VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

La manifestación en contra de la guerra con Irak puede haber sido la mayor manifestación pacifista de la historia británica.

El 28 de septiembre, al cumplirse el segundo aniversario de la 'intifada' (rebelión palestina) se realizó en la capital inglesa la que puede haber sido la mayor marcha anti-guerra en la historia de ese país.
Esta se dió a pocos días de haberse presentado el Informe Blair sobre las Armas de Destrucción Masiva de Irak. La movilización fue convocada bajo los lemas 'Parar la guerra contra Irak' y 'Libertad para Palestina'. Los principales organizadores fueron la Asociación Musulmana Británica y los socialistas.
Según el alcalde Ken Livingstone ésta congregó a 400,000 personas.
También usaron la palabra diversos disidentes laboristas. Mas de 50 parlamentarios del partido oficialista votaron en contra de Blair en la sesión congresal donde se discutió ese reporte. Un 70% de la opinión pública británica se muestra contraria a lanzar una nueva guerra.
La marcha fue muy activa y vociferante. Las principales consignas acusaban a Bush de ser un asesino y terrorista. Esta va a tener un impacto sobre Europa y podrá incrementar las distenciones internas del laborismo.

BLAIR: ENTRE DOS MARCHAS OPOSITORAS

En la semana que Blair presentó su informe sobre Irak se han realizado las 2 marchas más masivas que se han dado en el quinquenio que dura su actual mandato. Ambas han movilizado, según sus organizadores, a unas 400,000 personas. Estas han sido impulsadas por fuerzas que se le oponen desde distintas trincheras.
La primera fue la 'Marcha por la Libertad y el Sostenimiento' efectuada el Domingo 22 por la 'Alianza del Campo' para oponerse al proyecto de ley que quiere recortar la caza del zorro. Esta fue apuntalada por el Partido Conservador y contó con la simpatía del Príncipe Carlos.
La segunda se realizó el Sábado 28, en ocasión del segundo aniversario de la Intifada (rebelión palestina). Sus lemas fueron 'Parar el ataque a Irak' y 'Libertad para Palestina'. Esta fue organizada por una amplia coalición donde las principales fuerzas eran la Asociación Musulmana Británica y los trotskistas, aunque congregó a numerosos sindicatos y laboristas.
Las 2 movilizaciones tuvieron bases sociales distintas y persiguen fines opuestos. La 'Alianza del Campo' está liderada por quienes son dueños del 90% de las tierras británicas. Esta plantea que la defensa del agro pasa por defender el deporte tradicional de la aristocracia rural, y desconfía de Blair pues el primer ministro quiere reformar la Cámara de Los Lores y por que cree que el laborismo se basa en la influencia de sectores que quisieran abolir otras prácticas recreativas (desde las carreras de caballo hasta la caza) e incluso la Cámara de los Lores y la monarquía.
La caminata rural costó más de un millón y medio de dólares a sus auspiciadores. No tuvo ningún orador y los marchistas no agitaban consignas. El objetivo era lograr que la mayor parte de gente pasase silenciosamente por un cronómetro puesto entre la casa del premier y el parlamento, el mismo que cada 6 segundos arrojaba automáticamente la cifra de 300 nuevos marchistas. Tras pasar ese umbral la gente era invitada a desmovilizarse y la 'Alianza del Campo' pudo reclamar que 407,000 marchistas le apoyaron para pedir que se mantenga el deporte que supuestamente simboliza al agro.
Para el laborismo esta Alianza busca mantener los privilegios de un sector cuyo capital promedio es de más de un millón de dólares y el valor de sus tierras se ha incrementado. Pese a que representan menos del 1% de la producción los subsidios estatales a este sector es de unos $5,000 millones anuales. Blair quisiera ir liberalizando ese sector. Los conservadores, quienes iniciaron la actual ola neo-liberal global, son quienes buscan mantener esos subsidios y el proteccionismo.
Para los 'tories' el agro se está convirtiendo en su principal bastión.
