VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Aprender y enseñar

Rodolfo Livingston

No es fácil comunicarse con un cubano sin saber una papa de béisbol, como me pasa a mí. Ahora mismo acabo de irrumpir por teléfono en la embajada cubana en Argentina para que el cónsul me explique qué cosa es "En 3 y 2", título de la interesante nota sobre orientación vocacional firmada por Luis Raúl Vázquez Muñoz (JR 27-1-02).
Resuelta la incógnita, y apoyado en mi experiencia sobre el tema, quisiera reflexionar sobre algunos puntos relacionados con la vocación.
Atención con el dilema "conveniencia económica versus vocación"a la hora de elegir un destino laboral. Es penoso ver gente en las oficinas mirando el reloj, calculando la hora de salida que nunca llega. Cuando uno hace lo que le gusta, el tiempo fluye felizmente y en ocasiones hasta nos olvidamos de almorzar. "El tiempo", no es solo la jornada laboral, sino la vida entera. Cuando terminamos el pre elegimos algo más que una ocupación y un sueldo, elegimos una vida. Y no solo una vida laboral, también una vida personal, porque la noche la hace el día.

LA UNIVERSIDAD


— ¿Dónde te inscribiste finalmente?
— En odontología
— ¿Pero no te gustaba la arquitectura acaso?
— Sí... pero hay matemáticas, y no me gustan...
Recuerden que la carrera dura cinco años y la vida laboral cuarenta.
Es muy cierto que las pruebas de ingreso a veces exigen conocimientos innecesarios. En algunas facultades de arquitectura sería rechazado para matricular el mismísimo Franck Lloyd Wrigth.
Los estudios universitarios deberían incluir la alegría del descubrimiento antes que la exigencia sobredimensionada y enciclopedista de conocimientos. La eficiencia está íntimamente relacionada con la obtención de placer en el trabajo. El estudio podría ser algo excitante y alegre, casi tanto como el descubrimiento de una mujer (o de un hombre, aclaro, para que no se enojen las feministas).
Esta transformación sería verdaderamente revolucionaria.

DESTINOS LABORALES


No me convenzo de que la falta de gasolina sea un impedimento para que los estudiantes preuniversitarios puedan conocer sus opciones laborales en una sociedad de puertas abiertas, donde son capaces de ganar cualquier batalla menor, o mayor, a fuerza de ingenio y de fe. Los traslados institucionales en guaguas podrían reemplazarse por visitas en grupos chicos, en cada barrio, para conocer cómo es ser maestro, estomatólogo, bombero, eléctrico, carpintero, investigador o entrenador de béisbol. Los mismos estudiantes podrían organizarlo.
Un profesional entrevistado por Vázquez Muñoz dijo que no podía concurrir a los "pre" para ilustrar a los muchachos sobre determinado trabajo, porque "si se ausentaba perdía el por ciento de estimulación". Es necesario replantear esas normas típicamente burocráticas, en sentido peyorativo del término.
Para terminar, les pido disculpas a los estudiantes cubanos por mi intromisión en la discusión de estos temas desde tan lejano lugar en el mundo. Me hubiera gustado estar allí, en el congreso de la FEEM, intercambiando ideas y contagiándonos pasiones. Sin la pasión, muchachos, la vida se parece a un horario de tren. No la pierdan nunca.
Hasta el martes.


Ir arriba -Imprimir esta página- Página Principal -*