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Latinoamérica

16 de mayo del 2002

Se crea dentro de Izquierda Unida el sector Corriente Roja (manifiesto íntegro)

La existencia de una izquierda firme, consecuente, capaz de infundir ánimo y esperanza y de evitar la confusión, intransigente en las cuestiones cruciales -como la guerra en estos momentos o la oposición sistemática al neoliberalismo- y coherente entre el discurso y sus prácticas políticas ha sido siempre una necesidad y ahora resulta imprescindible.
El desorden mundial se extiende y cobra intensidad en todos los ordenes, hasta la barbarie, como tan trágicamente lo prueba el martirio al que está sometido el pueblo palestino. La guerra destructiva y criminal del Estado de Israel, desafiando la condena internacional y la conciencia de la humanidad, sólo puede entenderse contando con el consentimiento y el respaldo de la Administración Bush y la complicidad de la Unión Europea.
La hegemonía de Estado Unidos, su actuación fuera de toda ley y de respeto a los compromisos internacionales, su disposición a convertir la guerra, incluida la utilización de armas atómicas, en un instrumento de su dominación del mundo caracterizan la nueva situación mundial.
En ella, Europa desempeña un papel vergonzoso y subordinado, resaltándose las debilidades del proceso de la construcción de la unidad europea. La Unión Europea carece de un proyecto para la integración política y la convergencia social y económica, registra profundas divisiones entre los países y, después de haber forjado un marco neoliberal extremo con la implantación del euro, no tiene otros planes que extender y ahondar en la desregulación económica, fortalecer los mecanismos de la represión con el pretexto del terrorismo y dotarse de una fuerza militar para gozar de una posición imperialista, aunque sea plegada a Estados Unidos.
Por otro lado, el auge de la globalización económica, está teniendo devastadoras consecuencias para muchos países y gran parte de la humanidad -los datos son abrumadores y la realidad sobrecogedora-, amenaza grave e irreversiblemente el equilibrio de la naturaleza, y ha abierto una brecha insalvable entre el Norte y el Sur.
El hundimiento del capitalismo neoliberal en Argentina es el caso más avanzado de una tendencia en la que están implicados otros muchos países, destacándose además en la dramática situación argentina la carencia, y la necesidad, de una organización política capaz de proponer y levantar una alternativa anticapitalista.
La aberrante por tantos motivos situación mundial ha generado amplios movimientos de contestación, que se expresan de forma diversa en todos los rincones del Planeta. Aunque las fuerzas destructivas que ha desencadenado el capitalismo global y la reaccionaria, perversa y maniquea concepción del mundo emanada de Washington no encuentran todavía suficiente resistencia, se detectan corrientes profundas y cambios alentadores, como el vigor del nuevo y esperanzador movimiento "antiglogalización" (Porto Alegre, Génova y la gigantesca manifestación de Barcelona), y la recuperación del movimiento obrero, con el ejemplo estimulante de la reciente Huelga General en Italia.
En nuestro país, la política regresiva aplicada por el PP en los últimos años cobra fuerza y amplitud en todos los ámbitos, alentada por una falta de oposición, política y sindical, consecuente y eficaz. El Gobierno Aznar está plegado servilmente a los intereses y arrogancia norteamericanos -acaba de firmar la prórroga de la utilización de bases con concesiones de la soberanía del Estado-, y en el plano interno pretende dar pasos decisivos en la implantación de un modelo social y económico dogmáticamente neoliberal que sea irreversible -LOU, ley de calidad de la educación, nueva reforma fiscal, revisión de pensiones, recortes en el desempleo, privatizaciones, etc.- Por otra parte, el acoso legal y práctico a las libertades es alarmante (ley de extranjería, ley de partidos políticos, represión policial y de los tribunales), busca la confrontación en Euskadi, al tiempo que crece la corrupción en el sistema, degeneran aun más las instituciones y se hace un uso abusivo de los medios y recursos del Estado para dominar la sociedad, al punto de que el PP, mas que gobernar, pretende implantar, como se teoriza ya, un régimen de la derecha.
La reactivación de la movilización social -son muchas las víctimas del arrogante gobierno- es apreciable, pero dista de estar articulada e imbuida de la suficiente firmeza ideológica para poner límite a los designios del PP y hacerle modificar sus propósitos, y menos para afrontar una ofensiva tan general y consecuente como la que ha desencadenado el Gobierno para lograr una transformación profunda del país de acuerdo con sus concepciones neoliberales.
