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Latinoamérica

12 de junio del 2002
Sobre los cinco cubanos encarcelados en EEUU

Miami no es un lugar de credibilidad para hacer justicia

Por Alina Martínez (Servicio Especial de la AIN)

Dagoberto Rodríguez, Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, habla de la situación de los cinco prisioneros cubanos en Estados Unidos, nuevos hechos violatorios de sus derechos y del entorno hostil y desacreditado que representó en el juicio -y sigue siendo- la ciudad de Miami.
En Estados Unidos, el pueblo aún desconoce las violaciones jurídicas y constitucionales que han caracterizado todo el proceso seguido en Miami a cinco cubanos que luchaban contra el terrorismo originado por grupos radicados en esa ciudad.
En La Habana, adonde viajó en función de sus múltiples tareas, Dagoberto Rodríguez, Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, describe la situación de los cinco prisioneros políticos y alguna de las violaciones que han caracterizado este proceso.
-Acaban de concluir las primeras visitas de los familiares a los cinco compatriotas, y también se han establecido los encuentros periódicos de diplomáticos cubanos radicados en Estados Unidos con ellos. ¿Cómo valora usted estos encuentros? ¿cómo marcha el proceso de apelación? -Pese a las duras condiciones carcelarias, el estado de ánimo de René González, Gerardo Hernández, Fernando González, Tony Guerrero y Ramón Labañino es muy bueno.
"Para ellos, cada encuentro ha sido increíble. No saben cómo agradecer la posibilidad de ver a sus familias, y en las visitas de los funcionarios de nuestra sede se preocupan por todos: llaman en fechas destacadas de Cuba, quieren enviar postales, responder las miles de cartas que reciben, porque tienen correspondencia de la Isla y de muchas partes del mundo. Quieren seguir cada hecho en Cuba y cuentan ya con información que se le envía periódicamente. "Ellos se encuentran totalmente alejados en cárceles estadounidenses. Cada uno a más de mil millas de distancia, lo cual es un hecho llamativo, que revela un marcado interés por entorpecer esos encuentros y visitas legales. Estas últimas comenzarán como parte de la preparación de la apelación, en lo cual laboran los abogados de la defensa. "Los cinco tienen buena salud, son respetados en los lugares donde están, trabajan dentro de la cárcel y muestran una dignidad y unos deseos tremendos de continuar el proceso a fin de que se abra paso la verdad sobre la mascarada orquestada en Miami".
-Sin embargo, embajador, a Olga Salanueva, la esposa de René González, se le ha negado la visa, y por esa razón ni ella ni la pequeña hija de ambos, Ivette, ciudadana norteamericana, han podido viajar a Estados Unidos. ¿A qué usted atribuye estas nuevas arbitrariedades?
- Forman parte de la revancha contra Cuba, de todo el montaje que han levantado durante estos años para resquebrajar las posiciones firmes y dignas de ellos cinco, e intentan -como hicieron a inicios del proceso- que René flaquee. Recordemos que Olga fue hecha prisionera tras el arresto de él, y trataron de presionarlo por esa vía, aduciendo un involucramiento de su esposa. Le ofrecieron hasta dinero, pero no tenían prueba alguna, y optaron por deportarla a Cuba con su hija.
"No han podido verse los tres desde hace mucho tiempo. Y ahora para negar la visa vuelven a sacar del sombrero del mago el mismo argumento ya desechado, cuando el propio René no está encausado por espionaje alguno, sino que cumple una sanción de más de 15 años sólo por ser agente cubano sin notificarlo a las autoridades.
"René es ciudadano norteamericano también. Están violando los derechos de un coterráneo, y de una niña de apenas cuatro años y también norteamericana. Ello va en contra de la Convención Internacional de los Derechos del Niño y la Niña, de la Organización de Naciones Unidas.
Como representantes diplomáticos, vamos a denunciar este caso en todos los foros, tocaremos a la puerta de todos los congresistas, buscaremos apoyo en todos los sectores de la sociedad, y el pueblo estadounidense conocerá este hecho criminal. Tiene que cesar ese abuso contra una niña que sólo quiere ver a su padre".
- Miami fue la sede de todo este complot. Fue la ciudad del engañoso juicio y sigue siendo hoy una ciudad hostil a todo cuanto huela a Cuba. La misión diplomática cubana, que siguió de cerca todo el proceso judicial y el traslado de los cinco cubanos a distantes prisiones, ¿cómo valora lo acontecido hasta la actualidad?
-La ciudad de Miami está dominada por grupúsculos de cubanoamericanos, con actuación mafiosa; cuentan con dinero y grandes vínculos con las autoridades, y un odio visceral hacia Cuba. Dominan con el terror, y existen centenares de ejemplos de ese entorno de violencia, manipulación y extorsión.
"Sólo un ejemplo es el nivel de comunicación y connivencia de las máximas autoridades del FBI en esa ciudad, la fiscalía y los grupos contrarios a Cuba. Hay imágenes conocidas, a la salida del juicio, de celebración entre directivos de organizaciones contrarias al gobierno cubano implicadas en el caso con altas personalidades de la fiscalía en Miami.
"Tras las severas sentencias a los cinco cubanos, hubo fiestas, comidas en restaurantes en las que se vio siempre al señor Héctor Pesquera, Jefe del FBI en Miami, el mismo personaje que organizó la aparatosa captura, el 12 de septiembre de 1998, y que fue captada por todos los diarios y televisoras locales de la ciudad.
"El juicio fue desde el inicio todo un montaje que caricaturiza a la justicia norteamericana. Había que verlos presionando al jurado, con cámaras tras ellos todo el tiempo o con declaraciones en la televisión o El Nuevo Herald. Era algo desfachatado, vergonzoso. "No hubo ni un mínimo de justicia porque todo el ambiente estuvo permeado por el odio contra el gobierno cubano, y así no se puede hacer un juicio imparcial. Los abogados de la defensa trataron de cambiar la sede, pero fue denegada. Pienso que hubo mucho miedo allá en que se cambiara el lugar del juicio, ¿por qué?. Porque la causa que se trataba, desenmascararía los actos de terrorismo continuado que allí se originan contra Cuba, pondría en primera plana la necesidad de Cuba de defenderse y preservar al pueblo cubano y al norteamericano con agentes que cumplieran esa misión de infiltrarse en las organizaciones armadas con base en Miami, las mismas que volaron el avión de Cubana en Barbados, o que en 1998 intentaron asesinar al líder cubano Fidel Castro en República Dominicana, y algunos de cuyos miembros fueron apresados, con armas y confesos. Estas personas sí fueron liberadas.
Otra mascarada constituyó, muchos meses después del apresamiento, la adición a Gerardo Hernández del cargo de intento de asesinato, al vincularlo con el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el 24 de febrero de 1996.
Los abogados de oficio, que no tenían simpatía ni amistad alguna con los acusados ni vínculos con Cuba, siempre pensaron que ganarían, que no había ni hubo evidencias. No fue así. Hicieron grandes esfuerzos y un papel decoroso, tratando de develar la verdad; pero el jurado sin titubeos, por unanimidad, dio el veredicto de culpables, pese a las contradicciones suscitadas de los testimonios de algunos testigos de la Fiscalía, y las posiciones de expertos militares llevados por la defensa que desmintieron cada acusación.
"Ante toda esta infamia, René, Gerardo, Fernando, Tony y Ramón siguen serenos, sus alegatos fueron contundentes y continúan sumando simpatías y solidaridad en el mundo".