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Latinoamérica

24 de octubre del 2002

Historia no contada del Partido Comunista del Perú

"Patria roja": revolución o colaboracionismo
Luis Arce Borja

¿Cómo hacer un diagnóstico exacto de un grupo o partido político?. No basta que tal o cual partido se diga revolucionario para creer que es así. No basta que las clases dominantes y mismo la policía diga que tal o cual partido es subversivo para creer que eso es verdad. Lo más importante y determinante para conocer la esencia política de un grupo o partido, es analizar su práctica concreta y que posición asume frente a problemas fundamentales de la sociedad, tales como el Estado, la lucha de clases, las fuerzas armadas, el proceso electoral, la crisis política, y otros. Este es el tema de este artículo, y en términos generales se refiere al conjunto de la izquierda oficial peruana y en particular a Patria Roja que en el extranjero aparece como la opción revolucionaria en Perú.
Patria Roja que se autodenomina "Partido Comunista del Perú" (PC del P), es un partido que se inserta en los marcos de la legalidad impuesta por el Estado. Su actividad 100% legal transcurre como si el Perú fuera el prototipo de democracia idealista concebida por los antiguos filósofos griegos. Patria Roja vive a fondo su regocijante primavera política, y lo hace al margen de la brutal violencia y represión que el Estado impone a las masas oprimidas del país. Desde 1980, Patria Roja ha sido uno de los animadores de los fraudulentos procesos electorales que cada cierto tiempo se han organizado en Perú para legalizar los diferentes regímenes de este país. La historia y trayectoria de este grupo está relacionada a la existencia y práctica política de lo que en Perú se llama izquierda oficial y que durante casi dos décadas ha actuado bajo el membrete de "Izquierda Unida" (IU). La similitud ideológica-política entre Patria Roja y los demás grupos de la izquierda oficial peruana, se trasluce principalmente, en su electoralismo a ultranza y a su permanente convivencia política con los más brutales gobiernos de los últimos 20 años.
Así en 1985 se verá a Patria roja sosteniendo al gobierno de Alan García Pérez, así en 1990 se verá a Patria Roja apoyando la candidatura electoral de Alberto Fujimori, y así se verá ahora a este partido buscando un acuerdo político con la administración de Alejandro Toledo. Bajo este propósito, Patria Roja acaba de solicitar su ingreso al "Acuerdo Nacional" que viene propiciando el gobierno de Toledo con la finalidad de lograr un consenso político para seguir aplicando su nefasta política económica y social. El "Acuerdo Nacional", reúne a los representantes más reaccionarios de la sociedad peruana. Están presentes los partidos políticos oficiales (Partido Aprista Peruano, Partido Popular Cristiano, Partido Acción Popular, etc.), la jerarquía de la iglesia católica, los industriales y empresarios peruanos, los altos mandos de las fuerzas armadas y fuerzas policiales, y otros. El "Acuerdo Nacional" toledista es una copia de la "concertación nacional" que en su tiempo propició Alberto Fujimori cuyos participantes (partidos, iglesia, militares, empresarios) son los mismos que ahora propician con Toledo una nueva versión de arreglo entre bribones.
El líder de Patria Roja es un caso particular que personifica la identificación sin límites de los dirigentes de izquierda con el Estado y los gobiernos de turno. El caso de Hernán Gotardo Rojas, conocido con el nombre de "Alberto Moreno", es un caso de patología política y de agudo mimetismo en torno a la legalidad burguesa. En este caso, el seudónimo partidario, que se supone secreto y que sirve para protegerse de la represión, se convierte en nombre oficial y legalizado por las autoridades que dice este partido combatir. Hasta finales de la década del 80, el secretario general de Patria Roja se decía clandestino y utilizaba el seudónimo de Alberto Moreno. En plena "democracia" fujimorista, cuando más de 40 mil peruanos habían perecido en la guerra interna, y no menos de 10 mil personas acusadas de subversivas estaban recluidas en las infernales prisiones, Moreno solicitó a los registros civiles borrar su verdadero nombre (Hernán Gotardo) y suplantarlo por Alberto Moreno. El cambio de nombre no vino sólo. El flamante "Alberto Moreno", echó a la basura la vieja vestimenta proletaria que utilizaba al interior de su partido, y la reemplazó por lujosos ternos y coloridas corbatas que guardaban relación con los propósitos electorales de su partido. Alberto Moreno, está embuido de la misma retórica de los líderes de la izquierda oficial del Perú que de palabra se dicen marxistas-leninistas, y los más firmes "combatiente por el socialismo", pero sin embargo ni en teoría ni en la práctica son capaces de asumir posiciones correctas frente a los principales problemas políticos del Perú.
