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Latinoamérica

25 de febrero del 2002

La ruptura del proceso de paz

Carlos A. Lozano Guillén
La ruptura del proceso de paz con las FARC-EP por decisión unilateral del presidente Andrés Pastrana Arango,anunciada en el día de ayer 20 de febrero, so pretexto del secuestro de un avión de Aires, hecho atribuido a las FARC, frustra en definitiva los anhelos de paz del pueblo colombiano que están en contravía del frenesí guerrerista que embarga a los principales voceros del Establecimiento.
La Mesa de Diálogo del Caguán, con el acompañamiento internacional, precisamente estaba buscando alternativas para disminuir la intensidad del conflicto, a fin de que hechos como el sucedido ayer no se presentaran en medio de la negociación. Era previsible, dado el nivel de la confrontación, que mientras no se dieran esos acuerdos tan esperados se pudieran suceder en el marco de la negociación en medio de la guerra, cuyo modelo hizo crisis.
Todo indica que la decisión de la rutura la había adoptado el presidente Pastrana hace varias semanas. Lo del secuestro del avión solo fue la disculpa para hacerlo. Si no hubiera existido, seguramente otro hecho habría sido argumentado. La crisis del proceso de paz devino porque Pastrana no tenía alternativa distinta a la humanización del conflicto. Más allá de esta no podía avanzar en un proceso de negociación política y social, porque el establecimiento no se lo permite.
Para la clase dominante colombiana el proceso se reduce a los acuerdos humanitarios, que son importantes, pero no determinan la definitiva solución política del conflicto. Hasta allá no está dispuesta la clase que detenta el poder porque se verá disminuida su posibilidad de gobernar afianzada en la violencia, el clientelismo, la corrupción y la explotación de la clase trabajadora. En definitiva, la oligarquía no quiere cambiar. Pretende una paz gratis y como así no le funcionó decidió romper el proceso.
Ahora tiene la responsabilidad de las masacres de civiles y de la represión en los operativos militaristas de tierra arrasada. También en los crímenes del paramilitarismo, que encontrará el caldo de cultivo en el ambiente de guerra y pugnacidad propiciado desde las alturas del poder.
(*) Director de VOZ. Miembro de la Comisión de Notables