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Latinoamérica

El Gobierno y las FARC firman un acuerdo
que prorroga el proceso de diálogo hasta abril

* El acuerdo reclama que la negociación política es la vía para resolver el conflicto armado en Colombia * Guerrilla y Ejecutivo incluirán las cuestiones de los secuestros y los paramilitares en su ronda de diálogo

Al igual que ocurriera hace una semana, el Gobierno y las FARC apuraron las últimas horas para alcanzar un acuerdo que sortea el ultimátum del presidente, Andrés Pastrana. Tras reivindicar que la negociación política es «la única vía para resolver el conflicto armado», ambas partes se comprometen a estudiar un posible cese el fuego y de hostilidades, así como las cuestiones de los secuestros y de los paramilitares. Mientras, la zona de despeje sigue vigente hasta abril. El ultraderechista Alvaro Uribe ha declinado la invitación de ambas partes a una reunión de todos los candidatos a los comicios presidenciales de este año.


GARA | LOS POZOS


El Gobierno de Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron in extremis en la noche del domingo un nuevo acuerdo que salva el actual proceso de diálogo, iniciado hace tres años, y deja sin efecto la amenaza del presidente, Andrés Pastrana, de ordenar la entrada de las tropas del Ejército en la zona de despeje de San Vicente del Caguán.

Cuando faltaban tres horas y 41 minutos para que se cumpliera el último ultimátum de Pastrana a la guerrilla más antigua y potente de América Latina, el comisionado gubernamental para la paz, Camilo Gómez, y el delegado negociador de las FARC, Raúl Reyes, rubricaban con un apretón de manos la firma de un acuerdo, de tres páginas y 12 puntos, que reitera el compromiso de ambas partes, esta vez con fecha puesta del 7 de abril, para comenzar a estudiar una tregua con cese del fuego y hostilidades.
«El proceso de paz requiere un ambiente propicio y sin confrontación armada», y «la salida política negociada es la vía para resolver el conflicto armado en Colombia», rezan los considerandos de lo acordado.
El acuerdo, que se firmó a las 20.19 hora local (02.19 en Euskal Herria), incluye un calendario de trabajo por el que ambas partes se reunirán semanalmente, todos los miércoles, jueves y viernes, hasta esa fecha.
Como contrapartida, el Gobierno prorroga hasta el 10 de abril la vigencia de la zona neutral de 42.139 kilómetros cuadrados para el diálogo, área que ocupan las FARC desde noviembre de 1998.
Como puntos importantes, el nuevo pacto contempla incorporar de forma inmediata los asuntos de los secuestros ­exigencia gubernamental­ y del final de los ataques paramilitares ­reclamación de la guerrilla­, a los dos meses y medio de diálogo, que comenzará mañana.
Las FARC, señala el último punto de los acuerdos, se comprometen «de inmediato a ratificar las instrucciones a todos sus integrantes de no realizar las llamadas pescas milagrosas», eufemismo utilizado para referirse a los secuestros.
Antiguas recomendaciones
Todas las propuestas van «encaminadas a la disminución del conflicto» armado, un propósito que debería incluir el respeto a lo que se conoce como leyes de la guerra, el derecho internacional humanitario o el dejar al margen del conflicto armado a la población civil. Todo ello ya estaba previsto en anteriores acuerdos, así como en las recomendaciones que un grupo de personalidades, a petición de ambas partes, hicieron en setiembre pasado.
Camilo Gómez, en nombre del Ejecutivo de Pastrana, resaltó su esperanza de que esta vez se produzcan resultados concretos, recordó a las FARC detalles para la disminución del conflicto, como el fin de los secuestros, la exclusión de la población civil o la no utilización de bombonas de gas como explosivos. Raúl Reyes, por parte de la guerrilla, confió en «llegar a la fecha fijada con buenos resultados». El acuerdo apuesta por reiniciar las audiencias públicas y la Mesa Redonda, que elaborará un nuevo calendario antes del nuevo plazo de vigencia de la llamada zona de despeje.
Por lo que toca a febrero, y como parte del programa de trabajo acordado el domingo, serán invitados también integrantes de los partidos y movimientos políticos y sociales, así como el Consejo Nacional de Paz. Asimismo, las partes acordaron crear una Comisión de Acompañamiento integrada por los diez «países amigos», que permita verificar regularmente los avances logrados.
Los candidatos presidenciales para suceder a Andrés Pastrana en el período 2002-2006, serán invitados en febrero a la Mesa Nacional de Diálogo y Negociaciones para intercambiar propuestas y opiniones que conlleven al desarrollo del proceso.
El candidato ultraderechista a los comicios de este año Álvaro Uribe Vélez ya ha anunciado su ausencia tras criticar duramente el nuevo acuerdo.
«El cese de hostilidades, incluida la suspensión de secuestros y la liberación de secuestrados, debió ser una condición de aplicación inmediata, porque someter a negociación el cese de hostilidades es como someter a negociación la vida y la libertad de los colombianos», dijo.
«Ojalá se invite a participar en el grupo de países amigos a Estados Unidos para que esté en la línea de la negociación política y no sólo la de la guerra», declaró el izquierdista Luis Eduardo Garzón, que, por contra, celebró la firma del acuerdo.
El favorito en los comicios sí irá
El actual líder en las encuestas, el liberal Horacio Serpa, también celebró el giro al proceso, aunque advirtió de que si la guerrilla se había «comprometido con la paz», tal y como aseguró se desprende de este acuerdo, deberá demostrarlo desde ahora y hasta el 7 de abril.
«El acuerdo crea un camino para la paz, pero, si a partir de mañana siguen los asaltos, los secuestros y las voladuras, lo que se ha avanzado se va a destruir», señaló Serpa, quien añadió que irá al Caguán en «misión de soporte y vigilancia».


De órdagos y cartas sobre la mesa

Dabid LAZKANOITURBURU

En espera de la gran noticia, el encarrilamiento de un verdadero proceso de paz más allá de declaraciones de intenciones, el riesgo de un agravamiento de la guerra diaria en Colombia parece conjurado, de momento, después de que los dos recientes ultimatums del presidente Pastrana ­precedidos de un hostigamiento militar en torno a la zona de despeje­ encendieran la luz roja.

Ahora que el Ejército sigue teniendo vedada hasta abril su entrada en la zona desmilitarizada, surgen las preguntas sobre las razones de los últimos movimientos del todavía presidente.
Sin menospreciar la cintura política y el pragmatismo de la guerrilla, no parece que Pastrana haya logrado mucho más que la reiteración, por parte de aquella, de anteriores compromisos.
Los dientes de sierra ­la exigencia de una tregua unilateral a las FARC y la reivindicación al Gobierno de una negociación con contenidos y sin paramilitares­ siguen ahí.
Hay quien apunta que Pastrana lanzó un órdago y que se ha visto obligado a recular. Hay quien ve presiones de la UE.
Las malas lenguas relacionan los muy recientes golpes militares de las FARC con el final de Los Pozos. Cartas encima de la mesa de una guerrilla que habría mostrado la foto del futuro en caso de que el Ejército hubiera demostrado su nueva «musculatura».

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