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Medio Oriente

Otro "kamikaze" palestino estalló en un auto en Jerusalén
Israel refuerza el cerco de Arafat

Un coche bomba estalló la noche de ayer lunes en Jerusalén oeste, mató a su autor e hirió a por lo menos tres personas, mientras que Israel, haciendo oídos sordos a las protestas mundiales, extendió sus operaciones en Cisjordania y reforzó el aislamiento del presidente palestino, Yasser Arafat.

Una ola de indignación cubre la población árabe, en particular en Jordania, Egipto, Libia y Líbano, donde miles de palestinos juraron perpetrar ataques en todo el mundo si Israel atentaba contra Arafat.
Según la Policía, el asaltante, que circulaba en coche, "llevaba un cinturón o una bolsa llena de explosivos con miras a cometer un atentado suicida. Fue detenido en un puesto de control y hubo una explosión".
Este atentado se produjo al día siguiente de un sangriento atentado suicida en Haifa, en el norte de Israel, que costó la vida a 16 israelíes, además de su autor.
En los territorios palestinos y en Jerusalén este, 13 palestinos, nueve de ellos sospechosos de colaborar con Israel, y un israelí murieron.
El presidente de Estados Unidos, Geoge W. Bush, retomó su discurso habitual sobre Medio Oriente, estimando que Arafat debía denunciar el recurso al terrorismo y hacer aplicar el plan Tenet sobre un alto el fuego. También pidió al primer ministro israelí, Ariel Sharon, que "mantenga abierta la vía de la paz".
Paralelamente, las manifestaciones contra Israel y Estados Unidos se multiplicaron en diversas ciudades del mundo árabe, a menudo reprimidas por la Policía, mientras que los ministros de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) reunidos en Kuala Lumpur acusaron al estado judío de arrastrar a la región a una "guerra total".
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para nuevas consultas a puerta cerrada sobre Medio Oriente.
En la primera señal de disonancia en el gobierno israelí desde el viernes, el jefe de la diplomacia, Shimon Peres, llamó a "aflojar el cerco" de Arafat y criticó la estrategia de Sharon, que calificó el domingo al presidente palestino de "enemigo de Israel y del mundo libre".
"Espero que el ejército tome todas las medidas para que el aislamiento de Arafat sea total, pero no tenemos intención" de atentar contra su persona, declaró el ministro de Defensa, Binyamin Ben Eliezer.
El refuerzo del asedio impuesto desde hace cuatro días a Arafat en Ramalá está destinado a impedir que se comunique por teléfono con responsables del brazo armado del Fatah, su movimiento, según el ejército.
Por la noche, tres explosiones fuertes e intensos tiroteos de ametralladoras pesadas se escucharon cerca del asediado cuartel general del presidente Arafat en Ramalá, constató un periodista de la AFP.
Horas antes, el ejército instaló sacos de arena y alambradas de púas en torno al edificio que alberga las oficinas de Arafat, según un responsable palestino. Las reservas de agua del edificio se han agotado.
Unos 35 militantes pacifistas seguían ayer lunes en compañía de Arafat, después de haber pasado la noche en su cuartel general asediado, formando un "escudo humano".
Paralelamente, el Ejército israelí intensificó sus operaciones en Cisjordania. Hizo una incursión en la ciudad autónoma de Tulkarem, que seguía rodeada por los tanques, y avanzó hasta la periferia de Belén.
El alcalde de Tulkarem, Mahmud al Jelad, dijo a la AFP que tanques israelíes apoyados por helicópteros ocuparon totalmente esa ciudad autónoma palestina.
El Ejército, que ocupa igualmente la ciudad de Kalkiliya, llevó a cabo redadas entre la población y destrucciones sistemáticas de la infraestructura de la Autoridad Palestina.
En el campo de refugiados de Tulkarem, palestinos armados mataron a siete palestinos sospechosos de colaboración. Los cuerpos de dos palestinos igualmente acusados de "colaboración" fueron hallados en Kalkiliya, según testigos.
El Ejército israelí mató a tres palestinos en Ramalá. En la franja de Gaza, un palestino de 10 años murió alcanzado por disparos israelíes.
Además, un israelí murió en un ataque del brazo armado del Yihad Islámico en Jerusalén este.
Estas muertes elevan a 1.666 el número de personas que perecieron desde el inicio de la Intifada, en setiembre de 2000, entre ellos 1.229 palestinos y 406 israelíes.
Por otro lado, siete extranjeros y un camarógrafo palestino resultaron heridos por disparos de soldados israelíes, cuando participaban en una manifestación contra las operaciones israelíes en Beit Jalá, cerca de Belén. El Ejército acusó a los manifestantes de haber provocado deliberadamente a los soldados.
En el sector de Ramalá, ocho israelíes resultaron heridos por disparos palestinos, según la radio israelí.
Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, grupo armado cercano al Fatah de Arafat, llamaron ayer lunes a los palestinos a sumarse a sus filas para enfrentar a Israel y por primera vez presentaron a Marwan Barghuthi como su "dirigente".
Barghuthi es el secretario general del Fatah en Cisjordania.
La operación militar israelí levantó una ola de indignación en la población árabe, en particular en Jordania, Egipto, Libia y Líbano, donde miles de palestinos juraron perpetrar ataques en todo el mundo si Israel atentaba contra Arafat.
En El Cairo, una manifestación que reunió a unas 20.000 personas terminó en enfrentamientos con la Policía. Es una de las más importantes y de las más violentas en 18 meses de Intifada. En todo Egipto unas 50.000 personas manifestaron ayer lunes.