exigir el control total del Otro durante todo el proceso. Cuando ese Otro terminó por decidir que lo estábamos timando para despojarlo de su libertad (y porque tenía demasiados desórdenes mentales propios para poder ajustarse a los nuestros), estalló la violencia, y despertó todos nuestros antiguos instintos. Ya los ven, dijimos aliviados, ahí tenemos de nuevo su auténtica imagen. Los árabes quieren arrojarnos al mar. No hay nadie con quien hablar ('ningún socio,' según las palabras de nuestro querido ex Primer Ministro), y sólo entienden la fuerza. Y pasamos a responden de la manera que conocemos y adoramos, con más y más y más fuerza. Esta vez, el resultado fue como apagar un fuego con un bidón de gasolina. Y es el momento en el que me dije, NO, no sigo jugando este juego.
¿Ustedes preguntarán, y qué hay con la amenaza existencial? Bueno, yo les pregunto, ¿No tienen ojos? ¿No ven a nuestros tanques paseándose por las calles palestinas un día sí, otro no? ¿No ven a nuestros helicópteros cerniéndose sobre sus vecindarios escogiendo a qué ventana van a disparar un misil? ¿A qué tipo de necesidad existencial estamos respondiendo al pisotear a los palestinos?
Les oigo decir, la prevención del terror. Déjenme utilizar las maravillosas palabras de mi amigo Ishay Rosen-Zvi: "¿Ustedes están 'combatiendo el terror'? ¡Qué ridículo! ¡El gobierno israelí, con sus políticas de Ocupación, ha convertido a los Territorios en un invernadero para criar el terror!"
Hemos sembrado las semillas, las hemos hecho crecer, las hemos alimentado – y, cuando entonces se derrama nuestra sangre, los políticos de centro-derecha cosechan los beneficios. Por cierto, el terror es el mejor amigo de los políticos derechistas.
¿Y saben qué más? Cuando se trata a millones de personas como infrahumanas durante tanto tiempo, algunas de ellas encontrarán estrategias infrahumanas para defenderse. ¿No es eso lo que los sionistas, y otros revolucionarios judíos argumentaron hace cien años para explicar las dudosas estrategias de supervivencia que los judíos utilizaron en Europa? ¿No fueron nuestros antepasados los que dijeron, "Déjennos vivir como seres humanos, y verán que nos comportaremos como otros seres humanos"?
De eso se trata. Espero que la primera parte de esta carta haya aclarado que no me trago las estupideces de que "nos quieren arrojar al mar". No es más que un autoengaño nuestro. Pero lo que es más importante, no veo tribus. Veo gente, seres humanos. Creo que los palestinos son seres humanos como nosotros. ¿Qué concepto, eh? Y antes de todo lo demás, antes de TODO lo demás, debemos tratarlos como a seres humanos sin pedir nada a cambio. Y no (para todos los obstinados seguidores de Barak), lanzarles un par de migas en las que puedan establecer lamentables bantustanes, totalmente controlados entre nuestros asentamientos y carreteras de circunvalación, creyendo que es un gran acto de 'generosidad,' NO se acerca en nada a una respuesta a esa necesidad básica. Esa necesidad NO es negociable; además, en una demostración perfecta de justicia histórica, es una necesidad vital para la supervivencia de nuestro propio Estado.
Después de eso, y sobre la base de las lecciones de la historia moderna, especialmente la del conflicto árabe-israelí, (como fue descrito brevemente más arriba), creo que los palestinos se calmarán y que la elusiva "Seguridad" y la paz terminarán por sobrevenir (como lo hicieron, a propósito, durante casi dos años completos entre Wye en 1998 y Camp David en el 2000). No tengo una póliza de seguros al respecto (bueno, casi ninguna, excepto la solemne promesa de todo el mundo árabe), pero recuerden – tengo esa noción extraña de que se trata de seres humanos. En todo caso, vemos muy bien actualmente el tipo de póliza de seguros que nos provee el paradigma opuesto.
