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Latinoamérica

30 de mayo del 2002

Sobre los planes del FMI y el gobierno uruguayo

Ideas pobres pero no inocentes
Carlos Santiago
Rebelión
Convulsiones de todo tipo siguen teniendo lugar por estos días, en una seguidilla preocupante, que quizás presagie un deterioro más agudo de una situación castigada con el nuevo ajuste recesivo que acaba de ponerse en marcha y cuyos efectos comenzarán a verse de inmediato.
Situación abonada además por los efectos de una política económica desquiciante, cuya ineptitud para resolver los problemas del país está siendo comprobada por una población madura que muestra su descontento con crecientes caceroleadas, mecanismo pacífico de protesta que se intenta para responder al empobrecimiento que generan las medidas del gobierno que ha logrado, por el esfuerzo de todos los líderes políticos que le han puesto el hombro al país, el aumento de la "ayuda" del FMI.
Ahora de 1.500 millones de dólares (que también podrían ser 3.000), que servirán para que el país pueda cumplir con sus obligaciones vinculadas a la deuda pública y por ese camino sinuoso hacer crecer el endeudamiento a la cifra impagable de casi 15 mil millones de dólares Sin embargo ni el apoyo del FMI, ni las partidas para asistencia que pueden llegar del BID y del Banco Mundial, pondrán al país en el camino de la recuperación económica, especialmente cuando en otro manotazo de ahogado para resolver crecientes problemas de "caja" en gobierno, mediante el ajuste aprobado a duras penas en la madrugada del jueves en la Cámara de Diputados, saca 240 millones más de los bolsillos de los uruguayos. Otra demostración más del fracaso total del modelo económico liquidacionista llevado adelante por los últimos gobiernos y avalado por sus líderes (Batlle, Sanguinetti y Lacalle) Lo bueno es preguntarse a esta altura: ¿Por qué el FMI es tan manirroto con Uruguay cuando es tan restrictivo con la Argentina, que está en una situación peor pero con una potencialidad mucho mayor, si además tiene conciencia de que es imposible para nuestro país hacer frente a una deuda externa de ese volumen? Simplemente porque se hace evidente que existe un compromiso tanto del gobierno que encabeza el presidente Batlle como del sector nacionalista que lo conforma la coalición, encabezado por Luis Alberto Lacalle, de entregar el único bien que tiene el país apetecible para el capital financiero: las empresas públicas.
Dirán en su oportunidad, seguramente, que la deuda es impagable, que la situación argentina nos ha signado el destino y que el camino es la enajenación del patrimonio de los uruguayos. Eso vino a decir a Uruguay delegado del FMI que, con modos diplomáticos atildados dialogó con los líderes políticos, comunicándoles el entretejido de esa polìtica imperial que, obviamente, fue recibida con "beneplácito" por el gobierno colorado y el lacallismo.
Pero, obviamente, existen otros temas entrelazados, también graves, en base a los qué deberíamos preguntarnos si en nuestro país, a algunos niveles, se sigue respetando el basamento legal existente. La semana pasada LA REPUBLICA, el semanario "Brecha" y la revista "Caras y Caretas", dieron a conocer la información sobre una serie de transferencias hechas por "orden verbal" del ministro de Economía a la Corporación para el Desarrollo, por sumas millonarias. Ese caudal de dinero fue destinado por lo que se sabe, para financiar los desajustes del Banco Comercial, pese en que los asientos contables se justificaron con otros nombres: el 21 de abril se realizó el primero, por 15 millones 398 mil dólares para saldar operaciones de la Corporación en relación con el Banco la Caja Obrera. Los días 3 y 9 de mayo se enviaron con el mismo destino 14 y 11 millones de dólares, respectivamente por un "saldo" que quedaba a favor de la Corporación por una inversión sobre un total de 40 millones de dólares en el Banco Pan de Azúcar. En el mes de mayo figuran dos fechas, 14 y 17, en las cuales también "verbalmente" el ministro Bensión ordenó dos nuevos traspasos de fondos, por 25 millones de dólares cada uno, para el Banco Comercial a través también de la Corporación para el Desarrollo.
¿Cómo puede ser que con órdenes verbales se cambie el destino de sumas de este porte? ¿No existe un ordenamiento legal que impide este tipo de operación sin que previamente se realicen una serie de gestiones a través de los organismos de contralor? El silencio sobre estas operaciones, por alrededor de 90 millones de dólares era total hasta la publicaciòn de los hechos. Ahora, al parecer, el contador general de la Nación Luis Zunini habría asegurado que dichas transferencias se hicieron sobre la base de una orden firmada por el propio presidente Jorge Batlle.
Si estas desprolijidades, para llamarlas de alguna manera, ocurren.
¿Cómo no pensar que otras, similares o peores, son las que motivan declaraciones tan pobres de contenido, como la que realizó el propio presidente, cuando indicó el otro día en un seminario, que habría que cambiar el modelo de país, ya que el que tenemos – dijo – "no es ni chicha ni limonada?" Ahora comprendemos. Declaraciones pobres, pero no inocentes.
Están dirigidas comenzar a crear las bases ideológicas para sustentar la aplicación de la política diseñada por el FMI.
¡A alguien le cabe duda!



Carlos Santiago es Periodista.

