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Internacional

9 de julio del 2002

Diario estadounidense: Los sinvergüenzas en la Casa Blanca

Alexander Cockburn
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Esto sí que es excitante. ¿Se desplomará Dick Cheney con un quinto ataque al corazón antes de convertirse en el primer vice desde Spiro Agnew que haya renunciado por acusaciones de deshonestidad financiera? ¿O lo despedirá Bush para distraer la atención de su propio sórdido pasado empresarial?
Durante el fin de semana pasado el Presidente Memo asomó su cabeza por sobre los escombros del escándalo de WorldCom y adoptó una posición: "No se tolerará ninguna violación de la confianza del público... Los ejecutivos que comentan fraudes serán multados y, si son culpables de fechorías criminales, serán condenados a penas de prisión."
La mañana del domingo produjo más resonantes promesas de proteger el bien público:
"Si alguien viola la ley, lo perseguiremos," declaró el presidente de la SEC [Comisión de control del mercado de valores y de cambios], Harvey Pitt, a Sam Donaldson en This Week de ABC.
En una pretérita encarnación Pitt fue uno de los que presionaron con éxito a la SEC para que facilitara que Arthur Andersen y otras grandes firmas de contabilidad amañaran los libros por cuenta de Enron, MCI/WorldCom y otros.
Bush, bien dotado por las contribuciones a su campaña de Enron, MCI/WorldCom (100.000 dólares el verano pasado), mostró como se debe su gratitud colocando a Pitt a cargo de la SEC, y éste puso a la agencia a echar un sueñito en medio de una creciente ola de escándalos que implicaban a los principales nombres del EE.UU. corporativo.
Pero ni siquiera Pitt pudo asfixiar la investigación de Halliburton, una de las principales compañías de servicios petroleros en el mundo, dirigida hasta julio de 2000 por Cheney, que era el Presidente de la compañía.
La SEC está examinando si Halliburton registró como ingresos más de 100 millones de dólares de costos en disputa por grandes contratos, para así inflar sus beneficios mientras negociaba una fusión con un rival, Dresser Industries. Estos chanchullos contables tuvieron lugar en 1998 durante la época de Cheney, y sí señor, la firma contable fue Arthur Andersen. (¡Qué mundo tan pequeño! Dresser fue la compañía en la que Bush padre trabajó en sus comienzos en Texas.)
En vista de la promesa de Bush de que los Presidentes "que han administrado mal sus compañías de alguna manera fraudulenta tendrán que pagar por ello," Donaldson preguntó a Pitt, "¿Sucederá en el caso de Halliburton si se descubre alguna trasgresión durante el reino de Mr. Cheney?"
Vibrando de integridad, Pitt declaró valerosamente, "Dirijo una agencia reguladora independiente. No le regalamos a nadie su aprobación."
¿Qué otra cosa podía decir? Hasta ahora el escándalo de Halliburton ha estado desenrollándose, justo por debajo del radar. Pero ahora está llegando a la masa crítica. Por lo tanto puede ser que no pase mucho tiempo antes que Dick Cheney anuncie que va a renunciar por instrucciones de su médico, y para poder enfrentar mejor esas ultrajantes acusaciones de artimañas, lo que, si creemos a amigos de Tom Ridge en Filadelfia, era lo que Cheney tenía pensado hacer antes del 11-S, para dejar el camino abierto al antiguo gobernador de Pensilvania.
Desde luego, cualquiera que recuerde más allá de anteayer, se hubiera desternillado de risa ante el espectáculo de Bush pidiendo que se encarcelara a los sinvergüenzas corporativos.
¿Se acuerdan de Spectrum? En 1986, la compañía petrolera de George W. Bush, estaba a punto de estirar la pata, hasta que algunos generosos amigos la incorporaron en Harken Energy. Varios informes, incluyendo el sitio de Daily Enron, relatan que estando en el umbral de la prisión de deudores, Bush repentinamente se encontró con 500.000 dólares de acciones de Harken, con un salario de 80.000 dólares al año y con un arreglo de opciones que le permitía comprar acciones de Harken a un 40 por ciento bajo el valor de mercado. Bush ganó más de un millón con Harken aunque la compañía misma perdió montones de dinero.
¿Suena conocido? Hay más, tomado del sitio Daily Enron. Bush también pidió prestados 180.375 dólares de la compañía –un préstamo que posteriormente fue "perdonado," obedeciendo a las instrucciones de Cristo sobre los pecadores. (Sólo en 1989 y 1990 –según la presentación de la compañía a la SEC –el consejo de Harken "perdonó" 341.000 dólares en préstamos a sus ejecutivos.)
