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Latinoamérica

Los jóvenes rebeldes con Fidel

El pasado día 26 de noviembre (1960), un grupo de compañeros de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, sostuvo una conversación con el jefe de la Revolución, Comandante Fidel Castro, para discutir los planes de trabajo de la AJR hasta el 29 de enero. Ofrecemos aquí una versión de la parte de la reunión en la que pretendimos obtener una entrevista exclusiva para los lectores de Mella.
¿Lo conseguimos?
Ustedes juzgarán.
—No, Ravelo ahora no podernos hacer una entrevista para Mella, los compañeros de las cooperativas cañeras están esperando desde hace media hora —explicó el Comandante Fidel Castro.
—Pero Fidel, si ya tenemos aquí el fotógrafo y los taquígrafos, es cosa de unos pocos minutos —insistió Ravelo.
El Comandante Fidel Castro cruzó su brazo sobre el hombro de Ravelo (el director de Mella) y riéndose, mientras miraba hacia el comandante Joel Iglesias, señaló: Joel, yo creía que el viaje lo había cambiado, pero Ravelo está igual que antes, o quizá más "cañonero" que antes.
—Miren compañeros —insistió el Comandante Fidel Castro— ¿qué mejor entrevista para Mella que la discusión que acabamos de tener sobre el trabajo de la AJR, sobre los planes que ustedes van a cumplir de aquí al 28 de enero? Además, mañana en la escalinata hablaré de nuevo sobre el trabajo de los Jóvenes Rebeldes, sobre los brigadistas.
"Podemos hacer esa entrevista en otra ocasión, cuando no me estén esperando otros compañeros, y además hablar entonces sobre los planes para la revista Mella. ¿Cómo va a salir ahora?¿Semanal?"
Ravelo se apresuró a explicar: "Mire Comandante por ahora Mella seguirá saliendo cada dos semanas, pero precisamente tenemos planes para que en el próximo año se convierta en semanario. Un gran semanario para la juventud con más de 100 000 ejemplares de tirada que refleje cómo los jóvenes trabajan y luchan por su Revolución.
"Pero bueno, basta ya, porque si seguimos sale la entrevista y los compañeros del INRA me están esperando —agregó Fidel Castro mientras se levantaba y comenzaba a dar la mano a los presentes— la próxima vez hablaremos con más calma."
El comandante Iglesias, mientras estrechaba la mano de Fidel, le preguntó:
¿Fidel, y por fin va usted a cenar el 24 con los Brigadistas en Pino del Agua? Toda la Dirección Nacional de la AJR cenará allá arriba con los jóvenes que están escalando el Pico.
—Bueno, tú sabes Joel, todavía falta bastante para el 24, pero dime, ¿cómo va a ser esa cena, a qué hora la van a preparar? ¿Van a tener lechón asado? Lo que si van a tener seguro es un frío bárbaro, porque allá arriba hace mucho frío en esta época.
"Si yo no puedo ir el 24 por la noche trataré de ir el 25 para almorzar allí con los brigadistas. ¿Cuántos jóvenes estarán en la Sierra para esos días subiendo el Pico?"
—Sin contar los graduados, los que ya tengan cinco picos —respondió el comandante Joel Iglesias— debemos tener no menos de ocho mil.
—¿Ya terminaron el camino del Oro a Pino del Agua? ¿Cómo está trabajando el bulldózer?
—Bueno el bulldózer se rompió, Fidel, y ahora está paralizado el trabajo en el camino.
—¿Cómo fue eso? ¿Era bueno el tractorista? Quizás lo que tenga sea el filtro. Mira vamos a aprovechar que aquí al lado está Cabré —mientras habla, Fidel va hacia una puerta y solicita que acuda Cabré, en cuanto este llega le informa:
"Cabré estos compañeros son de los Jóvenes Rebeldes, se rompió el bulldózer que le dimos para que hicieran el camino del Oro de Guisa a Pino del Agua. Hay que ver cómo se manda enseguida un mecánico que lo repare.
—¿Dónde está el bulldózer ahora? Pregunta Cabré, mientras extrae una libreta de notas.
Yoel Iglesias le informa en detalles y Cabré anota. El comandante Fidel Castro le insiste: Oye, ese bulldózer hay que repararlo enseguida. Ellos te pagarán el trabajo, dice sonriente, y pregunta entonces: Por cierto, ¿Te pagaron el bulldózer? Porque hay que seguir ese principio.
—Todavía no se lo he cobrado —afirma Cabré— pero ahora lo importante es que funcione y eso lo vamos a resolver enseguida.
Bien. Nos veremos de nuevo antes de noche buena —se despidió el comandante Fidel Castro—, mientras entraba en el salón donde lo esperaban los responsables de las cooperativas cañeras del INRA.

