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Latinoamérica

A la caza de un nuevo socialismo

El cientista político Leo Panitch es conocido internacionalmente como activista social, como militante (en Canadá integra el grupo Reconstruyendo la Izquierda, que él caracteriza como "menos que un partido pero más que un movimiento"), y como un marxista original y creativo. Es también profesor investigador de la Universidad de York en Toronto y miembro de la Sociedad Real de Canadá. Coeditor de la revista anual The Socialist Register, que aparece en Nueva York y Londres, y ha escrito media docena de libros. El último se titula "Renovando el socialismo: democracia, estrategia e imaginación".(1)
Panitch estuvo en Santiago participando en la escuela de verano de los Colectivos de Trabajadores. Al comenzar su intervención rindió homenaje a Salvador Allende como ejemplo de marxista alejado de la ortodoxia y distante de las posiciones socialdemócratas, que encabezó un proceso revolucionario de valor perdurable. Al hablar de socialismo, implicamos una cierta definición, un concepto asumido, ¿cuáles son los rasgos principales de ese concepto?

LEO Panitch, profesor de la Universidad de York de Toronto, Canadá, y autor de varios libros
sobre socialismo.

"Se trata de una sociedad basada en la propiedad común de los medios de producción, distribución, cambio y comunicación. La idea central sería básicamente la democratización de la vida y la materialización de la libertad a través de la propiedad común.
Dentro de esa precisión, hay que entender que existe más de un tipo de socialismo. Históricamente en un sentido más general el socialismo ha adoptado forma de estatismo tanto en la versión socialdemócrata de 'estado de bienestar' como en el socialismo de planificación centralizada e industrialización forzada. Aunque los clásicos del socialismo no abordaron en profundidad lo que debía ser el Estado, la democratización de la vida tiene que ser recuperada en nuestra visión de lo que es el socialismo".
Lo que usted dice obliga a hablar de la relación entre democratización y dictadura del proletariado.
"Pienso que la noción de dictadura del proletariado era más una consigna que un concepto crítico del entendimiento de lo que significaba. Marx utilizó el concepto en su debate con Bakunin, en la idea de su utilización como instrumento durante un corto período después de la revolución. Para Marx no estaba muy claro cuánto debía durar la dictadura del proletariado. No planteó cómo las instituciones de la dictadura del proletariado iban a transformarse o iban a operar en función de la democracia. Si uno quiere ver cómo fue la dictadura del proletariado y cómo funcionó -decía- deben mirar hacia la Comuna de París. Rosa Luxemburgo, cuando estuvo en prisión, escribió un documento criticando a Lenin y a los bolcheviques precisamente por esto. Sin libertad de expresión y asociación, sin libertades individuales, las clases oprimidas no pueden desarrollarse. Esas libertades han sido siempre negadas por las clases opresoras, pero en el socialismo debe ser distinto.
En el hecho la dictadura del proletariado, sin libertades, se convierte en la dictadura de la vanguardia y también, más adelante, en la dictadura de los que están detrás de los escritorios. El concepto de que a través de la dictadura la mayoría se transforma en clase dominante es muy abstracto. Para tener una democracia real no puede haber una dictadura del proletariado. Puede haber una dictadura para el proletariado, pero no por o del proletariado.
En ese sentido, el aporte de Gramsci fue muy importante, aunque al comienzo utilizó el concepto de totalitarismo incluso antes que los fascistas. Sin duda tenía una visión muy amplia y democrática de cómo debía ser la vida al interior del partido, y también de la flexibilidad en la lucha social, en las relaciones con otros sectores".
SOCIALISMO Y LIBERTADES INDIVIDUALES
¿Podría plantearse que el concepto de democratización incluye, junto con los elementos tradicionales, por decirlo así, la idea de participación a todos los niveles y la realización de los derechos humanos?
"El socialismo debe ser capaz de utilizar algunas de las libertades inscritas en la concepción liberal y los derechos obtenidos en la construcción del modelo político liberal. El problema con el 'partido de los liberales' es que a ellos nunca les interesó el problema de la explotación de clases. Sólo una minoría comprendió el problema, una minoría muy pequeña. El socialismo en una perspectiva democrática debe incluir todos esos avances: la competencia en la vida política, la libertad de prensa, de organización, etc. Pero el problema reside en que en la realidad, con el contexto de la lucha de clases y el desarrollo de la revolución surge la tentación de la eficacia, de la necesidad de mantener a todo trance la lucha, lo que lleva a limitar las instituciones democráticas y hasta su supresión de hecho.
Como socialistas hemos prestado muy poca atención a estos temas, que debe incluir el diseño de barreras o elementos que al interior de los procesos revolucionarios ayuden a evitar fenómenos que pueden llevar incluso a formas de oligarquía".
Aceptando que el socialismo ha tenido diversas expresiones históricas y que usted ha esbozado más bien líneas del desarrollo de Occidente, ¿cómo evalúa las experiencias de los "socialismos reales" no occidentales?
