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Latinoamérica

Miles lo declararon "persona grata"

Una multitud despidió al embajador de Cuba; a las 10.52 horas decoló el avión que trasladó al diplomático expulsado
Una multitud conformada por decenas de miles de ciudadanos acompañó ayer al embajador cubano, José Joaquín Alvarez Portela, desde su residencia en Punta Carretas hasta el Aeropuerto Internacional de Carrasco, donde abandonó el país para cumplir con la decisión de expulsión dispuesta por el Poder Ejecutivo.

El embajador cubano, asediado por decenas de periodistas, se dirige al salón VIP del Aeropuerto.

La caravana integrada por cientos de automóviles, camiones, ómnibus, motos y ciudadanos en bicicleta, recorrió varios kilómetros para tributar un sentido homenaje al representante diplomático expulsado por decisión del gobierno uruguayo.
Desde tempranas horas, Alvarez Portela recibió el reconocimiento de la gente. A raíz de estas demostraciones, el diplomático dijo, visiblemente emocionado: "Después de esto, no tengo dudas de que voy a volver. El pueblo uruguayo me declaró persona grata". Todas las alternativas de la caravana y la despedida del embajador en el Aeropuerto, fueron transmitidas en directo por 1410 AMLIBRE y SEÑAL 1, en colaboración con periodistas de LA REPUBLICA.
"Muy emocionado"
Convocados por el Encuentro Progresista-Frente Amplio, el PIT-CNT y las organizaciones de solidaridad con Cuba, a las 8 de la mañana comenzaron a concentrarse en el Obelisco miles y miles de ciudadanos con pancartas y banderas de Uruguay y de Cuba. No obstante, según comprobó LA REPUBLICA, desde las 7.30 comenzó a llegar gente. Diez minutos después de esa hora, arribaba al lugar en una camioneta del PIT-CNT el histórico dirigente y presidente honorario José D´Elía, quien manifestó enfáticamente: "Este es un día de bronca, y de mucha vergüenza".
Poco después, a las 8.33 horas, se dio inicio a la marcha por Bulevar Artigas hasta la residencia del embajador, ubicada en un edificio frente al Club de Golf.
Alvarez Portela se encontraba en el balcón del cuarto piso del edificio y saludó reiteradamente a los medios de comunicación que lo esperaban a la salida. Exactamente a las 8.56 de la mañana abandonó su residencia y se dispuso a encabezar la caravana. En ese momento expresó: "Estoy muy emocionado de saber que me van a acompañar los orientales, que no venden su rico patrimonio al bajo precio de la necesidad", mientras era aplaudido por unos pocos transeúntes que pudieron sortear el cerco de seguridad impuesto por la Policía.
Minutos después, los vehículos que trasladaban al embajador, su esposa y varios funcionarios de la representación diplomática, se ubicaron al frente de la caravana, que comenzó a marchar por la rambla escoltada por motos de la Intendencia Municipal de Montevideo.
"Hasta siempre"
En el trayecto, miles de ciudadanos saludaron el pasaje del representante diplomático expulsado de nuestro país. Banderas uruguayas y cubanas, carteles y banderas del Frente Amplio y de otros sectores de izquierda vivaban a su paso al embajador.
Pancartas como "Compañero Joaquín, la unión de nuestros pueblos nadie la romperá", "Cuba, los jóvenes uruguayos estamos contigo", "Gracias Cuba y perdón", desplegadas a lo largo de la rambla, expresaban el sentimiento del pueblo uruguayo que salió a la calle a despedir a Alvarez Portela.
La caravana, integrada por cientos de vehículos, ómnibus, camiones, motos y bicicletas, se extendía a lo largo de varios kilómetros. Los puntos de mayor concentración de público estuvieron en: Bulevar España y la rambla, en la loma junto al Sea Garden (ex Kibón), junto al Museo Oceanográfico (allí en una pancarta, alguien escribió: "Compañero Joaquín, gracias, perdón y un saludo a Fidel"), en Playa Malvín, a la altura de Michigan, en el Hotel Carrasco (sin dudas, el lugar de mayor concentración de público del trayecto al aeropuerto), en la intersección de Avenida Italia y Avenida de las Américas, y por su puesto, en la terminal aérea.
En el Aeropuerto, varios cientos de personas más esperaban la llegada del diplomático. Tanto el Ministerio del Interior, como el Ministerio de Defensa habían dispuesto extraordinarias medidas de seguridad. Un vallado, de lado a lado, con un primer cordón de policías, y más atrás, fuerzas de choque munidas de escudos, cascos y escopetas para disparar gases lacrimógenos, aguardaron a los manifestantes, y sólo franquearon el acceso al embajador y su comitiva, los medios de comunicación y viajeros que exhibieran sus boletos de avión. En medio de cánticos de los presentes, como "Cuba sí, yankees no" o "Salud, salud embajador, el pueblo no te expulsa, el gobierno es el traidor", (la misma consigna que despidió al embajador de Cuba expulsado en 1964), Alvarez Portela señaló: "Me retiro muy contento, muy emocionado. Doy gracias al pueblo uruguayo, gracias a los orientales, que no venden el rico patrimonio de su patria por el bajo precio de la necesidad.
Hasta siempre. Hasta la victoria siempre. Viva el Comandante en Jefe, y viva el pueblo uruguayo". Al ingresar al aeropuerto, hubo empujones y hasta algún golpe, entre periodistas y la custodia dispuesta por el PIT-CNT (ver recuadro). Ya en la sala VIP del Aeropuerto, el embajador fue saludado por varios legisladores frenteamplistas y dirigentes, entre los que se encontraban el presidente histórico del PIT-CNT, José D'Elía, la senadora Marina Arismendi, los diputados Carlos Pita, Ernesto Agazzi y José Luis Blassina y el dirigente de Claveles Rojos, Víctor Vaillant.
A las 10.52 horas partió desde el Aeropuerto de Carrasco el avión de Pluna que trasladó al embajador a una primera escala en Chile, y luego hacia La Habana. En ese momento, una espontánea ovación y permanente agitar de banderas de los ciudadanos concentrados frente a la terminal aérea saludó el pasaje de la aeronave. Juan Castillo, trepado a una de las vallas que la Policía había instalado, dio por finalizada la despedida y pidió el retiro de los manifestantes del lugar, lo cual se cumplió en forma ordenada. *