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Latinoamérica

13 de agosto del 2002

Bolivia: La deuda externa, el alivio de la deuda y la lucha contra la pobreza

Luis Alberto Echazu
Cuando en nuestro país se vive una realidad de extrema necesidad, en la difusa frontera de la desesperación, esa zona de la que apenas si se puede escapar, por la rendición incondicional que supone la mudanza del discurso y de posiciones "revolucionarias" hacia otras más inofensivas y redituables, o la rebelión abierta, al mismo tiempo que las clases dominantes discuten la manera más eficiente de utilizar los fondos liberados con la benevolencia maligna de quien no se arriesga a matar la gallina de los huevos de oro o a dejarla morir del hambre pura, simple, tan cotidiana y popular entre nosotros -pueblo- como lejana, inconveniente, ajena y antidemocrática para los eternos administradores de la pobreza.
I.- LA DEUDA EXTERNA EN BOLIVIA.
¿ QUE ES LA DEUDA EXTERNA?
La deuda externa es la cantidad de dinero que el Estado boliviano debe a organismos internacionales e instituciones financieras privadas y gobiernos extranjeros por los créditos recibidos. Los préstamos se realizan en monedas internacionales o divisas (dólar norteamericano, marco alemán, yen japonés y otras) y deben pagarse en las mismas monedas.
¿ Por qué y para qué se contratan créditos externos? Se nos ha dicho siempre que nuestro país no tiene ahorro interno para utilizarlo en la inversión y, por lo tanto, los gobiernos se ven en la necesidad de recurrir a los préstamos para poder hacer obras de importancia económica y social. Sin embargo, el pago que se hace por la deuda externa, es un ahorro obligado, y está visto que este ahorro crece día a día, aumentado por los intereses, lo que prueba que existe ahorro interno, y que no beneficia al país sino a los acreedores extranjeros.
¿Quién o quiénes contratan los créditos? Fueron contratados por los gobiernos, y muy pocos recibieron autorización del congreso, sencillamente porque la mayor parte de estos se negociaron por gobiernos militares dictatoriales. Sin embargo la actual democracia, que ya tiene casi 18 años de duración, tampoco consultó al parlamento sobre la conveniencia o inconveniencia de contratar préstamos en el exterior. Si ni siquiera se ha consultado al parlamento, mucho menos al pueblo que, de acuerdo a la democracia, es soberano, aunque esa soberanía sea después delegada a los parlamentarios. Este es el aspecto por el cual se postula, con mucha razón, que la mayor parte de la deuda externa es, en realidad, ilegítima e incluso ilegal.
¿Quién o quiénes pagan la deuda externa? Si el pueblo nada tuvo que ver con la contratación de los créditos externos, y mucho menos con su destino, sí tiene que ver, y mucho, con su pago. En efecto, la deuda externa se paga mediante una partida del presupuesto general de la nación; por lo tanto este gasto se cubre con los ingresos provenientes de los impuestos que paga la población.
Los deudores:
a) El Gobierno Central, los Gobiernos Locales y las Empresas Públicas, b) El Banco Central de Bolivia y lo que fue la Banca Estatal (Banco Minero, Banco Agrícola, Banco del Estado), además de la banca privada con aval público.
Los acreedores:
a)
LOS ACREEDORES OFICIALES, que a su vez pueden ser: LOS ACREEDORES MULTILATERALES. Son los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros. LOS ACREEDORES BILATERALES, que son principalmente los gobiernos de los países que facilitaron recursos a los diversos gobiernos de nuestro país.
b) LOS ACREEDORES PRIVADOS, son: PROVEEDORES de compras a crédito. BANCA PRIVADA INTERNACIONAL, son los grandes bancos extranjeros, principalmente norteamericanos, como el Chase Manhattan Bank, El First National City Bank, El Bank of Amerika, además de otros bancos privados de Alemania, Inglaterra, Japón, y otros países europeos.
El servicio de la deuda externa.- Es el pago que realiza el país a los acreedores, en el que deben distinguirse dos aspectos: Los pagos por las amortizaciones y el pago por los intereses, que deben abonarse en la moneda en la que se contrató el préstamo. Sin embargo el país recauda los impuestos en moneda nacional, constantemente devaluada con relación a otras monedas, especialmente al dólar norteamericano, por lo que se deben comprar divisas, provenientes de las exportaciones, para cumplir con los pagos.