"Ciertamente allí ha habido mucha retórica democrática, pero bastantes carencias. Incluso en los nombres de los países se hablaba de 'democracias populares', pero en concreto ha habido una corriente de socialismo que no ha contenido la tradición democrática de manera sustantiva, que ha estado más cerca de la llamada dictadura del proletariado. Lo mismo es válido para Cuba, China, Corea, Vietnam. ¿Podemos decir que esos países han sido o son socialistas? Seguramente en muchos aspectos sí, algunos más que otros. Uno de los problemas del marxismo es que no hemos desarrollado instrumentos o criterios que nos permitan comprender a cabalidad esos regímenes, sistemas y fenómenos sociales. Si eran sistemas socialistas -que probablemente lo eran- o eran sistemas que contenían estructuras sociales de otro tipo y explotación de clases. Hegel dice que el buho de Minerva vuela en la oscuridad. Los mejores análisis de esos sistemas se han hecho a partir de su colapso. Tenemos que reconocer que la historia ha producido regímenes socialistas que se han apartado de la democracia, así como la historia ha producido sistemas capitalistas que se apartaron de la democracia liberal, como la dictadura en Chile y antes los fascismos".
Haciendo una analogía con el tiempo del Manifiesto Comunista, podemos decir que existe un sistema social arrollador -el capitalismo globalizado, antes fue el capitalismo en ascenso- que enfrenta una oposición fragmentada, muy variada, heterogénea, donde predominan movimientos sociales y partidos políticos débiles.
"Comparto esa analogía. El período de la derrota, digamos de 1848, que va desde la derrota del cartismo hasta el surgimiento de los grandes partidos de masas fue largo. Y esos partidos no surgieron de la nada. Fueron producto de diferentes grupos y organizaciones que se fueron acercando, conociendo, fusionando, articulando, hasta converger en organizaciones de masas. Como dice el Manifiesto Comunista la principal tarea de los comunistas no era necesariamente organizar un partido sino transformar el proletariado en una clase. ¿Qué significaba eso? Nada menos que integrarse a un proceso de formación de clase a través del desarrollo de sus capacidades y conciencia, con la participación de los comunistas.
En cuanto a los movimientos sociales, creo que se ha escrito mucho pero no se los ha abordado a fondo desde el punto de vista de su estructura interna, de si tienen vanguardia, de cuál es la relación entre los líderes y la base, de cuán democráticos son, en qué medida dependen del Estado y muchos otros aspectos. En cuanto a la articulación que podrían establecer entre sí y con fuerzas políticas. Creo que el término articulación se usa livianamente.
Actualmente vemos muchas coaliciones y redes -que son muy importantes- pero casi siempre son coaliciones y redes de liderazgos. Líderes que hablan 'en representación de'. Por ejemplo, las mujeres que pocas veces trabajan en la organización concreta de las mujeres. Es evidente que las organizaciones de mujeres, con todos los reparos que pueden hacerse, han contribuido enormemente a producir una verdadera transformación cultural frente a la mujer. Pero también es verdad que no ha tenido un trabajo organizativo a fondo con las mujeres.
Tenemos que superar ese tipo de articulación de meros liderazgos. El proceso que estamos cursando va abrir paso a resultados positivos cuando la nueva clase trabajadora -femenizada- se desarrolle y organice. Eso no implica que las mujeres vayan a perder su identidad, pero los nuevos partidos que surgirán se van a fortalecer con la presencia y actividad de las mujeres dentro de sus organizaciones".
MUJERES Y FEMINISMO
Debería, por lo tanto, producirse en este punto, las mujeres y en otros, un enriquecimiento del marxismo.
"Absolutamente. Pero no hay que exagerar las insuficiencias o negar que muchos de los temas han sido motivo de preocupación desde hace mucho tiempo, incluso en el marxismo clásico. El problema es que los teóricos de los movimientos sociales analizan una caricatura del marxismo. A fines del siglo XIX en el más importante de los partidos socialdemócratas marxistas hubo un profundo debate sobre la situación de la mujer en el que participaron Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Karl Kautsky y otros líderes. Podría decirse que sus ideas no se impusieron como corriente dominante, pero eso no es del todo efectovo ni tampoco que haya sido instrascendente el debate o las otras ideas que triunfaron en el contexto de la época. Ahora han aparecido muchos otros temas de género y el debate parece capitalizado por las feministas. Sea quien sea el que gane los debates en los partidos y movimientos, no se gana solamente en el plano de los argumentos sino a partir de las relaciones existentes entre las fuerzas sociales. Uno de los problemas de los últimos veinte años es que las teorías feministas, que han sido muy importantes, han sido antimarxistas ya sea por desconocimiento de toda una trayectoria de lucha o simplemente por una tendencia interesada hacia la caricatura. Si hacemos el debate dentro del marxismo y no contra el marxismo, hay mejores posibilidades de captar la complejidad de los problemas y encontrar soluciones.
Tenemos que distinguir entre la ideología de los partidos marxistas y el marxismo como instrumento o método de trabajo, como una relación de teoría y práctica. Deberíamos luchar porque los partidos sean más capaces de lo que fueron antes y no transformar el marxismo en una ideología, en el sentido de doctrina estática. Eso que los partidos marxistas hicieron antes, luchando junto al pueblo, pero no podría decirse que lo hicieron en forma distorsionada pero no podría decirse que no lo hicieron. Mujeres que tienen hoy 70 u 80 años, que han sido militantes comunistas, aprendieron conceptos de explotación, de plusvalía, de imperialismo, de lucha de clases, que las mujeres socialdemócratas nunca aprendieron. Esas mujeres comunistas están mejor prepraradas para entender los nuevos fenómenos. Aunque sigan diciendo ¿acaso Stalin fue tan malo? Significa que aprendieron otras cosas, y están capacitadas para entender el capitalismo hoy y el significado de las nuevas luchas".