Sostienen que éste es el símbolo del patriotismo y un atalaya contra el euro. Para los sindicatos los subsidios a los empresarios rurales disminuyen los que pueden ser destinados a medicina y educación.
Casi no había ninguna persona de tez oscura dentro de las decenas de miles de marchistas rurales y dentro de éstos se distribuían distintos volantes que pedían recortar la inmigración y que decían que los refugiados se comen mucho presupuesto. Diversos sectores urbanos opuestos a esta Alianza dicen que en el agro hay una polarización entre jornaleros con bajos ingresos y grandes capitales, y que el deterioro de los servicios de transporte y salud para el agro así como del brote de la fiebra aftosa se debe a la política del anterior gobierno conservador quien recortó beneficios sociales y quien quizo abaratar los costos de la producción alimentando al ganado con productos de inferior calidad que acabaron produciendo envenenando y enfermando a los animales.
La Alianza del Campo está queriendo crear un bloque paralelo al de la central sindical o el gremio industrial. Sostienen que ellos quieren ser la única voz del agro. El Príncipe Carlos ha manifestado que los granjeros son tratados peor que los negros y los homosexuales, aunque son uno de los sectores que recibe uno de los subsidios más altos.
La marcha anti-guerra fue muy activa, multi-étnica y vociferante. Estaba llena de gente proveniente del tercer mundo. La gente gritaba, se escuchaban diferencias y polémicas, y hubieron numerosos oradores. Fue una movilización más politizada y donde cabían distintas iniciativas.
La coalición contra la guerra es muy amplia. Uno de quienes estuvo en la palestra fue al alcalde londinense Ken Livingtone, quien previamente apoyó otros bombardeos. Más de 50 parlamentarios laboristas votaron en contra de Blair cuando él dio su informe. Algunos de ellos están en contra de cualquier guerra contra Irak, pues afirman que es una aventura militar estadounidense que busca defender sus intereses petroleros.
Otros congresistas laboristas estarían dispuestos a apoyar una guerra contra Irak siempre y cuando se diese bajo mandato de Naciones Unidas.
Algunos grupos islámicos llaman a formar un gran califato basado en la fe mahometana y en contra de Occidente. Sectores socialistas sostienen que el mayor peligro contra la humanidad es Bush y que cualquier derrota que éste tenga sería en beneficio de los trabajadores, para quienes, en última instancia, la solución pasa por una federación socialista internacional. Los trotskistas piden una revolución sin fronteras de los trabajadores mientras que diversos grupos islámicos apoyaron a los guerreros anti-comunistas en Afganistán.
En la marcha las consignas más populares tendían a asociar a Bush, Blair y Sharon como terroristas. Para Blair los marchistas le hacen el juego a Hussein y desarman la posibilidad que el Reino Unido podría tener para eliminar dicho peligro. Para la coalición anti-guerra el Informe Blair prueba que Hussein no es un peligro pues carece de cualquier planta nuclear y los 20 misiles Scud son pocos y no alcanzan para llegar a Europa. Afirman que cuando Saddam era un peligro y tenía más de 500 Scud Gran Bretaña y EEUU le apoyaron y armaron pues concebían que éste hacía una labor de freno contra la revolución iraní. Para los conservadores los pacifistas siempre han tendido a minar el poderío nacional y a debilitar al país en las guerras de las Malvinas, la ex-Yugoslavia o Afganistán.
Después de ambas marchas, Blair siente el crecimiento de dos presiones.
El quiere la guerra y quiere recortar los poderes de la aristocracia, pero se encuentra entre dos fuegos. Más del 70% de los británicos encuestados se muestran inconformes con un ataque contra Irak. Una caricatura de The Times mostraba al primer ministro confesando que en el debate sobre Irak la oposición (los 'tories') estaba de su lado pero los de su lado (los laboristas disidentes) estaban en la oposición. Mientras tanto la popularidad de Blair ha bajado.