Existencia paralela
La historia de Patria Roja es la historia paralela del conjunto de la izquierda oficial peruana representada en no menos de una docena de atomizadas organizaciones que desde el inicio de la década del 80 integraron lo que se denominó Izquierda Unida (IU). En términos generales la trayectoria política de IU se resume en su llamada táctica de "acumulación de fuerzas" la misma que tiene como médula absoluta su participación electoral. Es en este terreno, donde se expone con más claridad la esencia ideológica-política de la izquierda oficial del Perú. Las elecciones es para esta izquierda lo mismo que el agua para los peces: fuera de ella no existe. Su perspectiva electoral no ha ido más lejos que ser el saltimbanqui de la alegoría electoral y ponerse a la cola del candidato vencedor. Sus dirigentes, tales como Alfonso Barrantes Lingan, Henry Pease, y otros, fueron activos colaboradores de los gobernantes de turno. La existencia de IU tuvo como sustento, no el apoyo de las masas, sino más bien las prebendas provenientes del poder central, y los flujos de dinero que llegaron de las agencias internacionales con sede en los países ricos.
Izquierda Unida, ha actuado detrás de un discurso ambiguo y ecléctico que le sirvió para estafar a las masas pobres del país. Sus ofrecimientos existencialistas (vaso de leche, platos de comida, regalos de alimentos, etc.) engatusó a las masas atrasadas y las indujo a sostener tal o cual candidato electoral reaccionario de la burguesía. Su discurso de ínfima calidad, se estructuró con frases sonoras impregnadas de ideas retrógradas que sirvieron indistintamente a sostener a los regímenes de turno y a luchar contra cualquier manifestación de lucha popular que amenazara la estabilidad del Estado. IU así como sus grupos integrantes, de palabra se autodenominaban "revolucionarios" "socialistas" y hasta "marxistas-leninistas", pero desarrollaron una práctica que se balanceó entre un vulgar oportunismo y posiciones abiertas y recalcitrantes contra el socialismo y la lucha de liberación.
Las organizaciones de Izquierda Unida, entre ellos "Patria Roja", han sido y siguen siendo cómplices directos del sufrimiento del pueblo y tienen mucha responsabilidad no solamente de la espantosa realidad social que viven los peruanos, sino también en los crímenes que el Estado ha cometido contra miles de ciudadanos peruanos. Esta acusación parece exagerada, pero no es así y corresponde a una verdad explícitamente verificada en más de 20 años de lucha social que como dedo acusador testimonian el rol nefasto de esta izquierda. La izquierda oficial, desde el parlamento, los municipios, las organizaciones no gubernamentales (ONG), desde sus medios de comunicación, incluso desde los sindicatos bajo su control burocrático, apoyó los planes represivos del gobierno y de las Fuerzas Armadas. Desde 1980, los grupos que integraban IU contribuyeron activamente en la ejecución de los planes contrainsurgentes del Estado. En el parlamento apoyó las leyes más despiadadas contra la subversión y se puso a la cabeza de "comisiones de investigación" que sirvieron para encubrir los crímenes cometidos por las fuerzas armadas contra miles de ciudadanos peruanos. Por ejemplo, en 1988 Rolando Ames un dirigente cristiano y representante de IU en el parlamento presidió la "comisión" que "investigó" la matanza de 300 prisioneros de guerra ocurrido en junio de 1986. La "comisión Ames", se encargó de librar de cualquier responsabilidad penal contra Alan García Pérez. Esta izquierda, instigó y apoyo la militarización del país. Aplaudió el diseño contrainsurgente diseñado en base a lo que se denominó; "unidad entre población civil y militares". En 1991, cuando la militarización del país estaba al tope, es el mismo Rolando Ames el que en nombre de IU propicia un acuerdo "franco" entre la izquierda y las fuerzas armadas para luchar contra la guerrilla maoísta. Ames dijo en esos momentos: "cuando las organizaciones populares ven en los soldados a amigos y no adversarios, es cuando Sendero y el terrorismo son derrotados...Tiene que producirse un diálogo franco entre la izquierda y las Fuerzas Armadas". (La República 19 de enero 1991).
