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Latinoamérica

Pastrana no canjeará candidata por rebeldes


El gobierno colombiano no descarta decretar el estado de conmoción interior

Gloria Helena Rey
Especial para La Opinión


BOGOTA.-- El gobierno del presidente Andrés Pastrana no considerará el canje de ningún secuestrado por los cientos de guerrilleros retenidos en las cárceles del país, según el ministro del Interior Armando Estrada.
"A la luz del ordenamiento institucional, no hay posibilidades de realizar ese canje", dijo.
La decisión gubernamental incluiría a la candidata presidencial independiente Ingrid Betancourt, a cinco congresistas, a casi medio centenar de soldados y policías y a decenas de civiles que se encuentran en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El gobierno rompió las negociaciones de paz con este grupo guerrillero hace una semana, después de más de tres años de fracasadas negociaciones y de que las FARC secuestraran un avión comercial y al senador Eduardo Gechem.
Desde entonces, el grupo guerrillero reiteró de varias formas que incrementaría los secuestros de personalidades, políticos y periodistas como parte de su estrategia de guerra.
El ministro del Interior, Armando Estrada, explicó que el canje de prisioneros según esa perspectiva, queda fuera de consideración porque "supondría colocar en iguales condiciones a los servidores públicos y dirigentes políticos que trabajan en bien de la democracia con personas que están en prisión por haber violado la ley".

Las medidas

Las declaraciones del funcionario se produjeron en momentos en que Pastrana analiza las medidas de emergencia a adoptar para hacer frente al agravamiento de la guerra y la comunidad internacional da pasos al respecto.
En un encuentro con los gobernadores de los 32 departamentos del país, el mandatario no descartó la adopción del estado de conmoción interior para garantizar la protección y seguridad ciudadana en los próximos días.
La negativa del canje y el encuentro del Presidente se produjeron también cuando, localmente, políticos y analistas presionan al gobierno para que pida ayuda a la comunidad internacional a fin de garantizar las elecciones para Congreso y presidente, programadas para el 10 de marzo y el 27 de mayo, respectivamente.
Asimismo se empiezan a hacer llamados, como el del alcalde de Bogotá, Antanas Mokus, a que la población consolide los movimientos de resistencia civil con el fin de enfrentar la espiral de violencia que se avecina.
Gran parte de los candidatos al Congreso y a la presidencia de Colombia estiman que los comicios están en peligro porque no existen garantías para realizarlos.
"No pido el aplazamiento de las elecciones, pero existe esa posibilidad por la lamentable situación en la que vivimos", dijo Luis Eduardo Garzón, candidato presidencial por el Frente Social y Político.

Guerra total

Por su parte, las FARC han dicho que esperan una guerra total en Colombia.
"Seguramente vendrán muchos muertos. Nosotros siempre que nos levantamos de la mesa de conversaciones hemos dicho: nos vemos dentro de cinco mil muertos", declaró Pablo Catatumbo, jefe regional de las (FARC).
La guerra colombiana de casi cuatro décadas ha dejado hasta el momento unos 40 mil muertos sólo en los últimos 10 años, de acuerdo con cifras oficiales y los pronósticos no son nada alentadores para la nueva etapa que acaba de comenzar.
Aún no hay un balance oficial sobre las pérdidas humanas en los últimos días, pero los muertos se cuentan por decenas en varias zonas de este país.
Sesenta muertos, por ejemplo, son el saldo parcial de los combates entre guerrilleros de las FARC y paramilitares en el departamento del Putumayo, al sur de Colombia, según lo confirmó el gobernador Armando Díaz.
Además de eso, los ataques de las FARC contra torres de energía han dejado 54 municipios sin luz y 64 con drástico racionamiento, de acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía.
Esto sin contar las 50 poblaciones del sur y nordeste que están incomunicadas telefónicamente del resto del país tras los ataques de las FARC en los últimos cuatro días, y también sin mencionar los retenes impuestos por la guerrilla en varias carreteras.
A sólo 50 minutos de Bogotá, la capital, en la carretera que conduce a la ciudad de Villavicencio en el sur, habrían sido secuestrados ayer unos 10 civiles en un retén montado por las FARC, de acuerdo con versiones de residentes de la cercana población de Cáqueza.
Las autoridades, no obstante, hablan de apenas tres secuestrados, uno de los cuales ya habría sido puesto en libertad.
Mientras eso sucede, el Ejército y la Fuerza Aérea continuaban avanzando en la recuperación del área desmilitarizada de 42 mil kilómetros cuadrados, donde el gobierno y las FARC venían negociando la paz al sur de este país.
Hasta entrada la noche de ayer las tropas colombianas no habían llegado hasta el casco urbano de La Uribe, el último de los cinco municipios de la zona de despeje. Por las calles de la pequeña población aún se paseaban algunos guerrilleros.

En lo internacional

El día de ayer estuvo marcado por varias reacciones internacionales con respecto al conflicto interno de Colombia.
La Unión Europea (UE) reiteró su respaldo al gobierno del presidente Pastrana y estimó la posibilidad de incluir a las FARC en la lista europea de grupos terroristas.
Estados Unidos, que aporta al gobierno de Colombia mil millones de dólares en entrenamiento y asistencia militar, volvió a expresar su apoyo y un portavoz de Estado dijo que aguardaba que Colombia le informara en qué podía ayudar.
Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que prepara un dispositivo en los países vecinos a Colombia para acoger eventualmente a los desplazados.
Sin embargo, hasta el momento no se ha presentado un desplazamiento en gran escala hacia Ecuador, Panamá o Venezuela, de acuerdo con el organismo internacional.
No obstante, en algunas ciudades como Popayán, capital del departamento del Cauca, al suroccidente de Colombia y cercano a la frontera con Ecuador, ya se registran 10 mil desplazados, de acuerdo con la gobernación.
Frente a la creciente violencia y al difícil panorama que se vislumbra para Colombia, Carlos Ossa, contralor general de la nación, dijo lo que muchos colombianos quizás piensan, pero no se atreven a decir: "Estamos en una guerra abierta. Vamos a tener que sufrir mucho. Tenemos que apoyar a las Fuerzas Armadas y pedirle a Dios que nos ayude para que las FARC decidan negociar de nuevo".