Ahora estamos en la primavera de 1990, Irak amenaza a Kuwait y por lo tanto proyecta una sombra sobre el único contrato pendiente de Harken Energy, un proyecto de perforación en Bahrein. Los consejeros financieros de Harken, Smith Barney, acaban de presentar una sombría evaluación de la posición y del futuro de la compañía. Harken establece un "consejo de reestructuración" del que forma parte Bush.
En junio de 1990, pretendiendo ignorancia de la desesperada situación de Harken y del informe de Smith Barney, Bush vende sus 212.140 acciones de Harken Energy por 848.560 dólares.
La venta cae bajo la regulación de la SEC de las ventas que aprovechan información confidencial, la que exige un inmediato aviso formal, pero Bush no informa sobre la venta hasta siete meses más tarde. En esa época la SEC está dirigida por Richard Breeden, nombrado por George H. Bush.
Bush vende sus acciones de Harken menos de treinta días después que el Consejero Nacional de Seguridad de su padre, Brent Scowcroft, envió al Presidente un memorando secreto advirtiendo que era probable que estallaran hostilidades entre Irak y Kuwait. Como pregunta Daily Enron, "¿Compartió papá esa información con su hijo? Si fuera así, W. Bush negoció utilizando información "no-pública" de un carácter ciertamente extraordinario."
Efectivamente, dos meses después que Bush Jr. hiciera su gran negocio, se arma el berenjenal en el Golfo, y las acciones de Harken se desploman, perdiendo un 25 por ciento de su valor el día en que Sadam envía sus tropas a Kuwait. Si Bush no hubiera sacado las castañas del fuego a tiempo hubiera perdido 250.000 dólares.
Seguro, es cosa vieja, igual que Whitewater. ¿Y dicen que este hombre va a restaurar la "confianza" desde la Casa Blanca?
Título: EL IN-creíble Presidente que encoge (continuación)
Comentarios burlones sobre Bush, particularmente sobre su actual papel de chico de los mandados de Ariel Sharon continúan llegando del resto del mundo. En Gran Bretaña, el Sunday Telegraph publicó la semana pasada un artículo de John Simpson, redactor de Asuntos Mundiales de la BBC, en el que cita a importantes funcionarios públicos en Whitehall, –normalmente gente que no despega los labios, particularmente si se trata de un presidente de EE.UU.–, refiriéndose mordazmente del Presidente Memo al describir sus políticas, especialmente sobre el comercio y el Oriente Próximo como "pueriles," "absurdamente ignorantes" y "absurdas".
Mientras tanto el dólar sigue cayendo y el mercado bursátil se agita nervioso en el inodoro.
Pero hay que decir algo a favor del Presidente. Tiene suerte, igual que Bill. Desde luego, bajo Bill el país se sentía como si estuviera compartiendo su suerte, mientras que bajo George W. ha habido una mala noticia tras la otra. Hasta ahora la historia de la Presidencia Bush ha sido la de un permanente peligro de derrumbe. El Presidente Escombro. Pero, igual que Bill, W. ha sido el gran beneficiario del Terror. Con Bill fue el atentado de Oklahoma. Dio nuevos impulsos a su presidencia. Con W. fue el 11-S. Sin él, se hubiera convertido en un hazmerreír dentro y fuera del país.
Y ahora tiene el regalo de un tribunal de California que decidió que el juramento de lealtad es contrario a la Constitución, permitiendo que todo político en el país, hasta e incluyendo a W. el placer de posar frente a la bandera y de declarar su inquebrantable confianza en Dios, que está haciendo poco o nada estos días por merecer tan infantil confianza.
Bienvenidos al EE.UU. de Bush, donde la Corte Suprema ha decidido que los cupones educacionales están bien. Así que un niño puede ir a una Escuela Católica a costa del contribuyente y ser sodomizado por un cura mientras ambos recitan el juramento de lealtad.
Mi propio punto de vista es que el Juramento debiera ser obligatorio para los niños en la escuela, junto con las oraciones. Como siempre digo, una mente infantil que no está vacunada por la religión obligatoria está expuesta a cualquiera infección. También hay que hacer que fumar sea obligatorio, junto con el entrenamiento en el uso de armas, desde las armas de bajo calibre hasta la artillería pesada. Así se reanimaría rápidamente el movimiento por la paz. Postrarse ante la Bandera cinco veces al día, un doble para los musulmanes entre nosotros.