El "diálogo franco" que promovió la izquierda oficial con los militares tuvo su expresión más significativa, cuando IU se puso al frente de la tarea de organizar en el campo y en las zonas urbanas populares los grupos paramilitares (rondas campesinas, rondas urbanas, grupos de defensa civil, etc.) que el Estado utilizó en gran escala para enfrentar la subversión. De los integrantes de IU, fue Patria Roja el que más destacó en la organización de las rondas antisubversivas. Este partido, desde los primeros años de la década del 80, combinó la actividad electoral con el auspicio en gran escala de las rondas en la parte norte del país. Los dirigentes de Patria Roja en combinación con las autoridades, con la prensa oficial y las principales ONG del país, intentaron camuflar la actividad reaccionaria de estas rondas, publicitando que el rol de éstas era "luchar contra ladrones y abigeos". En la práctica estos grupos, sostenidos por la policía y el ejército, pretendieron ser la barrera de contención del avance de la guerrilla maoísta en el norte del país. Así lo testimonia Orin Star, quien por cuenta de dos instituciones financieras de los Estados Unidos (Fundación Interamericana y la Wenner-Gren Fundation for Anthropología Research) se traslado al norte del país con el propósito de redactar un informe justificatorio y propagandístico favorables de las rondas campesinas en la región norte. (Orin Starn, Reflexiones sobre Rondas Campesinas, protesta rural y nuevo movimientos sociales, abril de 1991). Orin Starn, precisa, que la influencia tanto del Apra como la de Patria Roja, "animaron un sentimiento antisenderista en las rondas", y que estas "jugaron un papel importante en impedir" que la guerrilla maoísta ingrese al campo norteño. Sobre el mismo tema, en 1986 en pleno auge del gobierno criminal de Alan García Pérez, la Federación de Rondas Campesinas de Cajamarca, con estrecha relación con los parlamentarios de Patria Roja y los dirigentes de este partido, admitía en documento público que buscaban un "apoyo de los autoridades, y admitían además, que las actividades de las rondas "favorecía a las mismas instituciones policiales y judiciales...".(Federación de Rondas campesinas, Cajamarca, agosto 1968).
Las rondas campesinas y demás grupos paramilitares, se estructuraron de acuerdo al modelo americano de "aldeas estratégicas" que las tropas de los Estados Unidos emplearon en los años 60 en la guerra del Vietnam, y que después utilizarían en El Salvador, Nicaragua, Guatemala y que en la actualidad usan en Colombia y otros países en guerra civil. Las rondas que desde 1980 hasta 1997 alcanzaron la suma de 400 mil efectivos constituyeron después de los militares una de las fuerzas más sanguinarias a las que tuvo que enfrentar la guerrilla, los pobladores y campesinos. Izquierda Unida, en su llamada tesis políticas publicadas en 1988 y que fuera firmada por Patria Roja señaló lo siguiente: "La autodefensa es un recurso democrático de la población, que a partir del ejemplo de las rondas....Las rondas han demostrado no sólo eficacia en términos de seguridad, sino que han promovido comportamientos honestos y solidarios en la comunidad". Para esta fecha las rondas estaban bajo control absoluto del ejército, y su actividad criminal fue causante de miles de asesinatos. Las rondas estaban concebidas como parte del aparato contrainsurgente del Estado, y su accionar militar fue tan violento como la de los militares. Izquierda Unida desde los municipios y de otras instancias del Estado, voto la consigna de unirse al ejército en la organización de lo que ellos llamaron la "autodefensa de masas" cuyo objetivo no fue enfrentarse a la violencia de las fuerzas armadas y policiales, sino detener el avance de la lucha guerrillera, principalmente aquella dirigida por las fuerzas maoístas. En julio de 1992, cuando ya fujimori había consolidado su dictadura militar, Yoni Rodríguez militante de IU y alcalde de Villa El salvador señalaba que para "detener el avance senderista", se requería de una unidad más amplia, de defensa nacional contra el terrorismo. "Hay que unir todas las fuerzas, incluidas las fuerzas armadas y policiales...". (La República, 26 de julio 1992).