Por esta desvalorización de la moneda nacional, cada año se tiene que destinar mayor cantidad de dinero boliviano para pagar la misma cantidad de dólares; por otra parte, el monto a pagar aumenta por el alza de intereses, esto significa que el monto en dinero boliviano destinado a pagar la deuda externa, debe aumentar todavía mucho más.
El saldo neto de la deuda externa.- El saldo de la deuda externa es la deuda real..
Este saldo es la suma de la deuda por el capital prestado, más los intereses.
II.- LA HISTORIA DE LA DEUDA EXTERNA EN BOLIVIA El primer crédito.- Fue contratado en EE.UU por 2.400.000 dólares el año 1908, ante los banqueros J.P.Morgan para la estabilización del cambio monetario y el establecimiento del patrón oro de la moneda. (Ver gráfico central) Más y más créditos.- A partir de 1908 se contrataron otros créditos, principalmente para la construcción de vías férreas (Quillacollo - Arani, Atocha - La Quiaca, La Paz - Yungas) y obras de alcantarillado de La Paz y Cochabamba.
Desde 1908 hasta 1922 se pagaron 16.5 millones, a un promedio de 1.18 millones anuales y en éste último año debíamos 8.6 millones de dólares. De esta fecha hasta 1931 se contrataron 4 créditos más, principalmente para pagar los anteriores y para la construcción de los tramos ferroviarios Potosí - Sucre y Atocha Villazón.
La deuda externa hasta 1931.- Hasta ése año se pagaron 21.5 millones a un promedio de 18.86 millones por año y se debían 60.3 millones de dólares. Este endeudamiento fue exclusivamente con bancos privados.
¡Mientras el saldo de la deuda creció en seis veces y los pagos en algo mas de ocho, el presupuesto de ingresos de la nación solo se elevó cuatro y media veces! La suspensión de pagos de la deuda en 1931.- El 23 de septiembre de 1931 el gobierno de Daniel Salamanca anunció la suspensión de pagos de la deuda externa por falta de recursos.
La crisis de 1929, que ocasionó la caída del precio del estaño, y los altos intereses fueron la causa principal para tomar dicha medida. Hasta 1957 Bolivia no pagó la deuda externa y no recibió tampoco nuevos créditos; la guerra del Chaco 1932, encontró a Bolivia sin posibilidades de recibir préstamos en el exterior.
La reanudación de pagos de la deuda en 1957.- Recién después de 26 años, una vez firmado el primer acuerdo con el FMI para la estabilización monetaria, el segundo gobierno del MNR, mediante D.S. del 25 de mayo de 1957 dispuso la reanudación de pagos, consolidando un saldo neto de 62 millones de dólares (Ver gráfico central), y estableciendo el nuevo convenio con un nuevo plan de pagos.
La deuda externa de la "revolución nacional" (1952 - 1964).- En éste período el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue bajo y llegó al 1.8%, en cambio el saldo de la deuda creció a un 23.8%, a pesar de haberse recibido en este período la denominada "ayuda" americana por un monto total de 213.8 millones de dólares, a un promedio de 20 millones de dólares anuales.
El saldo de la deuda llegó a 262 millones y el PIB a 724.6 millones de dólares, siendo la deuda el 36% del PIB.
El pago de la deuda creció más que el saldo, a una tasa promedio del 33%; éste pago fue sumamente negativo para el país, ya que estuvo compuesto casi solamente por intereses que fueron el 86% del monto total del pago. En todo el período pagamos un total de 86.3 millones, a un promedio de 7.2 millones de dólares por año. El servicio de la deuda alcanzó al 11% de las exportaciones.
La deuda externa entre 1965 - 1970.- El PIB creció en este período mucho más que en el anterior, a una tasa promedio del 6.2%, resultado principalmente del aumento de los precios de los productos de exportación como el estaño. Sin embargo este crecimiento importante, fue insuficiente para equilibrar el crecimiento del saldo, que creció a una tasa promedio del 12.5%, es decir mas del doble que el crecimiento del PIB: El saldo se incrementó a 524 millones de dólares (50% del PIB). Los pagos totalizaron en el período 94.3 millones, a un promedio de 15.6 millones de dólares anuales, y crecieron a un promedio del 61.6% anual, que es cinco veces mayor al crecimiento del saldo neto y diez veces mayor que el crecimiento del PIB.