Razones sobradamente conocidas y analizadas -caída de la URSS, globalización, transformaciones en el movimiento obrero, paro, precariedad- levantan dificultades objetivas a la resistencia. Pero, al mismo tiempo, no es menos cierto y sabido que son algunos sectores de oposición los que con sus actitudes impiden dar la respuesta que reclaman, y posibilitan, las circunstancias internacionales e internas dominantes. Fundamentalmente el PSOE, atrapado en su pasado y en su adaptación al neoliberalismo, y las direcciones de los sindicatos mayoritarios, que han abandonado toda estrategia de lucha y han asumido el "pactismo" como única alternativa, esto es, una entrega por etapas.
IU, por las condiciones hostiles imperantes y sus acotadas fuerzas, tiene una responsabilidad limitada en este estado de cosas. No obstante, pese a estas atenuantes, estimamos que la respuesta de nuestra organización en el terreno de las tomas de posición política, de la defensa del programa, de la dedicación de recursos y medios humanos, de las prácticas de funcionamiento interno, de la búsqueda del respaldo social, y, en fin, de las alianzas para la construcción de una base social en la que sustentar la resistencia y el impulso al proyecto alternativo y anticapitalista que se declara defender no es coherente y tiene muchos aspectos negativos y contraproducentes.
El discurso y las prácticas políticos de IU siguen atravesados por ambigüedades injustificadas; la brecha entre las palabras y la acción es manifiesta en muchos casos; la alternativa que decimos querer construir está plegada a intereses electorales inmediatos; se buscan ansiosamente, y sin reparar en el precio futuro a pagar, acuerdos de gobierno con el PSOE; cuanta más respetabilidad institucional pretendemos alcanzar, más nos alejamos de nuestros aliados naturales -clase obrera, jóvenes, movimiento y organizaciones que apuestan por otro mundo posible, etc.-; la "federalidad" como proyecto articulado para el Estado ha dejado de funcionar y en muchas federaciones la pluralidad, la democracia y la limpieza de métodos que deben regir una organización transformadora y de izquierdas distan de practicarse, cuando no se conculcan abiertamente.
El rotundo fracaso electoral de las dos fuerzas que han integrado el gobierno de "unidad de la izquierda" en Francia confirma la derrota política de quienes pretenden parar a la derecha aceptando en lo fundamental el capitalismo neoliberal y el sometimiento a Estados Unidos, incluyendo la participación directa en la guerra y en la represión interna. La misma tendencia se expresa en las elecciones regionales de Sajonia- Anhalt, con en el hundimiento del SPD y de los Verdes, en las legislativas italianas, en las generales en el Estado español de marzo de 2000:
a la derecha no se le evita desde posiciones de reformismo y pensamiento débil, sino intensificando el nivel de conflicto social y construyendo en ése nuevo escenario una alternativa que, para ser creíble, tiene que cuestionar el sistema.
En suma, los promotores de este manifiesto/convocatoria, aunque compartimos muchos de los análisis, propuestas y objetivos de IU - como no puede ser de otra forma-, al mismo tiempo, consideramos que la política de nuestra organización carece de la firmeza, claridad, rigor y coherencia necesarios para afrontar la situación internacional y para promover la izquierda radical y anticapitalista que nuestro país necesita.
Cabe recordar que con motivo de la VI Asamblea Federal un grupo numeroso de compañeros y compañeras, sobre la base de estas posiciones y críticas, unas propuestas positivas articuladas en el llamado "Manifiesto de los 13 puntos" y otros documentos aportados para el debate de la Asamblea, presentamos una alternativa política para IU que tuvo un respaldo minoritario pero significativo.
Transcurrido casi año y medio de la celebración de la VI Asamblea, seguimos considerando que es necesario un giro a la izquierda en la política de IU, que ha de ir acompañado de una clarificación de posiciones y una búsqueda de alianzas con los sectores sociales propensos a contestar y a luchar sin ambages contra el desorden actual. Unos cambios ahora, aun si cabe, mas necesarios que entonces, pues, por un lado, el agravamiento de la situación mundial y la ofensiva del PP se han intensificado, y, por otro, la política de IU, ante las dificultades crecientes, ha tendido ha hacerse más opaca y a promover equilibrios insostenibles (sirva de botón de muestra el texto de la convocatoria del 15 de abril en Madrid, por la paz en Oriente Medio).