30 de mayo del 2002

Sobre los planes del FMI y el gobierno uruguayo
Ideas pobres pero no inocentes
Carlos Santiago
Rebelión
Convulsiones de todo tipo siguen teniendo lugar por estos días, en una seguidilla preocupante, que quizás presagie un deterioro más agudo de una situación castigada con el nuevo ajuste recesivo que acaba de ponerse en marcha y cuyos efectos comenzarán a verse de inmediato.
Situación abonada además por los efectos de una política económica desquiciante, cuya ineptitud para resolver los problemas del país está siendo comprobada por una población madura que muestra su descontento con crecientes caceroleadas, mecanismo pacífico de protesta que se intenta para responder al empobrecimiento que generan las medidas del gobierno que ha logrado, por el esfuerzo de todos los líderes políticos que le han puesto el hombro al país, el aumento de la "ayuda" del FMI.
Ahora de 1.500 millones de dólares (que también podrían ser 3.000), que servirán para que el país pueda cumplir con sus obligaciones vinculadas a la deuda pública y por ese camino sinuoso hacer crecer el endeudamiento a la cifra impagable de casi 15 mil millones de dólares Sin embargo ni el apoyo del FMI, ni las partidas para asistencia que pueden llegar del BID y del Banco Mundial, pondrán al país en el camino de la recuperación económica, especialmente cuando en otro manotazo de ahogado para resolver crecientes problemas de "caja" en gobierno, mediante el ajuste aprobado a duras penas en la madrugada del jueves en la Cámara de Diputados, saca 240 millones más de los bolsillos de los uruguayos. Otra demostración más del fracaso total del modelo económico liquidacionista llevado adelante por los últimos gobiernos y avalado por sus líderes (Batlle, Sanguinetti y Lacalle) Lo bueno es preguntarse a esta altura: ¿Por qué el FMI es tan manirroto con Uruguay cuando es tan restrictivo con la Argentina, que está en una situación peor pero con una potencialidad mucho mayor, si además tiene conciencia de que es imposible para nuestro país hacer frente a una deuda externa de ese volumen? Simplemente porque se hace evidente que existe un compromiso tanto del gobierno que encabeza el presidente Batlle como del sector nacionalista que lo conforma la coalición, encabezado por Luis Alberto Lacalle, de entregar el único bien que tiene el país apetecible para el capital financiero: las empresas públicas.
Dirán en su oportunidad, seguramente, que la deuda es impagable, que la situación argentina nos ha signado el destino y que el camino es la enajenación del patrimonio de los uruguayos. Eso vino a decir a Uruguay delegado del FMI que, con modos diplomáticos atildados dialogó con los líderes políticos, comunicándoles el entretejido de esa polìtica imperial que, obviamente, fue recibida con "beneplácito" por el gobierno colorado y el lacallismo.
Pero, obviamente, existen otros temas entrelazados, también graves, en base a los qué deberíamos preguntarnos si en nuestro país, a algunos niveles, se sigue respetando el basamento legal existente. La semana pasada LA REPUBLICA, el semanario "Brecha" y la revista "Caras y Caretas", dieron a conocer la información sobre una serie de transferencias hechas por "orden verbal" del ministro de Economía a la Corporación para el Desarrollo, por sumas millonarias. Ese caudal de dinero fue destinado por lo que se sabe, para financiar los desajustes del Banco Comercial, pese en que los asientos contables se justificaron con otros nombres: el 21 de abril se realizó el primero, por 15 millones 398 mil dólares para saldar operaciones de la Corporación en relación con el Banco la Caja Obrera. Los días 3 y 9 de mayo se enviaron con el mismo destino 14 y 11 millones de dólares, respectivamente por un "saldo" que quedaba a favor de la Corporación por una inversión sobre un total de 40 millones de dólares en el Banco Pan de Azúcar. En el mes de mayo figuran dos fechas, 14 y 17, en las cuales también "verbalmente" el ministro Bensión ordenó dos nuevos traspasos de fondos, por 25 millones de dólares cada uno, para el Banco Comercial a través también de la Corporación para el Desarrollo.
¿Cómo puede ser que con órdenes verbales se cambie el destino de sumas de este porte? ¿No existe un ordenamiento legal que impide este tipo de operación sin que previamente se realicen una serie de gestiones a través de los organismos de contralor? El silencio sobre estas operaciones, por alrededor de 90 millones de dólares era total hasta la publicaciòn de los hechos. Ahora, al parecer, el contador general de la Nación Luis Zunini habría asegurado que dichas transferencias se hicieron sobre la base de una orden firmada por el propio presidente Jorge Batlle.
Si estas desprolijidades, para llamarlas de alguna manera, ocurren.
¿Cómo no pensar que otras, similares o peores, son las que motivan declaraciones tan pobres de contenido, como la que realizó el propio presidente, cuando indicó el otro día en un seminario, que habría que cambiar el modelo de país, ya que el que tenemos – dijo – "no es ni chicha ni limonada?" Ahora comprendemos. Declaraciones pobres, pero no inocentes.
Están dirigidas comenzar a crear las bases ideológicas para sustentar la aplicación de la política diseñada por el FMI.
¡A alguien le cabe duda!



Carlos Santiago es Periodista.