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Latinoamérica

Se multiplican los signos de guerra en Colombia

El gobierno bombardea campamentos de la guerrilla de las FARC
Menos de una semana después de la llegada de Alvaro Uribe al poder, los signos de guerra se multiplican en Colombia, donde una ofensiva de la guerrilla que llegó hasta el propio palacio presidencial recibió la réplica de drásticas medidas excepcionales y de bombardeos contra campamentos rebeldes.

En lo que se constituyó en la primera acción militar contra las FARC en este gobierno, la Fuerza Aérea bombardeó siete campamentos insurgentes en varias regiones del país.

Uribe fue recibido con una ofensiva de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que el miércoles pasado, en forma simultánea con su posesión, lanzaron un ataque con granadas de mortero, que dejó 21 muertos en varios puntos de Bogotá y que alcanzó a afectar la Casa de Nariño, sede presidencial.
Un día después las FARC reiteraron a través de su página de internet, un mensaje de mayo pasado en que señalan su disposición de dialogar, bajo la condición de que sean desmilitarizados dos departamentos cocaleros del sur del país, con 117.000 km2, algo inaceptable para la actual administración.
Desde entonces, el gobierno colombiano pasó a la ofensiva, con una serie de medidas destinadas a fortalecer a sus fuerzas militares, preparando de esta manera el diseño del combate a los grupos irregulares.
En la madrugada del lunes, el gobierno decretó el estado de conmoción interior, una figura que le permite tomar medidas excepcionales para el control del orden público, y anunció un impuesto que permitirá recaudar cerca de 800 millones de dólares para aumentar el pie de fuerza en el país.
El mismo lunes, en lo que se constituyó en la primera acción militar contra las FARC en este gobierno, la Fuerza Aérea bombardeó siete campamentos insurgentes en varias regiones del país.
"La Fuerza Aérea detectó varios campamentos, unos siete en total, se llevó a cabo una operación rápida, un ataque masivo en cada uno de las instalaciones y se está tratando de constatar por parte del Ejército el número de bajas, que creemos puede ser grande", dijo el general Héctor Fabio Velasco, al hacer un balance de esta operación.
Todavía no se conocen las medidas que el gobierno tomará específicamente en el tema de orden público dentro de la conmoción interior, aunque la ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, adelantó algo: "habrá necesidad de proceder con una mayor agilidad para poder hacer inspecciones, allanamientos". "Habrá la facultad para las autoridades locales de poder decretar en un momento determinado el toque de queda, restringir la circulación de personas y de vehículos en determinadas horas", señaló.
Dentro de las herramientas de que se está dotando el gobierno para realizar la guerra interna, cuenta igualmente con la posibilidad de utilizar la ayuda militar estadounidense del Plan Colombia para combatir a guerrilleros y paramilitares.
Esta ayuda, calculada en unos 1.300 millones de dólares y que originalmente estaba destinada de manera exclusiva a la lucha antinarcóticos, puede ser utilizada en el conflicto interno gracias a la autorización dada por Washington el pasado 24 de julio.
Estos signos de guerra, de las dos partes, "son anuncios de que lo peor está por venir", opinó el analista de izquierda Alfredo Molano.