Patria Roja y el proceso electoral
Así como no hay historia diferente entre Patria Roja y el conjunto de la izquierda oficial, no existe tampoco historia de este partido al margen de los fraudulentos procesos electorales peruanos. La existencia de Patria Roja hay que buscarla en su actividad electoral y no en otro lugar. Por esta razón, y para un mejor derrotero del lector, vale la pena hacer una pequeña anotación respecto al proceso electoral y su nexo con los planes políticos de dominanción de los grupos de poder locales y el imperialismo. El propósito aquí es ver brevemente el carácter y la esencia reaccionaria de las elecciones y la relación de éstas con una izquierda de naturaleza típicamente electoralista.
Conceptualmente, los procesos electorales, ya sea en Perú o en cualquier parte del mundo, son instrumentos políticos al servicio de las clases sociales que controlan el Estado. Se organizan periódicamente con el objetivo de encubrir el carácter antipopular y la esencia antidemocrática del Estado y del sistema político impuesto por los grupos de poder. Uno de sus objetivos es sustentar en el poder a una de las fracciones de la burguesía que se turnan en el manejo de la administración del Estado. El proceso electoral, maquilla con un manto de legalidad la naturaleza reaccionaria del Estado opresor. Las elecciones, en sus diferentes formas (elecciones presidenciales, parlamentarias, municipales, o referéndum), están concebidas como eje de los planes y campañas del Estado estructuradas para alienar y estafar a las masas pobres. Los procesos electorales, dependiendo de las condiciones específicas de cada país, vienen a ser como válvula de escape de las grandes tensiones sociales del sistema. Así se verá que en los puntos álgidos de la crisis económica, social y política de los países llamados del tercer mundo, la salida más común serán las elecciones.
Mediante el milagro electoral se deja fuera de cualquier discusión una salida revolucionaria a la crisis del Estado y la sociedad. Una descripción concisa pero ilustrativa sobre crisis y elecciones lo entrega los casos de Perú, Argentina, Brasil, Ecuador y otros países latinoamericanos en donde las elecciones están estructuradas no para "democratizar la sociedad y resolver la crisis", como se dice en la propaganda, sino más bien para calmar los ánimos de lucha de las masas. Ni en los países llamados de "democracia avanzada" (países ricos) las elecciones pierden su esencia y naturaleza reaccionaria ni dejan de ser instrumentos de dominación. Mismo en los Estados Unidos, que algunos consideran el paraíso de la democracia capitalista, las elecciones constituyen un asunto de las transnacionales de este país, y sirven exclusivamente para que dos partidos reaccionarios de la gran burguesía americana (el partido demócrata y el republicano) se turnen en el poder desde hace más de medio siglo.
El proceso político peruano, semejante a los demás de América Latina, entrega un buen ejemplo, de unidad entre el proceso electoral y la decadencia de las clases políticas dirigentes. Desde el origen de la República peruana (1821) hasta la actualidad, las elecciones presidenciales o cualquier otro tipo de proceso electoral, propiciados por el Estado, fueron montajes caricaturescos que se utilizaron como grotescos andamios desde se engañó y se indujo a las masas a sostener a tal o cual candidato electoral. Históricamente, las elecciones en Perú han servido solamente para que caudillos sin escrúpulos o bribones procedentes de los partidos políticos oficiales se entornillen en el palacio de gobierno, desde donde han saqueado y depredado los recursos del país. Estos procesos electorales, concebidos dentro de un marco represivo y policial, han sido útiles para camuflar regímenes corruptos, antidemocráticos y dictatoriales. El caso más reciente es el régimen de Alberto Fujimori. Esta mafia gubernamental apoyada por la CIA americana y las potencias mundiales, recurrió a varias elecciones y un referéndum para darse legitimidad en el poder. Los procesos electorales, aparte de ser un mecanismo hecho para la manipulación de masas que se maneja desde el Estado, es también un instrumento que sirve para camuflar la crisis social y económica del país. Las elecciones, organizadas como espectáculos circenses, son proveedoras de elementos distorcionadores de la realidad. Induce a las masas hacia el espejismo político, y a la ilusión de creer en los ofrecimientos electorales de los candidatos.
