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Latinoamérica

Editorial de Liberación
No fue una moción uruguaya, era norteamericana y en inglés

Liberación
El presidente Jorge Batlle mediocre y marrullero descendiente de ilustres políticos en la historia de Uruguay piensa que sus conciudadanos son ignorantes y desinformados, y que alguien se iba creer así nomás que la moción presentada por su gobierno en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra condenando a Cuba, era una iniciativa de su propia autoría.
Pero ahora, la publicación en la prensa uruguaya de cinco documentos de hechura norteamericana, dejó al descubierto el engaño de Batlle y de su canciller Didier Opertti al Parlamento y al pueblo uruguayo.
La versión original en inglés fue elaborada a fines del año pasado por Collin Powell, el secretario de Estado norteamericano y es la misma que Estados Unidos anduvo repartiendo en las cancillerías norteamericanas desde hace seis meses atrás, y que Perú estuvo a punto de hacerse patrocinador, pero que una temprana denuncia cubana junto a la opinión contraria del Congreso hizo abortar.
Tanto Batlle como Opertti habían negado hasta ahora, que EE.UU. tuviera algo que ver con la moción presentada por Uruguay en la CDH de la ONU y que finalmente por un escaso margen de votos, fue aprobada la pasada semana.
En ese documento elaborado por Powell en octubre del año pasado ya EE.UU. pedía que el objetivo fuera lograr la visita a Cuba de un representante de la Alta Comisionada de los DD.HH. de la ONU, y consideraba importante que una resolución introducida por la región (latinoamericana) tendría muy buenas posibilidades de ser adoptada por la Comisión.
En esta ayuda memoria en inglés del Departamento de Estado que las cancillerías latinoamericanas recibieron en octubre de 2001, daba instrucciones precisas y claras de lo que le gustaría lograr y cómo hacerlo. De ahí surgieron al final los proyectos de resolución que anduvieron circulando, y el cuarto que Batlle dice "haber elaborado", cuando en verdad fue una mera traducción al español de la lista de deseos imperiales, pese a sostener algunos que éste es más duro en su formulación que el fracasado del gobierno peruano.
Mientras Bush iniciaba una ofensiva de presiones en América Latina que lo llevó hasta Perú y el documento iba y venía, Jorge Batlle no informaba al Parlamento, ni a los partidos políticos, y viajó tres veces a EE.UU. Una de las veces en febrero, discutió en detalle el asunto Cuba con el mismo George W.Bush.
Así fue como Jorge Batlle se empezó a "enrollar" en su nuevo papel, al punto de que en una conferencia de prensa dada a la televisión mexicana en Monterrey, luego de que Fidel Castro tuviera que retirarse por las presiones de Bush a Fox, el presidente uruguayo se dedicó a atacar al líder cubano en compañía del pichón de fascista Francisco Flores, actual presidente de El Salvador, que calificó a Fidel de "asesino".
Y todo esto entre otras cosas, porque dos días después de que su gobierno presentara la moción en Ginebra, el 12 de abril EE.UU. le concedió el gusto de que se suscribieran en Montevideo, las bases para abrir la negociación de un tratado de libre comercio con Uruguay…
Así fue que el 19 de abril en una conferencia de prensa, Fidel lo caracteriza a Batlle como "judas abyecto" y de "servil y genuflexo" ante EE.UU.
Y el 23 de abril Jorge Batlle con el mayor desparpajo y caradurismo anunció que rompía con Cuba, porque Fidel Castro había "ofendido a Uruguay".
Un capítulo aparte merecería contar el espectáculo de presiones y chantajes que se vivió en Ginebra y que llevó adelante la numerosa delegación norteamericana para "abrirle paso" a la moción de Batlle y Opertti. Sobre tres países africanos que en alguna medida decidían la votación (Sierra Leona, Swazilandia y Congo), la presión fue extrema. Congo se negó a votar a favor o abstenerse, y los dos restantes pasaron de votar en contra a abstenerse, porque a Swazilandia, EE.UU. le amenazó con cortarle la ayuda internacional y a Sierra Leona que vive un clima de guerra interna, quitarle la fuerza de paz, única garantía actual para su estabilidad como nación.
Pero volviendo a el ilustre judas uruguayo. Para quien no lo sepa, Jorge Batlle tiene un odio visceral y antiguo contra Cuba y Fidel Castro, manifestado en incontables oportunidades, y que lo expresó incluso durante su campaña presidencial de 1999. Lo de ahora de romper relaciones con Cuba era sólo el pretexto que andaba buscando, que es no es lo que quiere el pueblo uruguayo, que indignado en estos días mayoritariamente ha repudiado a todos los niveles esa oprobiosa decisión del gobierno de Batlle.