Mientras tanto, me niego a ser un terrorista en nombre de mi tribu. Porque eso es lo que es: no es una "guerra contra el terror," como nos trata de hacer creer nuestra máquina de propaganda. Es una guerra DE terror, una guerra en la cual, en lugar de la guerrilla y el terror palestinos, empleamos al IDF en dos tipos de terror: Los más visibles son los violentos actos de asesinato y destrucción, aquellos que algunos siguen tratando de justificar como 'actos quirúrgicos de defensa'. El peor tipo de terror es el silencioso, que ha seguido incólume desde 1967 y a través de todo el proceso de Oslo. Es el terror de la Ocupación, de la humillación sobre una base personal y colectiva, de privaciones y robo legalizado, de la alternancia de explotación y hambre. Ésta es la masa del iceberg, el terror que es en sí un invernadero a largo plazo para hacer madurar el contra-terror. Y simplemente me niego a ser un terrorista y un criminal, incluso si toda la tribu me denuncia.
Eso me lleva a mi primer tema específico: ¿Somos , perseguidos y denunciados, nosotros los refuseniks, o gozamos de la maravillosa tolerancia y democracia israelí, y la aprovechamos para crear problemas? Bueno, admito que esto no es todavía ni la URSS ni el Chile de Pinochet, y los judíos por lo menos gozan aquí de una relativa democracia (describirla como vibrante y tolerante sería un craso error, pero ése es un tema completamente diferente; tal vez para otra carta). Primero tengo que señalar que el gobierno y el IDF también aprovechan la imagen de "que nos dejan hablar,' y les es muy útil. En segundo lugar, el establishment, de una manera bastante refinada (con la ayuda generosa y voluntaria de los medios de masas), está silenciándonos efectivamente.
Los medios han decidido, en nuestro nombre, que no hay oposición. Así, una manifestación de 20.000 personas recibe 5 segundos durante la última edición de la noche, y una manifestación de 500 frente a una prisión militar es ignorada por completo. El hecho de que ahora mismo haya cerca de una docena de refuseniks en la cárcel –el número más elevado en veinte años– es ocultado al público israelí. La historia del capitán (de la reserva) Itai Aviv y del sargento (de la reserva) Yair Yeffeth, que exigieron un juicio militar de pleno derecho en el que pudieran probar que la negativa es inocente y que la orden de servir en los Territorios es ilegal, no fue comunicada a nadie con la excepción de una breve mención en las últimas páginas de Haaretz. De manera que el público, por supuesto, no llegó a saber que el IDF evadió la respuesta a esas exigencias, y que Itai Aviv pasará la noche del Seder en la prisión después de una 'audiencia disciplinaria'. Espero que los lectores sean suficientemente inteligentes para saber que si los medios quisieran, esas historias podrían llegar a las primeras planas.
Y a pesar de todo, ustedes siguen escuchando noticias sobre nosotros. Ésa es la palabra clave, SOBRE nosotros. Pero no nos escuchan a nosotros. Ustedes sólo oyen a gente explicando, analizando, sobre todo (en una relación de 99 a 1), atacándonos. Nos hemos convertido en los perfectos personajes para la "hora del odio," contra los que hay que reunificar a la tribu (¿han leído "1984"?) Organizaron mezquinos grupos de "voluntarios" contra nosotros, un alcalde apeló a los gobiernos locales a que no nos contrataran, y un grupo de industriales llamó a los empleadores a despedirnos; todos han conquistado su sitio en el primer plano. Nadie se preocupó de mencionar que son llamamientos abiertamente ilegales (no, se acuerdan de 'la ley' sólo cuando somos nosotros los que la 'violamos'.) Nadie ha tratado de fijar límites a esta 'discusión'. Además, el primer ministro en una de sus raras declaraciones públicas nos culpó a nosotros por la ola de terror (a nosotros, no a sus políticas catastróficas). El jefe del estado mayor del IDF no puede dejar de hablar de nosotros; nos ve como un puñado de instigadores con una agenda oculta. Así, irónicamente, lo único que nos protege de un encarcelamiento en un 'gulag' a largo plazo y de perder nuestros puestos de trabajo es la opinión pública – los focos relativamente grandes de apoyo y simpatía entre sectores clave en el público israelí y, sí, anuncios de apoyo como el publicado por Tikkun. En el instante mismo en el que el gobierno o el IDF piense que se han apagado las luces, y que nadie ve ni se preocupa – encontrarán o inventarán la cláusula 'legal' (los políticos israelíes son expertos en ese juego) y lanzarán a los que ellos piensan que son nuestros 'dirigentes' a la cárcel con largas condenas. Recuerden, incluso el pobre Abie Nathan fue encarcelado durante dos años, sólo porque se atrevió a hablar con gente de la OLP sobre la paz.