Los pagos de la deuda alcanzaron al 15.2% de las exportaciones.- La tasa de interés promedio, por el contrario, se redujo con relación al período movimientista y alcanzó el 1.9%.
La deuda externa de la dictadura de Banzer.- En este período la deuda creció mucho más que en el resto, además se contrataron principalmente créditos de la banca privada internacional, con elevados intereses y plazos cortos de amortización; todo esto a pesar de que el país recibió montos importantes por las exportaciones, que tuvieron precios elevados. El saldo de la deuda creció a 1799 millones de dólares, a un ritmo del 17% frente a un crecimiento del PIB de solo 5.2%. Se recibieron 1.750 millones en desembolsos y se pagaron solo 785 millones, a un promedio de 98.1 millones anuales. En este período se recibió mucho dinero y se pagó menos, aunque estos pagos aumentaron de 31 millones en 1971 a 204 millones en 1978. Los pagos se acumularon para el futuro y se hicieron cada vez más pesados. En 1977 se recibieron como desembolsos 422 millones de dólares, el monto más alto de la historia hasta 1998, lo que muestra el respaldo que recibió ése gobierno de los organismos financieros, de la banca privada internacional y del gobierno de EE.UU. Los pagos de la deuda llegaron al 22% de las exportaciones y el interés de 4.2% fue mucho mayor que en los otros períodos.
Los enormes montos de la deuda fueron mal invertidos, en obras mal planificadas, con sobreprecios, y en muchos casos sirvieron para aumentar fortunas particulares. La deuda en 1978 representaba el 94% del PIB, porcentaje muy superior a todos los demás períodos, lo que demuestra un endeudamiento excesivo que comprometió el futuro del país.
La deuda en el período previo a la crisis (1979 - 1982).- El período banzerista dejó ya un saldo muy elevado de la deuda, sin embargo, en estos cuatro años posteriores, siguió creciendo. El saldo se elevó hasta los 2.803 millones, casi 1000 millones más que al final del período anterior.
Los pagos totales fueron de 1.135 millones, a un promedio de 283.7 millones anuales, y los desembolsos fueron de 1.352 millones de dólares. Sin embargo en 1982, cuando se inicia el período democrático los pagos fueron mayores a los desembolsos en 74 millones de dólares, lo que muestra que los créditos empezaban a rebajar, pero no así los pagos, que representaron el 31% de las exportaciones, además de que la mayor parte era pago de intereses.
En este período, y en especial en los años 1980 y 1981, los precios de los productos de exportación alcanzaron niveles elevados, como ejemplo podemos citar al estaño, cuyo precio llegó en 1980 a 7.6 dólares la libra fina; hoy ese precio es de 2.3 dólares. La plata alcanzó los 21 dólares la onza troy hoy su precio es de 5.5 dólares.
Nada de esto sirvió para equilibrar la economía boliviana cuyo PIB cayó hasta cifras negativas del 3.9% en 1982, a pesar del aumento de las exportaciones. En abril de 1981 el gobierno de García Meza renegoció la deuda con la banca privada internacional. Como resultado se tiene un aumento considerable de ésta, porque se capitalizaron los intereses y, al nuevo monto así obtenido, se aumentaron mayores intereses. La deuda alcanzó los 2.803 millones, frente a un PIB que solo alcanzó a 1.800 millones de dólares. Esto quiere decir que el país debía en ese año una y media veces más que su producción anual.
La crisis de la deuda externa (1983 - 1985).- Bolivia retornó a la democracia en octubre de 1982. El nuevo gobierno recibió una economía en crisis y con una deuda externa mayor al PIB.
Todo indica que los gobernantes no percibieron la gravedad de la situación, pues ofrecieron superarla en 90 días.
Es en este período cuando el país debe hacer los pagos más elevados de toda la historia por la deuda externa. Entre 1983 y 1985 se pagó un total de 921 millones y se recibieron como desembolsos 366 millones, lo que da como resultado una transferencia al exterior de 555 millones de dólares en solo 3 años. Es importante señalar que en estos 3 años se pago mucho más que en 8 años del gobierno de Banzer. De los 921 millones, 519 fueron solo intereses, más que el pago a la amortización del capital que fue de 402 millones. Esto quiere decir que, a pesar de pagar más de 900, la deuda disminuyó solo en 402 millones de dólares.
En 1983 se pagaron 343 millones, el monto más alto de la historia hasta 1998, cuando se abonaron 355 millones de dólares. Estos pagos equivalen al 41% de todas las exportaciones en ése año.
