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Latinoamérica

1 de marzo del 2002

Venezuela: Balanceo por el camino

Juana Carrasco, Juventud Rebelde

Las amenazas y la injerencia son cada vez más directas. Fuentes del Departamento de Estado, citadas por el diario The Washington Post, han opinado que si el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, "no arregla pronto" la situación en su país, entonces "no completará su mandato".
El rotativo valora qué "preocupa" a Estados Unidos y cuál es su principal objetivo declarado: "evitar un estancamiento político en Venezuela y, si Chávez se balancea y cae, evitar cualquier deslizamiento desde la democracia".
Los cristales con que mira Washington la situación venezolana apuntan en una sola dirección. Solo ven las huelgas, manifestaciones, declaraciones y acciones de los oligarcas, empresarios, viejos y corruptos políticos, detentadores de la manipulación mediática, y algún que otro sector de los poderosos o de la clase media-alta, y no perciben en lo más mínimo el respaldo del pueblo, que aprecia en su justa importancia las 49 leyes que le benefician, pero que sí son la verdadera "preocupación" de Estados Unidos.
Es evidente que hay un empeño generalizado de considerar y presentar como caótica la situación venezolana y amenazada la democracia. Esa es la cantaleta repetida una y otra vez por los propios medios venezolanos y los internacionales, y así también son las noticias o declaraciones que provienen de los centros de poder estadounidenses.
Ello propiciaría la hipócrita invocación de la llamada Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) —aprobada casualmente el 11 de septiembre pasado—, y tomar quién sabe qué acciones contra Venezuela; pues Richard Boucher, el portavoz del Departamento de Estado, ha sido explícito cuando dijo que Estados Unidos ya había expresado su "preocupación sobre algunas de las acciones que el presidente Chávez, o algunos de sus seguidores, tomaron contra periodistas e instituciones democráticas"; y habló de que "cualquier cambio que ocurra debe ser democrático y constitucional".
Las crisis y el caos pueden ser fabricados. ¿Acaso no se percibe también entre las advertencias de Washington una estimulada invocación al cambio?