¿"El poder nace del fusil" o de las elecciones?
Hasta fines de la década del 80 Patria Roja señalaba en sus documentos partidarios que frente a la crisis sin salida del sistema oficial peruano, había que "preparar las condiciones subjetivas y materiales mínimas suficientes para desencadenar la guerra popular". Y agregaba al final de sus discursos "el poder nace del fusil". Curiosamente, en 1980, sin haber ningún indicio de que la crisis del sistema se había superado, Patria Roja cambio de libreto. Reemplazó la oratoria incendiaria por el discurso "democrático" y clientelista. Se acopló al circo electoral que la dictadura militar en complicidad con las elites políticas del país habían programado para camuflar la grave crisis social, política y económica del país. Para estas elecciones Patria Roja organizó su propio frente electoral que denominó Unión de Izquierda Revolucionaria (UNIR), y puso como candidato a la presidencia a Horacio Zevallos Games, un personaje nada relevante que en dichas elecciones sólo consiguió el 3.4% de la totalidad de los votos presidenciales. Pocos años después Zevallos murió, y no precisamente en acto heroico, sino a consecuencia de un alcoholismo crónico que le destrozó el hígado.
Desde 1980 para adelante, Patria Roja aparece no solamente como uno de los más entusiastas partidarios del montaje electoral, sino también sosteniendo la candidatura de caudillos ambiciosos y reaccionarios. Para las elecciones de 1985, Patria Roja se unió a Izquierda Unida (IU) cuyo candidato a presidente fue Alfonso Barrantes Lingán quien hizo "carrera política" cuando se convirtió en uno de los más cercanos colaboradores de Alan García Pérez. Barrantes, que se autocalificaba "socialista" y "mariateguista" (en referencia a José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista del Perú), en su discurso electoral llamó al pueblo a respaldar a las criminales fuerzas militares señalando que, "valoramos especialmente la concepción peruana de seguridad elaborada por la propia Fuerza Armada que articula seguridad con desarrollo y bienestar de la población". (Barrantes, FF.AA. y seguridad nacional, La República noviembre 1984). En el momento que el candidato de Patria Roja, hacía apologismo a favor de los militares, por lo menos 6,000 ciudadanos habían sido asesinados por las fuerzas armadas y 850 personas habían "desaparecido" en los cuarteles del ejército.
Barrantes Lingán, perdió las elecciones y en la segunda vuelta electoral cedió sus votos a favor de Alan García Pérez y convoco a las "masas" a sostener al flamante gobierno del Apra. Patria Roja apoyó la decisión de sostener al Apra. De esta manera, García Pérez, que la historia lo recuerda como uno de los presidentes peruanos más antipopulares y corruptos, ganó las elecciones con el apoyo del conjunto de las organizaciones de Izquierda Unida (IU). La alianza Barrantes Lingan-Alan García Pérez se prolongó hasta el final del régimen aprista, y en repetidas oportunidades el líder de IU se pronunció públicamente para sostener los más abominables crímenes cometidos por el gobierno. Por ejemplo, en junio de 1986, apoyó la matanza de 300 prisioneros de guerra en tres penales del país.
Patria Roja, no sólo fue uno de los activistas de la campaña electoral de Alfonso Barrantes, sino que incluso se sintió reivindicado con el triunfo electoral de Alan García Pérez. García logró ser presidente gracias a los votos de Izquierda Unida. Patria Roja en un comunicado publicado en junio de 1985 (después de las elecciones), y a modo de balance electoral, interpretó los resultados electorales (el triunfo del Apra) como si se tratara de un hecho relevante para el país y el pueblo. No oculto sus esperanzas en el gobierno del Apra. "Perseverar en la alternativa democrática y Popular" dijo Patria Roja: "las elecciones del 14 de abril confirman las tendencias básicas en el comportamiento del electorado que, recusando el continuismo acciopepecista, espera cambios en la conducción política y económica, abriendo paso a la realización de transformaciones sustantivas..."(Patria Roja, comunicado de junio de 1985).