La unidad de la juventud cubana
Ricardo Alarcón
A lo largo de todo el proceso de desarrollo de la Revolución cubana ha habido una polémica, un punto que ha servido para concitar y contraponer criterios divergentes y actitudes opuestas: la posición que se asume ante el problema de la Unidad o la separación de los sectores que luchan por el triunfo del pueblo. Y así, ha habido revolucionarios "unitarios" revolucionarios de verdad, revolucionarios conscientes y "anti-unitarios" o "divisionistas" que se han auto titulado "revolucionarios". Unos, han luchado siempre por agrupar, organizar a todos los revolucionarios, a todos los sectores populares, a todos los hombres humildes y honestos, en la lucha por la defensa y el avance de la Revolución. Los otros, que pretendieron, y a veces todavía pretenden, no agrupar sino separar, no organizar a todo el pueblo sino fortalecer sus "capillitas" privadas, engordar sus intereses particulares y de grupo.
La polémica es vieja, porque no se trata de una mera distinción táctica.
Las banderas de la unión las levanta todo el pueblo, los humildes, los explotados, los obreros y campesinos, que saben que solo cerrando filas, en un solo ejército aguerrido, es posible derrotar a sus poderosos enemigos, a los explotadores imperialistas y sus aliados y servidores nativos. Detrás de la máscara de la división, el sectarismo y el "grupismo", se esconden los grandes intereses enemigos del pueblo: los imperialistas, latifundistas y toda su sucia caterva de agentes y secuaces. La unidad siempre ha conducido y conducirá al triunfo del pueblo sobre sus enemigos, la división siempre ha servido a los fines de la explotación y el vasallaje. (Fragmento)

La AJR es mi esperanza
Con solo 15 años, Ada María Ruano, que está interna en el campamento femenino Clodomira, piensa como toda una mujer:
Lo que más me gusta es escribir, sobre todo de lo que veo y de las lecturas que realizo en la biblioteca de nuestro campamento, dice.
Ada María no tiene padre, por eso cuando alguien le dijo que la Revolución había instalado un centro donde además de recibir instrucción podría adquirir un oficio acudió a las oficinas que tenían los Jóvenes Rebeldes en el Capitolio Nacional.
—A los pocos días me llamaron para que ingresara en este campamento, agrega..
La muchacha nos comunica algo realmente sorpresivo: —Estudio aquí, por mi propia voluntad Dietética, Repostería y Cocina.
Cuando insistimos para que nos explique esa contradicción con su vocación literaria, nos dice:
—Aspiro a tener un hogar y muchos hijos... no creo que nadie prefiera la comida de la calle, antes que la de la casa, hecha con amor y conciencia... eso no quiere decir, desde luego que claudico en mis intenciones de estudiar periodismo.
Luego de hablarnos de las tareas que a diario realiza en el campamento "Clodomira", Ada María Ruano nos comunica un anhelo:
—Quisiera integrar el batallón de disciplina donde se practican marchas y manejo de las armas.
Creo que eso me puede capacitar para defender a mi Patria en caso de agresión.