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Latinoamérica

Rebelión popular en Bolivia

Osvaldo Coggiola/Poder Obrero

Un muerto por semana, un herido por día, decenas de denuncias de torturas, decenas de sindicalistas perseguidos, un centenar de presos políticos, el cierre de la radio ligada al movimiento social y sindical.
En menos de seis meses, ése es el saldo del régimen más atroz que se ha vivido en Bolivia desde la caída de las dictaduras militares, hace 20 años. Un bombardeo mediático criminaliza toda protesta social. La clase trabajadora, en ascenso desde las jornadas de abril y septiembre del año 2000, progresivamente fortalece su unidad; el arrojo de las masas trabajadoras ha empujado a los líderes sindicales a sumarse a la cada vez más radicalizada lucha de clases que se libra en Bolivia.
El proletariado está ejerciendo la autodefensa. En el último mes, tres militares y un policía fueron ultimados en el Chapare; mientras en Sucre un grupo de pequeños deudores, que se defendían de los remates, arrojaron gasolina a un pelotón de policías y les prendieron fuego; en la localidad de Pocitos miles de trabajadores de frontera hicieron correr a la policía de élite y quemaron el puesto fronterizo con Argentina; el pasado 2 de febrero una marcha de miles de obreros, campesinos cultivadores de coca, universitarios, maestros, pequeños deudores, trabajadores de salud, de aguas y obreros sin jubilación, concluyó arrojando piedras, petardos y pintura contra el cuartel de policía de la ciudad de Cochabamba, en protesta por la feroz represión ejercida por los cuerpos de élite, "los dálmatas", acusados de torturar a los presos políticos con descargas eléctricas en las encías, y finalmente un grupo de jóvenes arrojó una bomba casera cuyas esquirlas hirieron a cinco policías, entre ellos un mayor.
Los dálmatas son una policía militar que actuó en Scaba y en Cochabamba, así como la unidad de tareas especiales, grupo paramilitar de unas doscientas personas, entrenadas por la embajada norteamericana y la DEA, y reciben sueldos y bonos pagados por el presupuesto de la embajada, cada vez que les toca salir a dar palo: matar. Los paramilitares operan en el Chapare bajo dirección directa de la DEA: en determinado momento existieron discrepancias económicas con los jefes militares de Umopar, unidad del ejército para la erradicación de cocales en el Chapare. El Altiplano sigue con los bloqueos de caminos, pidiendo negociaciones directas con el presidente, en El Alto.

