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Latinoamérica

5 de junio de 2002
La negra historia de la Cuarta Frontera

Arsenio Rodríguez
La negra historia intervencionista de los EE.UU. en América Latina y el Caribe tuvo una larga y violenta etapa en Centroamérica, región denominada como la Cuarta Frontera del imperio, donde los intereses de la oligarquía nacional se fundieron a los de los norteamericanos y se fusionaron con los militares, creándose así las condiciones para la implantación de dictaduras castrenses, tal y como fue analizado por la Mesa Redonda Informativa de ayer por un grupo de conocidos especialistas de la región.

Desde 1901, con la ocupación de Nicaragua por parte de los EE.UU., se inicia una serie de intervenciones en la región que llegan hasta fecha reciente en lo que ha sido una constante, mientras que se subvierten por otra parte a los gobiernos que no sean del gusto del imperialismo.
Guatemala es un ejemplo de toda esta política imperial, donde las masacres de los campesinos y obreros fueron una constante, hasta la llegada de Jacobo Arbenz, quien finalmente será derrocado por desarrollar una reforma agraria que afectaba a la oligarquía terrateniente local y a las empresas norteamericanas propietarias de tierra.
Los desgobiernos militares se sucederán en esta nación centroamericana hasta la década del 80, algo parecido sucede en El Salvador, así como en Honduras, mientras que en Nicaragua se mantendrá la dictadura de Anastasio Somoza y sus descendientes, con un alto costo de muertos para cada uno de estos países, en especial para Guatemala, donde se calcula que fueron unos 200 000.
Los periodistas Orlando Oramas, de Granma; Reinaldo Taladrid y Eduardo Dimas, de la Televisión Cubana; Rogelio Polanco, director de Juventud Rebelde; Lázaro Barredo, y José Luis Méndez, investigador del MININT, participaron en la segunda parte de esta Mesa dedicada al tema Estados Unidos y el terrorismo en América Latina, que tuvo la habitual conducción de Randy Alonso.
Centroamérica continúa teniendo un peso específico muy importante para los Estados Unidos, tal y como se demostró en el debate de los especialistas, donde se destacó cómo la guerrilla se desarrollará, aunque la estrategia contrainsurgente golpeará a los patriotas..
Un nuevo ímpetu a la lucha guerrillera lo constituyó el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979 en Nicaragua, a pesar de la política intervencionista norteamericana, que fue abierta y directa en Centroamérica con el gobierno de Ronald Reagan, suministrando todo tipo de ayuda ilegal para destruir al gobierno sandinista y a otros movimientos insurgentes.
Los métodos utilizados por Washington para mantener en el poder a sus aliados en Centroamérica fueron varios, entre ellos los tristes Escuadrones de la Muerte, que forman parte de la historia negra de la región, constituyendo estructuras militares dirigidas por los propios mandos militares locales y al servicio de las dictaduras y las oligarquías.
Mucho tuvo que ver con todo este proceso la existencia de la Escuela de las Américas, surgida en 1946, pero que desde 1961 pasó a ser uno de los pilares de la formación de militares de la región. Se recordó en el debate que incluso hasta el presidente William Clinton pidió disculpas a los centroamericanos por las masacres y la relación que tuvo su país con las dictaduras, aunque esto no fue más que una expresión demagógica respecto a la infame presencia norteamericana.
Esta estrategia contempla la vinculación de la mafia miamense con los servicios de inteligencia norteamericanos y del propio gobierno imperialista, no estando sus agentes en la región ajenos de los crímenes cometidos contra internacionalistas cubanos y de los planes de atentados contra nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Entre otras, se recordó las invasiones de Granada y Panamá, por parte de los Estados Unidos, en lo que fue una injustificada y criminal acción contra una pequeña isla caribeña y una no mayor república centroamericana, verdaderos crímenes contra civiles.
Otras formas de intervención se han ensayado y se mantienen en toda América Latina, ya sea con la excusa de la lucha contra el narcotráfico, o ahora contra el terrorismo, en fin, nuevos métodos con iguales objetivos de mantener su hegemonía en lo que siguen considerando su patio trasero.
El hecho más reciente y que responde a toda esta estrategia fue el fallido golpe de estado en Venezuela, donde quedaron demostrados los vínculos de EE.UU. con los golpistas. Denuncia donde se demuestra que el imperio no ha cambiado, a pesar de sus discursos "democráticos".
La red terrorista montada por los Estados Unidos se mantiene y está lista para ser utilizada nuevamente por la actual Administración que, con la excusa del terrorismo, está llamando a la acción rápida y al ataque sin previo aviso "en cualquier esquina del mundo", como dijera el presidente George W. Bush en reciente y agresivo discurso.