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Latinoamérica

14 de mayo del 2002

Gracias Madres

Alizia Stürtze
La Haine

En este 25 aniversario de aquel día en que, en plena dictadura, os plantasteis en la Plaza de Mayo para reclamar con dignidad y coraje el regreso con vida de vuestros hijos secuestrados y desaparecidos, gracias, Madres, por seguir manteniendo vuestra revolucionaria consigna: «luchar siempre, ni un paso atrás».
Gracias por construir, frente a la interesada imagen patriarcal de la madre amable, abnegada y sufriente, una versión combativa, vigorosa, colectiva y radicalizada de la maternidad, que da vida a la muerte y amenaza los fundamentos del Estado, no callándose, no llorando, sino transformando el dolor y el odio en acción política creativa, uniendo pensamiento y sentimiento, demostrando que la razón no es superior a la emoción y la rabia, que la vida no tiene sentido sin dignidad y lucha, y que «para luchar, hay que saber abrazar», y también atreverse a soñar colectivamente, porque sólo desde la utopía se puede andar el camino de la revolución.
Gracias por vuestro internacionalismo; por haceros madres palestinas, vascas, irakíes o afganas; por haceros madres de todos los oprimidos; por apoyar a la revolución cubana y al pueblo venezolano y por sostener a la insurgencia colombiana; por denunciar a la intelectualidad orgánica que legitima esa fórmula de «condenar el terrorismo» que utiliza el poder para criminalizar cualquier disidencia y justificar sus matanzas; por comprender que Garzón no merece el Nobel.
Gracias por enfrentaros a la reaccionaria retórica de las «guerras humanitarias» y del «doble demonio», que iguala el terror imperial de EEUU con los «excesos» antiimperialistas; por demostrar que sólo desde la rebeldía se puede trabajar por los derechos humanos; por sacar a la luz la violencia inherente al sistema; por atreveros a hablar de un tema hoy tabú, la violencia, distinguiendo la violencia revolucionaria del terrorismo sistemático de Estado, y haciendo vuestros los versos de Benedetti: «si está contra la violencia/ pero nos apunta bien/ si la violencia va y vuelve/ no se me queje después».
Gracias por «parir con fuerza y amor» una universidad popular, tan contraria a la tradicional capitalista, desde la que generar pensamiento crítico y desde la que, como dice Hebe de Bonafini, «encender el espíritu revolucionario que se esconde en el corazón de cada joven» y lograr que cada uno de ellos interiorice que no hay «terceras vías»: sólo capitalismo o socialismo. Desde la Euskal Herria en lucha, gracias Madres, eskerrik asko. En mi nombre y en el de mi amigo Estanis, gudari del 36, revolucionario abertzale íntegro y padre de luchador refugiado, al que ha muerto sin poder abrazar físicamente.