Pero eso no es nada, porque cuando nuestro gobierno sienta que existe una situación de 'apagón de luces' – un gran ataque terrorista, un ataque de EE.UU. contra Irak – habrá un horrible baño de sangre en los Territorios, comparado con el cual el año y medio pasado será recordado como un feliz picnic. Y eso me lleva al segundo tema específico, el de la alusión a los nazis.
Algunos lectores pensaron que la forma en la que el anuncio de Tikkun decía "obedeciendo órdenes" era una alusión a la afirmación de los asesinos nazis de que estaban "sólo obedeciendo órdenes". El rabino Lerner ha señalado correctamente a esos lectores, que la ejecución automática de órdenes es una característica de todas las dictaduras, no sólo de la nazi, mientras que la objeción por motivos morales es un signo de democracia. Estoy de acuerdo, pero permítanme ser menos cortés y políticamente correcto. Después de todo, es sólo mi propio país el que se esfuma mientras escribo. ¿Qué pasa? ¿Posee Israel el monopolio exclusivo de etiquetar a todos sus rivales como nazis, y todos los demás tienen que callarse, incluso cuando la realidad comienza a hablar por sí misma?
Los partidos que apoyan la idea esencialmente nazi de deportar a todos los palestinos del país, han formado parte de nuestro Knesset [Parlamento] y de nuestro mapa político 'legítimo' desde 1984. Las recientes encuestas de la opinión pública muestran que un 35% del público judío apoya ahora esa 'solución,' como la llaman a veces. Dirigentes, rabinos, y gente corriente piensan que tienen derecho a apelar abiertamente en los medios de masas a la erradicación de las ciudades palestinas con o sin sus ocupantes. La semana pasada, el general (de la reserva) Effi Eitam, recién salido del ejército, y enteramente dispuesto a tomar la dirección del público religioso y a convertirse en un suplente o en una alternativa a Netanyahu, recibió una primera plana elogiosa en un suplemento de Haaretz. Desplegó su escalofriante ideología, llamando a expulsar a todos los palestinos que no estén dispuestos a permanecer como siervos en Galilea y en Cisjordania, a Jordania, y de Gaza al Sinaí. Y dijo lo siguiente: ¿Por qué debiéramos nosotros, el país más pobre en recursos naturales, soportar el peso de la solución del problema palestino? Bueno, no sé cómo lo ven ustedes, pero yo recuerdo algo de la retórica nazi en ese oscuro período entre la Noche de los Cristales de 1938 y el comienzo de la guerra, cuando los judíos fueron expulsados de Alemania pero no podían encontrar refugio en ninguna otra parte. Cuando veo a un general retirado del IDF, una estrella política naciente, utilizando exactamente la misma retórica nazi en el periódico más 'liberal' de Israel, sin ninguna crítica de su entrevistador o de los editores, se me ponen los pelos de punta.
Pasemos de la escena política a la base. Mi amigo, el capitán (de la reserva) Dan Tamir decidió, hace como un año, negarse a servir en los Territorios, después de reflexionar sobre lo que había hecho, unas pocas semanas antes, como oficial de inteligencia de la reserva de su regimiento; comprendió que había preparado planes para convertir una gran ciudad palestina en un gueto clausurado. Podrán encontrar su declaración completa en nuestro sitio, www.seruv.org.il. Actualmente la vasta mayoría de los palestinos en los Territorios sufren hambre en guetos semejantes; en los días de misericordia en los que se les permite salir a pie o tal vez tomar un taxi, se prohíbe a esos taxis el uso de la mayor parte de los caminos pavimentados en la región.
¿Pero por qué escuchar a un 'izquierdista'? Escuchémoslo viniendo de oficiales superiores del IDF. Uno de los principales comandantes en los Territorios fue citado en Haaretz (25 de enero) diciendo que para prepararse para posibles batallas en los vecindarios urbanos de alta densidad, el IDF debería aprender, si es necesario, cómo el ejército alemán 'operaba' en el Gueto de Varsovia. Una semana más tarde, el reportero confirmó su cita y el hecho de que constituye una opinión ampliamente compartida en el IDF, y continuó defendiéndola moralmente. Un pequeño grupo de personas, incluyéndome a mí, trató de hacer un escándalo por este hecho. Una carta al editor fue publicada en Haaretz. Una carta mucho más dura, que escribí, no fue publicada, y mi solicitud de una discusión telefónica con un redactor jamás recibió respuesta. El tema simplemente se desvaneció. Nadie estaba interesado, ni en Israel ni en la opinión judía en el exterior. ¿Dónde estaban todas esas santas almas, que ahora atacan a Tikkun porque aluden indirectamente al horror nazi, dónde estaban todos cuando un oficial superior del IDF llamó orgullosamente a que, "para derrotar a los palestinos, seamos judeo- nazis"?
