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Latinoamérica

22 de febrero del 2002
Mateando con João Pedro Stedile, del MST
Un proyecto popular para Brasil

Gennaro Carotenuto

El Movimiento de trabajadores Sin Tierra impulsa un proyecto alternativo al modelo económico del gobierno. Porque no considera que la relación de fuerzas sea favorable a un proyecto socialista, define su propuesta como proyecto popular y busca la participación de la Iglesia, sindicatos, movimientos y partidos.

João Pedro Stedile es un dirigente del Mst que recuerda a los viejos luchadores clasistas de la época de los grandes sindicatos industriales. En la asamblea final de los movimientos sociales logró el silencio de la ruidosa y movediza multitud diciendo: "Compañeros, sin disciplina no es posible llegar al socialismo".

-¿Cuál es la base del proyecto popular el Mst y qué bases tiene en la sociedad brasileña?

-El proyecto popular no es sólo del Mst sino de formas mayores que hemos reunido en la consulta popular. Hay gente de iglesia, del movimiento sindical, del Partido Socialista. Brasil vive una encrucijada y no hay camino posible sin cambiar el modelo económico pero tenemos claridad para ver que no hay relación de fuerzas favorable para un proyecto socialista (al menos no en lo que es la idea esencial de socialismo). El proyecto popular sería la manera de atacar los problemas en sus raíces. ¿Qué quiere el pueblo, cuál es su esperanza? Quiere tierra, trabajo, educación, alimentación, salud, y una vivienda digna.
Nuestra tarea es decirle que esto es necesario, que son los derechos mínimos. Pero también que para lograrlo no hay otro camino que el de romper con la deuda externa, con la dependencia del capital extranjero, no hay otro camino que controlar los bancos, que dejar de gastar dinero público pagando los intereses de una deuda que, en el caso de Brasil, este año alcanzaron el 64 por ciento del presupuesto público nacional. Y sólo hablamos del pago de intereses, no de amortizar la deuda. Cuando empezó Fernando Henrique (Cardoso), la deuda externa era de 59 mil millones de dólares. Pasaron estos siete años, estamos sin inflación y la deuda ascendió a 625.000 millones de dólares.
No es posible dar tierra sin hacer una democratización radical, no es posible educar a la gente sin romper el monopolio de la comunicación que hoy está en manos de siete grandes grupos económicos, televisiones y periódicos. No es posible hacer el cambio sin tocar la estructura del Estado. El Estado necesita democratización. Esto es en síntesis lo que significa un proyecto popular para Brasil.

-¿Cuál es la relación entre su movimiento y el Partido de los Trabajadores (pt), y cuáles las condiciones para seguir respaldando una eventual presidencia de Lula?

-Nosotros tenemos una tradición de izquierda, tenemos una tradición de votar al pt. Vamos a votar a Lula (Luiz Inácio da Silva). Éste no es el problema. El problema que estamos planteando es que no se trata sólo de elegir cuál es el mejor candidato. Es necesario aprovechar las elecciones para hacer una campaña de politización de la gente. Y sólo hay solución si cambia el modelo económico. Porque aun si gana Lula, si él no se compromete en cambiar el modelo económico, tendremos otra Argentina dentro de dos años.

-¿Cuáles son las cosas fundamentales que quieren ver realizadas por una eventual presidencia de Lula? ¿Cuál debería ser, según el Mst, el programa para el primer año de gobierno?

-Suspender el acuerdo con el fmi. Suspender el pago de la deuda externa. Suspender el pago de la deuda interna. Reaplicar estos recursos que hoy el gobierno paga al Banco Mundial como intereses sobre la deuda, en reforma agraria y salud y educación pública. Crear un programa que reorganice la industria para producir lo que el pueblo necesita. Y controlar el comercio externo. Nuestra economía tiene que producir para las necesidades de la población y no caer en la ilusión -como muchos del pt dicen- de que hay que aumentar las exportaciones. Nosotros necesitamos incrementar el empleo y las soluciones de los problemas locales.

-¿Cómo afecta al movimiento popular esta oleada generada por el 11 de setiembre, ya que también en Brasil han recomenzado algunas formas de represión como los escuadrones de la muerte?

-Vamos por partes. Este aumento de asesinatos no tiene nada que ver con la política. Los alcaldes del pt que fueron asesinados no fueron asesinados porque fueran del pt. Lo que hay es un aumento de la violencia como resultado de la crisis social provocada por el modelo económico que produjo una generación de pobres en las periferias de la ciudad y que ahora tienen como única alternativa organizarse en pandillas y cometer este tipo de crímenes. Y la fuerza de ellos y su vinculación con el narcotráfico son tan grandes que ya tienen la osadía de alcanzar autoridades. Esto es lo que está pasando. Claro que lamentamos mucho que hayan muerto compañeros de lucha, pero no es la política la razón principal. Lo que ocurrió el 11 de setiembre no afectó a Brasil, quizás porque acá, en todas las encuestas públicas, la gente resultó estar en contra de Estados Unidos. El 87 por ciento de los brasileños estuvo en contra de la guerra, contra la reacción estadounidense. Lo que para nosotros cambió fue que Estados Unidos se sintió con más fuerza para intentar imponer el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca). Entonces, después del 11 de setiembre, el Alca es nuestra amenaza mayor. Es nuestra guerra. Porque ustedes saben mejor que yo que la economía estadounidense está saliendo de la recesión invirtiendo en el complejo militar-industrial. Entonces necesita crear guerras. Ya la prensa comenta que el crecimiento económico que hay es generado por la industria bélica. En América Latina no necesitan hacer una guerra directa. Acá siempre utilizaron, desde el punto de vista militar, la contrainsurgencia, la guerra de baja intensidad. De modo que para profundizar su control van a utilizar el Alca. Para nostros la guerra de los gringos contra América Latina es ésa, y entonces la prioridad número uno de todas las fuerzas políticas y de los movimientos sociales es parar el Alca.
En Brasil, por suerte, hemos conseguido formar una gran alianza, que va desde la Conferencia Episcopal hasta los grupos radicales trotskistas, todos están en una comisión nacional para desarrollar una amplia campaña de concientización nacional del pueblo brasileño que culminará en setiembre con el plebiscito popular, donde esperamos recolectar millones de votos en contra del Alca.

-El Mst se coloca en el ala izquierda de los organizadores del foro. Ahora aparece una contradicción entre la base del foro con su enorme riqueza y los líderes que, según dijo ayer Hebe de Bonafini, van hacia un foro socialdemócrata.

-Nosotros creemos que no se trata de calificar al foro. Cualquiera puede venir al foro para hacer denuncias, para dar clases académicas, hacer manifestaciones populares o articulaciones de luchas y de proyectos. Algunos sólo quieren denuncias, otros sólo quieren ponencias académicas. Nosotros venimos al foro para articular luchas, pero no nos importa si algunos universitarios sólo quieren dar sus ponencias. El error sería que nosotros lleváramos a nuestra gente sólo para escuchar ponencias. El Foro Social es sólo un espacio. No es ni la vanguardia del mundo ni una nueva Internacional. Nosotros estamos aprovechando el foro para articular los movimientos populares y campesinos y de aquí salir con propuestas y calendarios comunes de lucha. Porque no tenemos la menor duda: la única manera de cambiar las relaciones de fuerza en estos países es organizar al pueblo para que luche. Sin pueblo organizado no hay cambio posible.

-¿Y del pueblo del Primer Mundo que esperan?

-Que luche.