La tasa de interés que cobraron efectivamente los bancos privados alcanzó al 16.7%, semejante salida de divisas ocasionó una aguda escasez que generó la devaluación de la moneda nacional y la hiperinflación. La pérdida del salario real fue del 51% en solo tres años. La deuda subió en 1985, a 3.294 millones de dólares, que es mucho más que el PIB.
La deuda externa del neoliberalismo (1986 - 2000).- A partir de agosto de 1985 comienza en Bolivia un nuevo modelo económico y social, basado en el control del déficit fiscal, la liberalización y apertura económica y la privatización de las empresas públicas. La renegociación de la deuda externa y un acuerdo entre el FMI y los distintos acreedores, fueron también fundamentales para el modelo.
Desde 1986 hasta la fecha los sucesivos gobiernos neoliberales han asistido a 8 rondas del Club de París, donde se renegocia la deuda bilateral; además, desde 1989 hasta 1993 se ha re- comprado la deuda a la banca privada. Entre todas estas negociaciones, hasta 2.000, se condonaron alrededor de 3.950 millones de dólares y, a pesar de todo esto, la deuda y su pago son en la actualidad una carga insoportable para el país.
Es importante señalar algunos hechos que son poco conocidos y por tal motivo se tiene de ellos una idea equivocada.
La recompra de la deuda a la banca privada ha sido mostrada como si el país hubiera obtenido prácticamente el perdón de unos 700 millones de éstas instituciones, porque ese valor ha sido recomprado en el mercado secundario por unos 75 millones, es decir que cada dólar de deuda se ha cambiado por 11 centavos de; además estos 75 millones fueron donados por países europeos. Así vistas las cosas pareciera que efectivamente el país ha recibido de regalo 700 millones de dólares.
La realidad es sin embargo más compleja, resulta que desde 1971 hasta 1998, la banca privada internacional desembolsó efectivamente 1.247.8 millones, y recibió como pago 1.138.9 millones, esto quiere decir que el país ya ha pagado el 93% de esta deuda. La deuda al capital sería entonces de 109 millones de dólares y no de 700.
En realidad este último monto es el resultado de los mecanismos propios de la deuda externa.
Tenemos entre estos: Los intereses variables, que aumentaron del 3 al 21% (7 veces entre 1971 y 1981); por otra parte tenemos las renegociaciones, como la de abril de 1981 durante el gobierno de García Meza por la que la deuda de unos 380 millones se convirtió en 600 por la capitalización de intereses. Todos estos mecanismos "inflaron" la deuda hasta generar intereses de casi 600 millones de dólares anuales.
Finalmente tenemos que, a la deuda verdadera de unos 109 millones, se deben restar los 75 pagados por la recompra. Ahora el panorama resulta más claro y se puede percibir que en realidad los banqueros no perdieron, como parecía, los 700 millones de dólares.
La negociación de la deuda bilateral con la Argentina fue otro caso que se debe analizar. Bolivia debía a este país alrededor de 700 millones, y a su vez la Argentina debía a Bolivia cerca de 300. Por un convenio estas dos deudas se anularon. Así parecería que Bolivia ganó 400 millones de dólares o que la Argentina los perdió o los regaló a Bolivia. El gobierno pintó así las cosas.
Lo cierto es que fue un excelente negocio para La Argentina cuya deuda con Bolivia era por la compra de energía (gas natural); por el contrario, la deuda de Bolivia con la Argentina era principalmente por armamento, equipo y asesoramiento militar al gobierno de García Meza, tanto para el golpe militar de julio de 1980 como para su represivo gobierno. Además hace parte de esta deuda, la compra de los carritos Hanne y la maquinaria agrícola de Puerto Norte que, como es de conocimiento público, fue un escandaloso negociado porque en realidad era chatarra inservible.
Resulta entonces que Bolivia condonó a la Argentina una deuda por energía, que sirvió para su industria, y Argentina condonó una deuda por maquinaria inservible y armamento que sirvió para reprimir y masacrar al pueblo de Bolivia.
En todo este período neoliberal la deuda contratada subió a un ritmo del 4% frente al 3.1% de aumento del PIB. De 1986 a 2.000, se recibió un fuerte apoyo financiero de 4.959.9 millones de desembolsos.