Patria Roja y Henry Pease
Para las elecciones generales de 1990, Patria Roja abandonó a Barrantes Lingán y apareció apoyando fanáticamente a Henry Pease, candidato presidencial de ocasión de Izquierda Unida (IU). Para dicha elecciones Patria Roja estrenó una estridente consigna que señalaba: "!Porque quiero a mi país voto por Henry Pease!. ¡Izquierda Unida para una nueva vida!". (Comunicado público de Patria Roja, marzo 1990). Lo cómico de este giro electoral de Patria Roja, es que 60 días antes de las elecciones había señalado en términos de los más solemnes y graves que "la crisis madura las condiciones objetivas de la revolución..No perdamos de vista que está en curso una situación prerevolucionaria en rápida maduracion". (XI Pleno del Comité Central, febrero 1990). Pero además, en 1989, meses antes de dichas elecciones generales el mismo Alberto Moreno se encargó de anunciar que su partido "ingresaba a una nueva fase de lucha revolucionaria acelerada por la crisis y por el proceso de polarización social y política". (Patria Roja, diciembre-enero 89-90).
Henry Pease, después de su derrota electoral, adoptó la misma conducta política que Alfonso Barrantes. Pease convocó a la población a votar por Alberto Fujimori, de quien dijo; "era la alternativa popular de 1990", y que su victoria con los votos de "las izquierdas y del Apra", hacían de este éxito electoral "un triunfo popular". (Henry Pease, diario La República 30 de diciembre de 1990). Por su parte Alberto Moreno, líder de Patria Roja acatando la orden de Henry Pease, convocó a votar por Alberto Fujimori, a quien calificó de "representante de la pequeña burguesía" y de las masas pobres y emergentes. Dijo también que "Cambio 90" (el partido de Fujimori) representaba "una aluvional emergencia populista en el seno de la sociedad". Señalando además que el triunfo electoral de Fujimori había significado la "derrota de la gran burguesía peruana". (Patria Roja, julio de 1990).
Patria Roja comprometida hasta el cuello en el triunfo electoral de Fujimori, señaló en términos de balance de las elecciones que "fue correcta la decisión de votar por Cambio 90 en la segunda vuelta electoral a fin de bloquear los planes de la ultraderecha". (Informe Político, agosto 1990). Patria Roja, que ya había transitado por el patio trasero de palacio de gobierno en la época del aprista García Pérez, repetía el plato ahora con Fujimori. Para este fin, Patria Roja, tendió un puente de colaboración con el nuevo régimen, pretendiendo para ello pasar el contrabando de que no había ninguna relación entre el gobierno de Fujimori y la burguesía peruana ni con el imperialismo. Llamó a no ver como enemigos a los flamantes administradores del Estado: "Seria un graso error político tipificar a Fujimori y Cambio 90 como el enemigo principal contra el cual habría que descargar todas las baterías. Ello implicaría tender un manto y esconder el verdadero enemigo principal del pueblo peruano: la gran burguesía y el imperialismo". (Patria Roja, órgano del Comité Central, julio-agosto 1990). ¡Extraordinario "análisis marxista-leninista".