Dicho "Manifiesto de los 13 puntos", firmado por destacadas personas de la izquierda e importantes dirigentes de movimiento sociales, así como por numerosos afiliados del conjunto de nuestra organización, trazaba los rasgos básicos de un proyecto para revitalizar IU. Desde el reconocimiento de que la razón de IU no es otra que la construcción de una alternativa al sistema tomando al socialismo como referente, pasando por el papel asignado a la solidaridad internacional, el reconocimiento del derecho a la autodeterminación como base de una salida negociada al conflicto de Euskadi, la unidad de acción de la izquierda con objetivos concretos y claros, la movilización como elemento básico de la política de la izquierda, la lucha de clases como motor e interpretación y la presencia en las instituciones, hasta la exigencia del funcionamiento democrático y el reforzamiento de la federalidad de la organización, todos sus enunciados nos siguen pareciendo válidos y vigentes.
Esos rasgos, para nosotros, en la actualidad, perfilan unos objetivos bien precisos.
· La lucha contra la guerra, los planes de guerra y la estrategia militarista del imperialismo representan una dramática necesidad.
· El movimiento "antiglobalización" abre de nuevo las esperanzas al internacionalismo solidario y la lucha contra el capital, con lo que se afianza nuestra convicción de impulsarlo, participar y trabajar tenazmente en el mismo. Estimularemos su desarrollo unitario y nos opondremos a los intentos de dividirlo y a los afanes de controlarlo y rentabilizarlo electoralmente.
· La defensa de las libertades, tan maltrechas, acosadas y recortadas en los últimos tiempos, ha de comportar una actividad constante y vigilante.
· La ofensiva del PP, tan contumaz como coherente, exige ya una respuesta global y firme de la clase obrera y los sectores sociales progresistas.
Consideramos la Huelga General en estos momentos como una respuesta necesaria y posible. Como un punto de llegada y de confluencia de las luchas actuales y como un punto de partida de un proceso sostenido de movilización social, que debe ser tan contundente como sea necesario. Apostamos y trabajaremos por la Huelga General, pues creemos que existen las condiciones y los motivos para que se convoque. La calle nos está esperando.
· Y, en fin, ante las próximas elecciones municipales y autonómicas, IU debe rechazar todas las alianzas electorales que no configuren una oferta a la ciudadanía basada en su propio programa y las garantías de su cumplimiento, como lo exige el proyecto alternativo y transformador que queremos levantar. La gente de izquierda consecuente está buscando una fuerza política fiable a la que confiar su voto.
Este manifiesto/convocatoria, junto con la declaración de los 13 puntos y otros documentos y resoluciones elaborados, así como nuestra actuación y aportaciones políticas en el ámbito de nuestras respectivas federaciones, representan un acervo político sobrado para definir y dar cuerpo a una corriente federal dentro de IU.
Con la constitución de CORRIENTE ROJA pretendemos continuar la defensa de nuestras propuestas y facilitar la articulación de un polo de referencia dentro de la organización para imprimirle a ésta los cambios de orientación política y organizativa que estimamos necesarios, dentro del respeto a los estatutos, la consideración a todos los afiliados y la lealtad al proyecto común que IU representa.
Los fines políticos últimos que buscamos son, por un lado, el contribuir a la recuperación y el fortalecimiento organizativo, político e ideológico de IU; por otro, el impedir el desaliento, el abandono de militantes y la perdida de su identidad política. Por último, relacionarnos y vincularnos con los sectores y movimientos sociales que, ajenos por diversas razones a IU, comparten en lo fundamental nuestros objetivos y están dispuestos a luchar conjuntamente con nosotros por ellos. Cuando el mundo está instalado en la barbarie, cuando se ve arrastrado a guerras genocidas y arbitrarias, cuando las condiciones de miseria afectan a sectores cada vez más amplios y cuando la explotación y la opresión se intensifican, el "caos" que denuncian con lucidez Sábato y Saramago, consideraríamos dramático que IU, la fuerza política que en el Estado español puede construir bloque social alternativo y anticapitalista, se pierda en el camino.