Se pagaron 3.805.2 millones, a un promedio de 256.7 anuales; la deuda a diciembre de 2.000 era de 4.460.5 millones, es decir 1.166 millones de dólares más que en 1985 y representa el 53% del PIB. Sin embargo en 1998, los desembolsos fueron de 307 millones, monto menor a los 388.8 millones de dólares de pagos que hizo el país.
En el gráfico central observamos la evolución de la D.E. en diferentes períodos, con las referencias más importantes de hechos sobresalientes tanto en el ámbito internacional como nacional, que nos permiten analizar y relacionarlos para obtener así una visión panorámica del problema.
III.- DEUDA LEGÍTIMA E ILEGÍTIMA ENTRE 1971 Y 2.000 Consideramos deuda legítima la contratada por gobiernos democráticos, a diferencia de aquella ilegítima que fue contratada por gobiernos de facto; ésta última deuda no solo careció del control del parlamento, y mucho menos del pueblo, sino que sirvió en muchos de los casos para reprimir y negar los legítimos derechos del pueblo boliviano. Esta deuda no debiera ser reconocida por el Estado, ni tampoco exigida por los acreedores.
RESUMEN DE DESEMBOLSOS LEGÍTIMOS E ILEGÍTIMOS, 1971 - 2.000 TOTAL DESEMBOLSOS LEGITIMOS 5.756 Millones de dólares 68.3 % TOTAL DESEMBOLSOS ILEGÍTIMOS 2.672 Millones de dólares 31.7 % Fuente : Elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia.
TOTAL SERVICIO DE LA DEUDA 6.646.5 Millones de dólares TOTAL DESEMBOLSOS LEGÍTIMOS5. 756.0 Millones de Dólares SALDO 890.5 Millones de dólares Fuente : Elaboración propia con datos del Banco Central de Bolivia.
Tenemos entonces que los pagos totales que ha realizado el país entre 1971 y 2.000 a todos los acreedores ES MAYOR EN CASI 900 MILLONES DE DÓLARES A LOS DESEMBOLSOS LEGÍTIMOS EN EL MISMO PERÍODO.
Esto quiere decir que el país ha pagado ya, con intereses incluidos (los 890.5 millones de dólares) toda la deuda externa legítima, y por lo tanto la misma debiera ser total y absolutamente cancelada.
Sin embargo es necesario señalar que la propia deuda legítima, es decir la contratada por gobiernos democráticos (la mayor parte de los cuáles son neoliberales), ha servido para ejecutar políticas antipopulares que han enajenado el patrimonio industrial y de servicios en beneficio de empresas transnacionales (la capitalización y la privatización de la seguridad social a largo plazo). Han profundizado el desempleo y la pobreza más extrema.
Aún esta deuda "legítima" tiene muy poco de eso, es decir de legitimidad, porque tanto su contratación como su utilización están íntimamente asociadas a presiones y condicionamientos del FMI y el BM así como a la corrupción más desenfrenada de gobernantes, políticos y empresarios corruptos.
Por todo esto nuestra posición, que es compartida por un poderoso y creciente movimiento mundial, es la condonación total y definitiva de la deuda externa de los países pobres, dentro de los cuales está Bolivia.
Los fundamentos para señalar esto son los siguientes:
a)
Los desembolsos de la deuda se han utilizado, la mayor parte de las veces, para el enriquecimiento de las clases dominantes, civiles y militares, y los miembros de sus partidos políticos; y otras para la compra de armamento utilizado para reprimir y atormentar al pueblo b) El pago de la deuda ocasiona, junto a otros factores, el hambre, la miseria, el desempleo y el desamparo de amplios sectores sociales; es un obstáculo para el crecimiento económico, aún en términos del capitalismo dependiente, y mucho más para un verdadero desarrollo económico y social independiente y justo.
c) La deuda externa, su contratación, desembolsos, y los procesos de reprogramación y renegociación de las cuotas en mora, son instrumentos de opresión, sojuzgamiento e intromisión política descarada.
d) A pesar de todo lo dicho, con grandes sufrimientos del pueblo, Bolivia ha pagado ya, el 76.3% del monto total desembolsado entre 1971 y 2.000, incluyendo en él, el 91% del monto total desembolsado por la banca privada internacional. Estos porcentajes incluyen los pagos de la deuda ilegítima.
e) El pueblo boliviano, en una gran consulta popular realizada en 1986, se pronunció mayoritariamente contra el pago de la deuda externa y por su total anulación.
