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Latinoamérica

Malos aires de Buenos Aires

Max Lesnik *

Argentina sigue en las noticias. Por una parte nos llega la información de que el canciller cubano Felipe Pérez Roque, denunció en la Mesa Redonda Informativa de la Televisión Cubana que el canciller de Argentina, Carlos Ruckauf, en reunión con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell, se había comprometido a una nueva maniobra norteamericana encaminada a presentar un voto de condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
Por otra parte un cable de la Agencia EFE reporta desde Buenos Aires que el ex militar argentino Alfredo Astiz, uno de los responsables de la criminal represión en tiempos de la dictadura militar de ese país, ha sido puesto en libertad después que el gobierno de esa nación sudamericana rechazara la solicitud de extradición hecha por Suecia, donde se acusa a ese ex oficial de la marina del secuestro y asesinato de la joven sueca Dagmar Hagelin, desaparecida en el año 1977.
El socorrido tema de los "Derechos Humanos" y las denuncias contra Cuba en Ginebra, orquestadas por los Estados Unidos es recurrente, como los huracanes, que todos los años hacen su aparición en el escenario cubano.
La diferencia está en que a las tormentas se les considera, como lo que se llama "Un acto de Dios", mientras que el show de Ginebra contra Cuba es obra de los hombres. ¡Y qué hombres!
Para nadie es un secreto que los "Derechos Humanos" vienen siendo utilizados desde hace mucho tiempo por Washington como arma de sucia diplomacia contra Cuba de una manera selectiva, mientras ese mismo gobierno norteamericano, no tiene en cuenta las violaciones que se cometen en otros países y muy especialmente en los propios Estados Unidos, donde es raro el día en que no aparezca en la prensa la noticia de un crimen cometido en las cárceles o en las calles de este país por agentes de la autoridad.
Pero el caso de Argentina sí que se las trae. El país de los 30 000 desaparecidos, donde la mayoría de los militares criminales andan libres por las calles, mientras las madres siguen llorando en pena la muerte de sus seres queridos, venir a servir de instrumento servil al gobierno de Estados Unidos en su empeño anual de sentar a Cuba en el banquillo de los acusados en Ginebra, es la peor burla que se le pueda hacer a los mismos Derechos Humanos.
Argentina sigue al borde del caos. Y sus políticos corruptos, los grandes ladrones que han pasado por sus gobiernos, especialmente el ex-presidente Carlos Menen, son los autores de esa política entreguista y cobarde para que Washington los proteja. Dirigen sus cañones contra Cuba en la esperanza de que "el norte revuelto y brutal que los desprecia, —como dijera José Martí— les dé plata y más plata, para seguir robándosela al pueblo argentino.
Judas vendió a Cristo por 30 monedas, dicen los evangelios. Este Canciller argentino quiere no 30, sino 30 000 millones de dólares por su voto contra Cuba.
¡A podrido huelen los vientos que soplan del sur!
Mucha plata, señor Canciller. Los americanos pagan, pero no tanto.
*Periodista cubano radicado en Miami.


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