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Medio Oriente

23 de diciembre del 2002
Sobre el intento de secuestro de científicos iraquíes

Carta enviada al Defensor del Lector de EL PAIS Barcelona, 6 de Diciembre de 2002
Marcel Coderch Collell

Muy Sr. mío:

En su edición on-line de hoy de las 16:30, y bajo el título "EE.UU. presiona a los inspectores para que convenzan a los científicos iraquíes de que deserten" se informa de las presiones que la administración Bush ejerce sobre Hans Blinx "para que identifiquen a los científicos iraquíes más destacados en la fabricación de armamento y les convenzan para que deserten". Como única referencia de esta información se cita un artículo publicado en el New York Times de la misma fecha.

Pues bien, esta transcripción del referido artículo omite un aspecto fundamental de la información publicada por el NYT. Según se indica en el articulo firmado por Patrick E. Tyler, "algunos oficiales americanos pretenden que las Naciones Unidas ... identifiquen a los científicos y exijan que dejen el país, quizás sin consentimiento del propio científico". Si mal no recuerdo llevarse a alguien en contra de su voluntad tiene un nombre muy preciso: secuestro. De hecho, según el mismo artículo, "se dice que el Sr. Blinx argumenta que las Naciones Unidas no pueden ...

secuestrar a personas en contra de su voluntad". Otro oficial de la administración Bush, más compresivo con la posición de Blinx, dice que "sacar del país a personas en contra de su voluntad es contrario a todo concepto de las Naciones Unidas".

Es decir que lo que según el titular de El País, es una presión a los inspectores para que"convenzan" a los científicos iraquíes a que deserten, en realidad consiste en presiones para que les obliguen a salir del país, "quizás en contra de su voluntad". Una vez transportados a los EE.UU., según el NYT, serían "debriefed" (eufemismo que por lo general encierra todo tipo de presiones psicológicas, sobornos e incluso violencia) por la CIA, para luego ser acomodados en países que quisieran acogerles. Eso sí, si quisieran podrían volver a Irak, donde Saddam les esperaría con los brazos abiertos y un billete directo al pelotón de fusilamiento.

¿Qué grado de fiabilidad pueden tener las declaraciones de alguien a quien se ha secuestrado, se le ha llevado a los EE.UU. donde se le han prometido todo tipo de facilidades si declara lo "correcto", y en caso contrario amenazarle con devolverle a su país de origen, seguramente porque no se ha encontrado ningún país dispuesto a acogerle? Puestos a repetir lo que dice el NYT, por lo menos podrían Uds. tener la decencia de no censurar aquellos aspectos más cercanos a la verdad de las cosas.

Atentamente, Marcel Coderch Collell