VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

25 de Marzo de 2002
Repudio y frustración por visita de George W. Bush a El Salvador

SAN SALVADOR.— Miles de salvadoreños marcharon pacíficamente el domingo en la capital de El Salvador, para protestar por la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien llegó procedente de Lima, donde se entrevistó con el mandatario peruano, Alejandro Toledo, y algunos otros presidentes seleccionados de la región andina.

Las cinco horas de estancia en el país, más alla de la fanfarria con que fue organizada la visita de Bush por el gobierno, el único saldo que dejaron fue la confirmación pública hecha por el inquilino de la Casa Blanca de que Francisco Flores, el presidente salvadoreño, "es un amigo y un aliado", lo cual podría parafrasear aquella pegajosa copla: "le llaman el bien pagao..."
Para el resto de los centroamericanos reunidos con el Emperador yanki solo en el almuerzo quedaron solo promesas. El tema del Tratado de Libre Comercio, aspiración de los citados en San Salvador, no se concretó, entre otras cosas porque Bush no cuenta con el apoyo del Congreso para acelerar su concreción y puesta en marcha.
Los presidentes Alfonso Portillo (Guatemala), Ricardo Maduro (Honduras), Enrique Bolaños (Nicaragua), Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Mireya Moscoso (Panamá) y el primer ministro de Belice, Said Musa, habían sostenido, previamente, un encuentro con el secretario de Estado, Colin Powell, quien recabó nuevamente de ellos su apoyo en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
El tema migratorio, tan importante para la región, fue abordado más como anécdota que como expresión de la voluntad política por parte de la administración republicana de resolverlo y darles un tratamiento justo y sin discriminación.
Según lo previsto, el Emperador norteamericano les dedicó a los presidentes centroamericanos menos de dos horas, pues concluyó su visita a El Salvador a las 3:30 de la tarde y regresó de inmediato a Washington.
La manifestación, reporta la agencia Reuters, fue organizada por el Foro de la Sociedad Civil, que reúne a unas 40 instancias sindicales, universitarias, profesionales, entre otras, que se oponen a un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la nación norteamericana.
Los manifestantes también conmemoraron 22 años del asesinato del arzobispo capitalino, monseñor Oscar Arnulfo Romero, de cuyo crimen se responsabiliza a Roberto D' Abuisson, fundador de la oficialista Alianza Republicana Nacionalista y los escuadrones de la muerte instalados en ese país con la anuencia de Wasghinton.
Margarita Posada, dirigente del Foro, dijo a Reuters, refiriéndose al Tratado de Libre Comercio con que Bush pretende "enamorar" a Centroamérica: "Nos vienen a ofrecer infraestructura vial, modernización de aeropuertos y puertos únicamente para transportar las mercancías de las transnacionales".
El repudio a la presencia de Bush en El Salvador se debe a que "el gobierno de Estados Unidos tiene una factura pendiente con este pueblo (salvadoreño)", señaló Posada, toda vez que, agregó, "fue el que financió la guerra, fue cómplice de 70 000 muertos que puso este pueblo, independientemente del bando que sean, y dentro de esos muertos está monseñor Romero", denunció.
Los manifestantes se congregaron en el monumento al Salvador del Mundo, en el oeste de San Salvador, y partieron hasta reunirse con otros miles de personas en el centro capitalino, donde yacen los restos de Romero.
"USA debe 70 000 muertos", "Bush injusticia infinita" se leía en pancartas que portaban los participantes y que se unieron a otros donde exigían "Legalizar a los inmigrantes" y "Queremos comercio con justicia".
Los actos de protesta culminaron frente a la Catedral Metropolitana de San Salvador, donde descansan los restos de Romero, con la exhibición de varios ataúdes que tenían pintada la bandera de Estados Unidos.
Mientras, 7 000 policías y 4 000 militares salvadoreños, armados con medios antimotines, y un número no informado de agentes de los servicios secretos estadounidenses están desplegados en puntos clave capitalinos y el tráfico aéreo y vehicular es severamente controlado.
Anteriormente, Bush realizó una visita a Lima, Perú, con igual entorno de protestas populares, que duró 17 horas, donde tras entrevistarse con el presidente Alejandro Toledo, sostuvo encuentros la víspera, con los presidentes de Bolivia, Colombia y el vicepresidente de Ecuador, Jorge Quiroga, Andrés Pastrana y Pedro Pinto, y cuyo contenido no se ha divulgado, aunque versiones iniciales señalan que tampoco hubo acuerdos concretos sobre el Tratado de Preferencias Arancelarias Andinas, aún pendiente de aprobación por el Senado norteamericano.
A esta cita con los mandatarios andinos no fue invitado el presidente venezolano, Hugo Chávez, mientras que el presidente ecuatoriano, Gustavo Noboa, prefirió no interrumpir su gira por países asiáticos.