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Medio Oriente

17 de abril del 2002

La comunidad internacional

Juan F. Martín Seco
Estrella Digital

Que el lenguaje no es neutral, hace tiempo ya que se sabe. Algunas expresiones constituyen trampas o intentos de justificar lo injustificable. El término "comunidad internacional" se ha puesto de moda. A ella recurre el Imperio y sus virreyes europeos cuando pretenden exculpar sus actividades arbitrarias, y a menudo abusivas, en otros países.
La tan citada comunidad internacional no es ni internacional, ni comunidad. De internacional únicamente tiene el nombre ya que quienes se lo apropian, representan, en el mejor de los casos, un reducido grupo de países; eso sí, son los de mayor riqueza y poder económico. Tampoco está claro lo de "comunidad", pues los lazos que les unen no están fundamentados en la amistad o en la simpatía, en el sentido que emplea esta palabra Max Scheler, sino en el puro interés crematístico.
En nombre de la comunidad internacional se ha masacrado y se continua masacrando al pueblo de Irak. Se la ha invocado para bombardear Kosovo y disculpar los "efectos colaterales". Bajo su bandera y por pura venganza, sangre por sangre, se ha arrasado Afganistán. A la Comunidad Internacional le está permitido violar los derechos humanos que con tanto ardor invoca. Puede condenar a muerte, sin juicio, con un simple "se busca", a quien el Imperio ha señalado como terrorista. Para luchar contra un terrorismo puede convertirse a su vez en terrorista. Ignorar la Convención de Ginebra. Establecer juicios militares, sin garantías y sin las salvaguardias jurídicas mínimas. Secuestrar a quienes los servicios de inteligencia señalan, trasladándoles, como prisioneros, a miles de kilómetros de distancia de sus países, confinarles en campos de concentración, y someterles a vejaciones, interrogatorios, y torturas. Ellos son el "eje del mal" y nosotros la comunidad internacional.
Pero, he aquí que últimamente la Comunidad Internacional ha desaparecido. Ella -presta siempre a echar sobre sus espaldas la ardua labor de restaurar, en cualquier parte del mundo, mediante bombardeos y cañonazos, el orden resquebrajado-, se ha ausentado ante el genocidio ejecutado por Israel contra el pueblo palestino. Declaraciones ambiguas, posiciones equívocas. Europa no cuenta, y se lo están haciendo notar con absoluto desprecio. La postura desairada en que ha quedado el gobierno español y el también español Mr.Pesc, no deja lugar a dudas. Y es que Europa, excepto para el comercio y la moneda, no existe. Existen los países europeos y todos ellos, unos más otros menos, sumisos y aduladores ante el gigante estadounidense.
EEUU sí cuenta, pero en este caso no quiere contar. Bush en el fondo está de parte del carnicero Sharon, y cuando realiza admoniciones para que abandone los territorios ocupados lo hace con la boca pequeña. Continuando la representación, envía a su Secretario de Estado, pero sin prisas y sí con pausa, muchas pausas, con múltiples paradas, casi una ruta turística. El viaje parece orientarse más a lograr la neutralidad de ciertos países árabes que a conseguir que cese la ocupación y la matanza.
Israel ignora todas las resoluciones de la ONU y la comunidad internacional ignora que las ignora. Bush censura mientras tanto a Arafat e incluso le pone condiciones para entrevistarse con su enviado. Le censura en nombre de la democracia. Y en nombre de la democracia, el portavoz de la Casa Blanca respaldaba gozoso el golpe militar de Venezuela.
Detrás de la comunidad internacional se encuentran los intereses económicos, el gas y el petróleo. Y el petróleo ha estado también detrás de la cuartelada venezolana. No es que me caiga especialmente bien Chaves. Más bien lo contrario. Le contemplo con gran desconfianza. Para entenderle, tal vez haya que vivir en un ranchito en Venezuela. En cualquier caso, mayor desconfianza me causa un golpe de Estado de los militares, preparado previamente con una huelga patronal, y que coloca como presidente de gobierno al jefe de los empresarios, al representante de los intereses petroleros.
La comunidad internacional, es decir EEUU, se precipitó en dar la bienvenida a los golpistas venezolanos, y se les han visto las vergüenzas, igual que en nuestro 23 F. Y después dicen que tenemos un antiamericanismo infantil, propio de una postura nostálgica y trasnochada.