Quién era ese tal Henry Pease, que según Patria Roja de ganar las elecciones conduciría al pueblo peruano a una "nueva vida".?. Pease se había hecho conocido no como político, sino más bien como fundador y propietario de una importante organización no gubernamental supuestamente dedicada al análisis de la realidad nacional. Pease fue durante más de 20 años la cabeza principal de DESCO (Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo). Esta organización fue creada en 1966, y desde sus inicios mantuvo estrechos lazos económicos y políticos con la socialdemocracia europea y los centros internacionales de financiamiento de la iglesia Católica, como por ejemplo la Organización Católica de Cooperación al Desarrollo (Cebemo) con sede en Holanda o Misereor agencia de la iglesia católica alemana. Desco durante toda su existencia ha mantenido una estrecha relación con el Estado peruano, y fue uno de los proveedores de funcionarios, asesores, y ministros de los diferentes regímenes del país. Sólo como referencia basta mencionar algunos ejemplos: Entre 1968 y 1975, la dictadura del general Velasco Alvaro contó con el "apoyo crítico" de Desco. Así también Fernando Sánchez Albavera, jefe de investigación de Desco fue uno de los ministros de Fujimori. Así, Raúl Gonzales "senderólogo " a tiempo completo de Desco fue uno de los consejeros del Servicio de Inteligencia Nacional dirigido por Vladimiro Montesinos. Así Marcial Rubio Correa, jefe de Desco y director de la revista Quehacer que publica esta ONG, fue en el 2000 ministro de educación del gobierno de transición de Valentín Paniagua y actualmente funcionario del régimen de Alejandro Toledo.
Henry Pease, a quien Patria Roja, mostró como el Moisés peruano que conduciría a los hambrientos a la tierra prometida, se presentaba como un candidato de izquierda, pero su ofrecimiento electoral no dejaba ninguna duda de su filiación política de derecha. En su discurso electoral de marzo de 1990 ofreció " generar una "movilización de la población y de su propia militancia" para detener el avance de Sendero Luminoso. Propuso como parte de un "Plan de Pacificación" crear desde el Estado "grupos de elite de lucha antisubversiva" que por coincidencias más adelante se convirtieron en los brutales grupos paramilitares clandestinos que dirigió Montesinos desde el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). El planteamiento de Pease se resumen en el siguiente texto extraído de su campaña electoral: "Izquierda Unida sostiene, lo reitero, que existe un vasto campo para el trabajo de inteligencia calificada, que hay terrenos de especialización para grupos de elite y que hay igualmente un enorme potencial con el propio desarrollo autónomo de las organizaciones sociales populares para conformar el eje de la derrota de la violencia política". (Henry Pease, "A los luchadores por la vida y la paz", marzo de 1990). En el mismo discurso electoral, Pease anunció que IU establecería nuevas "instancias de participación", en la que el "elemento militar, sería fundamental. Apoyó el establecimiento de las zonas de emergencia en la que los militares perseguían , torturaban y desaparecían a cientos de ciudadanos peruanos. Hizo apología a favor de los militares, a quienes llenó de elogios y de méritos que en Perú fue difícil de pasar como verdad. Pease señaló: "Los institutos armados peruanos se han perfilado nítidamente hacia una lógica de defensa y desarrollo, diferenciada polarmente de aquellas de gendarmería y centroamericanización que les ofrecía la potencia imperial...Para Izquierda Unida el gasto que el país hace sacrificadamente en sus Fuerzas Armadas necesita articularse inmediatamente con una potencialización política del rol de los uniformados en el desarrollo nacional....esto en la práctica exige la gestación de una nueva relación entre civilidad y Fuerzas Armadas".
En 1992, Henry Pease junto con Gloria Helfer, ex ministra de educación de Fujimori crearon lo que ellos denominaron el Movimiento Democrático de Izquierda (MDI). La organización de Pease promovió el Referéndum que en 1993 organizó tramposamente la mafia fujimorista bajo el objetivo de legalizar el golpe militar del 5 de abril de 1992. Referéndum que fue sostenido por Patria Roja: "Por eso respaldamos en su momento el referéndum, que lamentablemente terminó en derrota". (Patria Roja, Informe al X Pleno del Comité Central, noviembre de 1998). Para las elecciones presidenciales de 1995, Henry Pease se desembarcó de IU, y se colocó como simple candidato al parlamento en la agrupación Unión por el Perú que encabezó Javier Pérez de Cuellar ex secretario general de la ONU. En las elecciones del año 2000 Pease intento suerte como candidato a la primera vice presidencia en la lista que encabezó Máximo San Roman, compañero de viaje electoral de Alberto Fujimori y vice primer presidente hasta 1992. En el 2001, Pease apostó a ganador y se presentó como candidato al congreso como parte de los integrantes del Partido Perú Posible que lidero Alejandro Toledo Manrique. Y como la historia no ha terminado, basta decir solamente que Henry Pease es por el momento miembro del congreso por el partido del gobierno y uno de los más radicales defensores del presidente actual.