IV.- EL PROGRAMA DE ALIVIO DE LA DEUDA - HIPC Como se ha visto, la deuda, y sobre todo los pagos que hace el país, son tan grandes, que son un obstáculo para el desarrollo. Basta señalar que los pagos en 1998, fueron el 75% de toda la inversión pública en ese año. El endeudamiento de muchos países pobres agudiza la pobreza extrema, la marginalidad y la desocupación que ya llegan a límites intolerables.
Tan cierto es esto, que hasta los organismos internacionales tuvieron que aceptar esta realidad y, presionados por movimientos mundiales tales como el del Jubileo 2.000 de la Iglesia Católica, que postula para este año la condonación de la deuda externa de todos los países pobres, han iniciado el denominado Programa de Alivio de la Deuda Externa de los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC por sus siglas en inglés) De acuerdo al BM y al FMI: "En lo que respecta a Bolivia, los principales objetivos consisten en completar el proceso de capitalización de las empresas públicas y continuar el proceso de fortalecimiento de la supervisión del sector financiero. Otros elementos clave del programa boliviano consisten en mejorar la gestión pública a través de reformas judiciales y aduaneras, poner en marcha un diálogo social con respecto a la reforma del mercado de trabajo y adoptar medidas fiscales encaminadas a absorber los costos iniciales de la reforma jubilatoria de 1996." El documento es claro. Señala que se debe completar la capitalización de las empresas públicas, es decir desnacionalizar completamente nuestra economía. El "fortalecimiento de la supervisión del sector financiero" debe traducirse como la continuación del respaldo financiero a los bancos quebrados y demás negocios de los banqueros.
El diálogo social para la reforma del mercado de trabajo es nada más que una falsa promesa ¿Qué dialogo es posible, cuando es el parlamento el que decide y decidirá la aplicación de todas y cada una de las "recomendaciones" del BM y del FMI? Finalmente las medidas para absorber la reforma de pensiones significan incremento de impuestos a la población. Los condicionamientos para acceder al alivio son tales que no hacen sino profundizar la pobreza y la desocupación.
El BM y el FMI examinaron la situación de 10 países para determinar si cumplen los "requisitos" para recibir asistencia, y ocho de ellos alcanzaron el "punto de decisión". Los países en cuestión son: en África: Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Malí, Mozambique, Senegal y Uganda; en América del Sur: Bolivia y Guyana. Como se puede observar, 8 de los 10 países son de África y dos de Sudamérica. Todos son, sin duda de los países más pobres del planeta, y la situación de Bolivia es peor que la de los países africanos.
La insostenible situación de la deuda externa boliviana, principalmente en lo que respecta a su saldo y en especial al peligro de incumplimiento de su servicio, desembocaron en la inclusión de Bolivia al HIPC.
El 10 de septiembre de 1997 el Directorio Ejecutivo del FMI decidió que Bolivia había alcanzado el "punto de decisión" de la iniciativa HIPC, y que cumplía las condiciones para recibir asistencia excepcional a fin de reducir la carga de la deuda a niveles viables; el BM llegó a una decisión similar el 9 de septiembre de 1997. Por otra parte se acordó que el "punto de culminación" sea en septiembre de 1998.
Examinando la interpretación de lo que debe ser una deuda externa "sustentable" está muy claro que se trata de una deuda que pueda pagarse cumplida y regularmente, no otra cosa significa la comparación con el monto de las exportaciones. En realidad, para el sistema financiero internacional, las exportaciones de los deudores, deben observarse exclusivamente con el objeto de pagar su deuda.
El factor más importante para lograr la asistencia completa en el marco de la Iniciativa a todos los países habilitados, seguirá siendo los progresos que logren en la aplicación de programas de reforma respaldados por el FMI y la AIF. Los países habilitados que alcanzaron sus respectivos "puntos de decisión" han completado por lo general períodos de tres años, durante los cuales han establecido un historial de ajustes y reformas.
No se trata entonces solamente de aplicar los programas de ajuste. Es preciso mostrar y acreditar todo un historial de los mismos, durante los últimos tres años, para lograr alcanzar los denominados "puntos de decisión". Pero, la cosa no termina ahí, pues también para alcanzar el "punto de culminación" los países deben acreditar un historial de aplicación de ajustes y reformas de otros tres años.
Ya conocemos los efectos devastadores de los programas de ajuste y por ello resulta contradictorio plantear un alivio, al mismo tiempo que la continuación de medidas que provocan por el contrario agravar la desocupación, el hambre y la miseria, es decir mayores cargas y sufrimientos para el pueblo.