En mi carta a Haaretz fui más lejos. Conociendo la mentalidad del IDF y analizando los hechos, concluí que el IDF se estaba preparado operativamente para invadir los campos de refugiados –un crimen de guerra terrible, indefendible– y que mediante esa filtración a la prensa está comenzando a hacer presión sobre el gobierno y a preparar a la opinión pública para la invasión. La carta no fue publicada. Fue enviada el 2 de febrero. Unas semanas más tarde vimos todos los horrores de las invasiones de los campos de refugiados y los sangrientos ataques de venganza que siguieron. ¿Y saben qué? Los generales y coroneles del ejército se dan palmaditas en los hombros, porque esas invasiones "impidieron el terror," y asesinaron sólo a docenas y no a miles. (Nota: en realidad, la razón principal que limitó el baño de sangre, fue la decisión responsable de los 'terroristas' de no convertir los campos en campos de batalla generalizada. Pero eso puede cambiar la próxima vez).
Déjenme terminar esta discusión 'nazi' con la valerosa declaración de José Saramago hace un par de días. En caso de que no hayan oído de ella (no creo que sea posible), visitó Ramala y dijo que la realidad impuesta por Israel en Palestina es un crimen. Un crimen que puede ser comparado con Buchenwald y Auschwitz.
Ahora bien, Saramago no es ningún tonto; sabe que todavía no hay cámaras de gas en los Territorios. Pero sus perspicaces ojos de escritor han percibido que ya vamos por el camino mental que puede llevar en esa dirección. Ese hombre es un auténtico amigo, y un auténtico amigo te dice la triste verdad frente a frente. Por cierto, si alguien se ha hecho un lavado de cerebro total con el resultado de que "es cosa de ellos o nosotros," ¿adónde es llevado en la última instancia?
El grito de Saramago se propone chocarnos, despertarnos frente a lo que realmente hemos hecho de nosotros, a lo que estamos realmente haciendo, y a cómo todo esto podría terminar. En este sentido, está tratando de hacer exactamente lo que nosotros, los refuseniks, tratamos de hacer con nuestra carta, y le agradezco por lo que ha hecho, aunque sus palabras puedan haber sido demasiado duras para mucha gente.
En realidad, tengo pocas esperanzas de que el público israelí vaya a despertar. El público israelí, en su miedo y confusión, ha tomado la decisión (con la ayuda de los políticos y de los medios de masas) de echarse a dormir y de despertarse sólo "cuando todo haya pasado". Pero no pasará, porque mientras nuestra mente duerme, nuestros músculos aumentan la presión mortal, en lugar de hacer lo único que tendría sentido (pero que exige una mente abierta) – que es desengancharse.
¿Van ustedes a unirse al populacho hipócrita que canta canciones de cuna a Israel y se abalanza sobre los refuseniks, contra Tikkun, contra Saramago, para silenciarnos? ¿O van a terminar por tomar su responsabilidad y a ser los verdaderos amigos que Israel necesita ahora – aunque signifique no ser 'simpáticos' hacia Israel por un tiempo?
Mientras ustedes están sentados en la mesa de Seder, por favor recuérdense de la docena de refuseniks que va a pasar este Seder en una prisión militar. Lo que es más importante, por favor recuérdense de las mil personas, tres cuartos de ellas palestinos y un cuarto israelíes, que estaban con nosotros hace un año y que han sido asesinados. La mayor parte podrían haber estado con nosotros, si ustedes y nosotros hubiéramos actuado antes. Ahora hemos actuado, hecho lo poco que podíamos hacer. Por favor piensen en los muchos miles que pronto pueden ser condenados a morir, si ustedes continúan nadando entre dos aguas.
Les deseo unas Fiestas Felices en Libertad.
Por favor, ayúdennos a liberarnos del miedo, del racismo, del odio y de las muertes que producen, Assaf Oron