ROL DE LOS ESTADOS

Lo que usted plantea a propósito de las mujeres, en cuanto temática de este tiempo, parece también aplicable a otros ámbitos, por ejemplo, el problema nacional y el tema religioso.
"En cuanto a la religión, mi impresión es que América Latina es hoy mucho menos religiosa que antes. Ha habido un intenso proceso de secularización, especialmente en los sectores urbanos que también alcanza a muchos católicos. Todo ello no significa negar la importancia que ha tenido la Teología de la Liberación, vigente en el caso de los Sin Tierra de Brasil. Pero los análisis marxistas sobre la religión y el diálogo con los creyentes, siguen siendo válidos en muchos aspectos.
En cuanto a la llamada "cuestión nacional", en América Latina, en Canadá y Estados Unidos existe también el tema de los pueblos originarios o el tema indígena. La respuesta fácil sería decir que apoyamos todas las reivindicaciones de los pueblos originarios, pero eso puede llevarnos muy lejos. En América Latina los Estados que emergieron de la colonización española estructuraron también a las comunidades indígenas dentro de las fronteras y esos pueblos tienen las huellas del Estado nacional. En Canadá cuando se habla de autonomía y de autogobierno de los pueblos indígenas no estamos hablando de un grupo sino de decenas de grupos, con idiomas y perfiles distintos que no están pensando en articularse: tratan de buscar una modernización de sus formas tribales. Y en esas formas tribales no debiéramos ignorar el rol del paternalismo, del sexismo, de los ancianos. Y surgen conflictos: por ejemplo en Canadá si una mujer indígena se casa con un no indígena es excluida de la tribu".
Esta consideración sobre el tema nacional, nos lleva a algo más general. El sentido del Estado nacional es la globalización. Muchos estiman que el Estado nacional está en vías de desaparición, remplazado por una especie de supragobierno de las transnacionales.
"Hace más de diez años que sostengo que la globalización es producto de los Estados. El actor material de la globalización es el Estado.
Sería un grave error pensar que estamos en la última fase del capitalismo. Es una fase marcada por la revolución de los medios de comunicación y consumo y por el proceso de acumulación a escala global. Estas decisiones -globalización, cambios de medios de producción, cambios materiales- están hechos desde el Estado o autorizadas por éste, lo que se aplica también a los Estados del sur. Estados Unidos es la superpotencia, pero los otros Estados siguen existiendo. El procso de globalización se desarrolla en cada Estado del mundo y la interpenetración de las clases internas con las burguesías transnacionales se ha producido en gran escala, configurando un poder ante el cual el Estado reacciona abriendo los mercados. El FMI y el Banco Mundial son organismos formados por Estados, en que Estados Unidos es el más importante, pero no el único. El rol del Estado ha cambiado en la época de la globalización pero no ha disminuido.
La globalización no significa el fin de la identidad nacional ni del Estado nacional"
HERNAN SOTO
(1) "Renewing socialism: Democracy, strategy and imagination" (Westview Press, 2001).