"Abrir un nuevo curso en la historia...." con el aprista Barrantes
Para las elecciones presidenciales de 1995, Patria Roja acuñó el eslogan: "Abrir un nuevo curso en la historia nacional", pero repitió el plato electoral con Alfonso Barrantes Lingán, a quien su negra trayectoria política no le había impedido retomar la cabeza de Izquierda Unida (IU). En medio del camino electoral Barrantes renunció y fue reemplazado por Agustín Haya de la Torre quien más adelante se convertiría en activista del derechista y anticomunista Partido Aprista del Perú (Apra). El cambio de candidato presidencial de IU, no perturbó los ánimos del partido de "Alberto Moreno", quien en varios editoriales señaló que era "urgente y viable darle una salida a la crisis por cause democrático y popular". El proceso electoral de 1995, fue una de las elecciones más tramposas y falsas realizadas durante los 10 años de régimen fujimorista. En 1995, más de 12 millones de ciudadanos residían en las zonas declaradas en emergencia donde el control de los militares era absoluta y donde la población no tenía ningún derecho constitucional. En esas elecciones, que según Patria Roja, abriría un nuevo curso a la historia peruana, 6'553,953 electores (cerca del 50% del total de electores) rechazaron el fraude electoral.
No hay primera sin segunda, dice una canción popular del Perú, y así parece que resultan los procesos electorales para Patria Roja. A mediados del año 1999, cuando la dictadura de Fujimori se encontraba tambaleante a consecuencia de sus propias contradicciones internas, Alberto Moreno (líder de Patria Roja), hizo una pregunta a sus raleados seguidores: "¿Qué hacer?". Su respuesta fue: "En primer lugar....buscar una alianza electoral lo más afín posible". (Alberto Moreno, 14 de agosto 1999). Así en abril del 2000 en un comunicado del "Movimiento Nueva Izquierda" novísimo inventó electoral de Patria Roja, se llama a las masas a respaldar la candidatura electoral de Alejandro Toledo, y como dice este partido para "abrir paso a una salida democrática, patriótica, descentralista, de desarrollo con justicia social". (abril 2000, comunicado firmado por Alberto Moreno).
Ahora mismo, en plena crisis del régimen de Toledo, Moreno plantea como pomada milagrosa para detener el derrumbe del Estado y la sociedad, un adelanto de elecciones generales. Como dice el propio Moreno, para "cerrarle el paso a la derecha" y evitar una "ingobernabilidad" del Estado. El "subversivo" planteamiento de Patria Roja, recurre al circo electoral como acción protectora del Estado y del sistema actual. Así Moreno declara que su partido "no está interesado en desestabilizar al gobierno y menos tratar de derrocarlo...el adelanto de elecciones propuesto por Patria Roja no tiene ningún afán desestabilizador, sino a una salida realmente democrática que se haría necesaria ante la profundización de la crisis política e ingobernabilidad que se avizora si no se corrige el rumbo seguido por el régimen toledista...es para cerrarle el paso al golpismo y al autoritarismo al que pretenden empujarnos algunos sectores de la derecha". (Patria Roja, 29 de setiembre 2002). Como se ve, para Moreno el régimen de Toledo es una cosa y la "derecha" peruana es otra cosa. ¡Extraordinario análisis marxista!.
Finalmente, y a modo de conclusión de este artículo, se puede afirmar que el conjunto de la izquierda oficial peruana no tiene razón de ser fuera de los procesos electorales. Su misérrima existencia es dependiente completamente de la decisión y la ubicación que las elites políticas y los grupos de poder les otorgarán en el juego electoral. Su "trabajo de masas", sus estridentes discursos subversivos, sus consignas para "democratizar el Estado", y sus gritos de "justicia social", constituyen solamente elementos propagandísticos de una estrategia electoral. Un ejemplo significativa de este fenómeno lo entrega también Patria Roja, que se prepara a participar en las próximas elecciones municipales, y como dice su candidato a la alcaldía (Rolando Breña Pantoja), con miras a consolidar un espacio político para las elecciones generales del año 2006.
Bruselas, 23 de octubre del 2002