Tan pobre e insuficiente ha sido la aplicación de este programa, que dejó insatisfechos incluso a sus creadores. Para Bolivia el programa de alivio HIPC I, significó en 1997, 25.3 millones y 25.9 millones de dólares en 1998. Estos últimos han servido para que la balanza de pagos no sea deficitaria; éstos montos son tan pequeños, por no decir ridículos, que representan tan solo el 7% de los pagos que el país realizó en 1998. En 1999, el alivio ha superado los 70 millones de dólares. En el 2.000 han sido 74 millones de dólares.
Movilizaciones en Europa, así como en diversas ciudades del mundo han posibilitado una nueva versión del programa de alivio de la deuda. Se trata del HIPC II. Esta vez los países beneficiados serán 41, la mayoría del África y Bolivia, Guyana, Nicaragua y Honduras. El monto del alivio se acerca en total a 100.000 millones. Para Bolivia éste será de 1.300 millones en 15 años, lo que representa anualmente alrededor de 85 millones de dólares.
V.- LOS FONDOS LIBERADOS Y LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Los fondos liberados por el programa de alivio de la deuda externa (HIPC I y II), deben servir para la lucha contra la pobreza. El hecho de instaurar un programa de este tipo está ratificando el aumento de la pobreza en general y de la pobreza extrema en particular.
El gobierno actual ya tiene aprobado, en el presupuesto de la gestión 2001, el programa de lucha contra la pobreza con sus cuatro pilares en el cual, desde luego, se incluyen los fondos liberados, que se pretende invertir de acuerdo a su conocida política.
Sin embargo, la desconfianza del pueblo y de la sociedad civil en el uso adecuado de estos recursos es por demás justificable. La corrupción generalizada en todos los niveles del aparato del Estado, ha hecho que importantes sectores, así como instituciones, planteen no solo el control social en el uso de estos fondos, sino que se ha llegado a fundamentar incluso la posibilidad de que sean manejados por instituciones de la propia sociedad civil, ajenas al poder político.
Es importante señalar que los fondos liberados alcanzaron, gracias a la movilización social tanto en el país (en la campaña jubileo 2.000 de la Iglesia Católica se recabaron en 1999 mas de 400.000 firmas de respaldo a la condonación de la deuda), como en el exterior, un monto de 85 millones de dólares. Este fondo representa el 17% de la inversión pública ejecutada en 1999.
Es importante la participación del pueblo y de sus organizaciones en el control social del uso de estos recursos. No podemos permitir que estos fondos se desvíen y diluyan en la corrupta burocracia política, o que se utilicen para favorecer a los eternos beneficiarios del poder y de los privilegios.
El poder político ha rechazado - como no podía ser de otra manera - la propuesta de los fondos de contra-valor, administrados por organizaciones populares y en cambio, en el famoso diálogo nacional, ha decidido que estos recursos se repartirán a los municipios, y dentro de ellos se dará prioridad a los más pobres. Al propio tiempo es fundamental el control social en el nuevo endeudamiento, para impedir que se repitan políticas y prácticas del pasado. Para lograr estos objetivos es preciso primero tomar conocimiento y conciencia del problema de la deuda externa, del programa de alivio y sus alcances, así como de los fondos liberados y el programa de la lucha contra la pobreza del gobierno. A este respecto es importante señalar que en este programa y sus cuatro pilares, está totalmente ausente una política de creación de empleo productivo y de recuperación económica de la industria y producción nacionales. Es posible lograr Mayores recursos para los municipios pobres, si estos se incorporan a la lucha por el control social y la participación en la toma de decisiones en el uso de los recursos liberados del pago de la deuda externa. Finalmente señalemos que el gobierno pretendió ligar estos fondos al traspaso o municipalización de la salud y la educación, pretensión que fue rechazada por un extenso movimiento social. La situación económica actual muestra que ni siquiera la inversión regular está garantizada, mucho menos lo estará la ejecución de los montos adicionales del alivio que deben salir del propio presupuesto, es decir de las recaudaciones del TGN. Lo más probable es que este alivio no sea en realidad sino otro chasco y engaño a nuestro pueblo.



ALBERTO ECHAZU, EX RECTOR DE LA UNIVERSIDAD SIGLO XX DE LLALAGUA, DOCENTE E INVESTIGADOR