Levantamiento, represión

En un determinado momento, Cochabamba se convirtió en el epicentro de las protestas, sus calles fueron tomadas por miles de trabajadores y jóvenes que levantaron barricadas, fogatas, incendiando vehículos en algunos casos y atacando comercios de lujo, así como el palacio de justicia, sembrando alambres de púas y vidrios para evitar el paso del brutal cuerpo de policía, que llegó al extremo de apresar a niños de 11 años y utilizar armas de guerra, hecho que cínicamente fue aceptado por el ministro de Gobierno, que explicaba el hecho arguyendo que se les había acabado la dotación de gases.
El movimiento en Cochabamba, encabezado por los cocaleros, exige la abolición de los decretos que proscriben el cultivo y comercialización de la hoja de coca en el Chapare tropical en el marco del plan "Coca 0", instruido por la embajada yanqui. Los disturbios estallaron tras la expulsión del Parlamento boliviano del diputado indígena Evo Morales, líder sindical de los productores de coca.
Los cocaleros en toda la región del Chapare están dedicados al cultivo de hoja de coca, que recientemente el gobierno decretó ilegal, condenando al hambre a más de 35 mil familias dedicadas a ello, todo bajo el mandato de Washington y en el marco de la falaz "guerra a las drogas".
Las tropas militares y policiales han asesinado, sólo en la región, a más de ochenta cocaleros, hiriendo de bala y torturando a cientos, además de saquear y quemar pueblos enteros. La verdadera intención del imperialismo capitalista, el financista de esta campaña, es el control de la Amazonía y los Andes. Los indígenas del Altiplano se han sumado a las movilizaciones, cortando las rutas, junto a campesinos de otras regiones, exigiendo el cumplimiento de los 70 puntos del acuerdo suscrito con el gobierno en el levantamiento indígena de octubre pasado, que hasta la fecha no se ha cumplido. Asimismo, exigen la indemnización por los asesinatos a manos del ejército de los indígenas indefensos, y la expulsión de la Enron del país, entre otras reivindicaciones. Carreteras de importantes regiones de Bolivia aparecen bloqueadas en diversos grados. Sin embargo, la gran mayoría de las rutas son despejadas hasta el mediodía por soldados, para luego reaparecer obstruidas. Varias organizaciones campesinas e indígenas advirtieron que la guerra por la tierra será más grave que la de la coca, debido a que se está tratando de favorecer a los grandes latifundistas del oriente con las reformas a la Constitución Política del Estado.
El movimiento en lucha abarca a múltiples sectores; inclusive los policías de Santa Cruz de la Sierra se amotinaron exigiendo bonos de alimentación, y aunque no actúan coordinadamente, la solidaridad entre diversos sectores es una constante. El gobierno de "Tuto" Quiroga es un cadáver, que sigue gobernando gracias al apoyo de la embajada norteamericana y a la complicidad de los partidos burgueses.
Ningún dirigente de los diferentes movimientos que sacuden al país orienta su lucha más allá del plano reivindicativo. El 25 de enero fueron detenidos Filemón Escobar, asesor de los productores del Chapare y ex-dirigente minero y del POR, de 72 años. Junto a él también cayó William Condorí, sindicalista y concejal del municipio de Villa Tunari. Esas detenciones se suman a las de José Fernández Paredes, Jorge Ledesma Cornejo, Tito Olmos Rojas, Patricio Vargas Ledesma, Teodora Soliz Andrade, Jorge Vargas Ledesma, Boris Andrade Soliz (de 15 años de edad), Feliciano Mamani, Delfín Olivera, Silvia Lazarte, Leonilda Zurita, Margarita Terán, Alejandro López, Agustín Iquisi, Reynaldo Ledesma, Osvaldo Toco, Rolando Vargas, Eusebio Rubios, Norberto Mamani, Wilder Moscoso, Fidel Tarquí, Severino Almanza, Andrés Villa Fuentes, Nicolás Panoso, Juan Carlos Rodríguez, Daniel Yaori, Emilio Coca, Santos Jamachi, Lino Coca, Evelyn Soares. ¡Los fiscales han anunciado que sólo después de la declaración de los detenidos se establecerán los cargos para su arresto!
De los dirigentes campesino-cocaleros sólo permanecen libres Evo Morales y Luis Cutipa, pero su detención es cuestión de tiempo: Lorgio Paz (presidente del Comité Pro-Santa Cruz), Juan Armando Antelo (de la Cámara Agropecuaria del Oriente) y Jorge Valdés (dirigente de los empresarios privados) reivindican su prisión "por ser narcotraficante e instigador de hechos de violencia". Evo Morales es el diputado más votado del país, y se le ha quitado su inmunidad parlamentaria, un desafuero dictado en tiempo récord por el ultra-corrupto parlamento boliviano (que no se digna investigar ni uno solo de los asesinatos cometidos por oficiales-francotiradores en las últimas semanas) y apoyado por la Corte Suprema (que recusa el pedido de extradición a la Argentina del comprobado asesino del "Plan Cóndor", general Hugo Bánzer Suárez). Una empresa hotelera ha demandado a Morales por pérdidas de 250 mil dólares (en un mes de paralización de su negocio, debido a "los disturbios"), ¡pero no se ha investigado para ver si efectivamente cada mes declaraba en Impuestos Internos esas ganancias!

Que se vayan todos

Mientras los partidos de la burguesía han entrado en la carrera electoral, los obreros, campesinos y clases medias avanzan en alianzas de lucha por pan, trabajo y libertad. La corriente clasista por la Refundación de la Cuarta Internacional se solidariza con la lucha de los trabajadores andinos y suma sus fuerzas para que puedan avanzar en la estructuración del partido revolucionario capaz de encaminar, junto a la clase obrera, estos heroicos alzamientos espontáneos hacia una fase superior. En Bolivia, como en Argentina: ¡Que se vayan todos! ¡Organizar asambleas populares en cada ciudad y departamento, y en todo el país, retomando la gloriosa tradición de la Asamblea Popular de 1971! ¡Abajo la dictadura parlamentaria-militar de "Tuto" Quiroga y los yanquis: organizar el Boliviazo! ¡Por un gobierno obrero y campesino! Y en todo el mundo: ¡Movilicémonos por la libertad de los presos políticos bolivianos, y en defensa de las organizaciones de lucha de los trabajadores urbanos y rurales del Altiplano!