[Fuente: Por Isaac Bigio, Analista Internacional para el Equipo Nizkor, Londres, 28sep02]
---------------------------------------------------------------------
ii) NO, EN NUESTRO NOMBRE LLAMAMIENTO DE LOS INTELECTUALES Y ARTISTAS ESTADOUNIDENSES CONTRA LA GUERRA
Que no se diga que en Estados Unidos la gente no ha hecho nada cuando su gobierno ha declarado una guerra sin límites y ha instaurado nuevas medidas represivas.
Los firmantes de este llamamiento invitan a la población a resistir las políticas y las directrices generales que han emergido tras el 11 de septiembre y que ponen en grave peligro a los pueblos del mundo.
Nosotros creemos que las personas y las naciones tienen derecho a determinar su propio destino, libres de cualquier coerción militar de las grandes potencias. Creemos que todas las personas detenidas o perseguidas por el gobierno estadounidense deben tener los mismos derechos. Plantear preguntas, criticar y disentir son actitudes que deben ser valoradas y protegidas".
Creemos que las personas con conciencia deben asumir la responsabilidad de las acciones de sus gobiernos, y ante todo oponernos a las injusticias cometidas en nuestro nombre. Invitamos a los estadounidenses a resistir frente a la guerra y la represión que han sido lanzadas sobre el mundo por la administración de Bush. Es injusta, inmoral e ilegítima.
Decidamos hacer causa común con los pueblos del mundo.
Contemplamos con angustia los terribles acontecimientos del 11 de septiembre del 2001. También hemos llorado las miles de víctimas inocentes y nos hemos horrorizado ante la terrible carnicería, que nos ha traído a la memoria escenas similares en Bagdad, Panamá o, hace una generación, en Vietnam. Como millones de estadounidenses, nos hemos preguntado cómo es posible que algo así haya ocurrido.
Pero mientras el dolor estaba apenas en sus comienzos, las más altas instancias han desencadenado su espíritu de venganza. Han acuñado una consigna simplista: 'buenos contra malos', que inmediatamente ha sido adoptada por medios de comunicación sometidos y acobardados. Nos han dicho que el mero hecho de plantear preguntas sobre estos terribles sucesos rozaba la traición. No debía haber debate alguno. No había lugar para dudas éticas o políticas. La única respuesta posible era la guerra en el exterior y la represión dentro de casa.
En nuestro nombre, la administración Bush, con la casi unanimidad del Congreso, ha atacado Afganistán y se ha arrogado, junto con sus aliados, el derecho de destruir fuerzas militares en cualquier lugar y momento.
Las brutales re-percusiones se han hecho sentir desde Filipinas hasta Palestina, donde los tanques y los bulldozers israelíes han trazado un terrible sendero de muerte y destrucción.
Y el gobierno se dispone ahora a emprender una guerra total contra Irak, país que no tiene ninguna relación con los hechos del 11 de septiembre.
¿Qué clase de mundo será este si se permite al gobierno de Estados Unidos lanzar comandos, asesinos y bombas donde quiera que se le antoje? En nuestro nombre el gobierno ha creado en Estados Unidos dos clases de ciudadanos: aquellos a los que al menos se les prometen los derechos básicos del sistema legislativo y aquellos que ahora no parecen tener derecho alguno. El gobierno ha arrestado a más de mil inmigrantes y los ha encarcelado en secreto y sin límite de tiempo. Centenares de personas han sido deportadas y centenares siguen en prisión. Por primera vez en décadas los procedimientos de inmigración someten a determinadas nacionalidades a un tratamiento desigual.
En nuestro nombre el gobierno ha desencadenado una oleada de represión en la sociedad. El portavoz del presidente ha intimidado a la gente diciendo que "tengan cuidado con lo que dicen". Los artistas, intelectuales y profesores disidentes ven sus puntos de vista distorsionados, atacados y eliminados. La llamada Patriot Act, junto a un sinfín de medidas similares en los diversos estados, da a la policía nuevos y más amplios poderes de investigación y secuestro, con cobertura de procedimientos secretos.
En nuestro nombre, el Ejecutivo ha usurpado constantemente los papeles y funciones de las otras ramas del gobierno. Una orden ejecutiva ha puesto en funcionamiento tribunales militares. Una firma presidencial basta para definir como 'terrorista' a determinado grupo de personas. Debemos tomar muy en serio a los gobernantes cuando hablan de una guerra que durará una generación y de un nuevo orden. Nos hallamos ante una nueva política imperial hacia el mundo y una política interior que genera y manipula el miedo para limitar los derechos.
Hay una estrategia mortal en los sucesos de los últimos meses, que debe ser vista como lo que es, frente a la cual hay que resistir.
Demasiadas veces en la historia la gente ha esperado para resistir hasta cuando ya era demasiado tarde. El presidente Bush ha declarado: 'O están con nosotros o contra nosotros'.
Esta es nuestra respuesta: nos negamos a que hable en nombre de todos los estadounidenses.
No entregaremos nuestras conciencias a cambio de una hueca promesa de seguridad.
Decimos no en nuestro nombre.
Nos negamos a ser parte de estas guerras y rechazamos todas las acciones emprendidas en nuestro nombre o por nuestro bienestar.
Tendemos la mano a quienes en el mundo sufren como consecuencia de estas decisiones".
Mostraremos nuestra solidaridad con las palabras y la acción. Los firmantes de este llamamiento invitamos a todos los estadounidenses a unirse a este desafío.
Aplaudimos y apoyamos las propuestas en curso, a la vez que reconocemos la exigencia de hacer mucho más para poner fin a esta locura.
Nos inspiramos en la decisión de los reservistas israelíes que, asumiendo un riesgo personal, declaran que hay un límite y se niegan a servir en Gaza y en los territorios ocupados.
Nos inspiran numerosos ejemplos de resistencia y conciencia que nos ofrece la historia de Estados Unidos: desde los que combatieron la esclavitud hasta los que pusieron fin a la guerra de Vietnam incumpliendo órdenes, negándose a incorporarse a filas y apoyando a los que resistían.
No permitamos que el mundo que nos contempla se desespere por nuestro silencio y nuestra incapacidad de acción. Hagamos que pueda sentir nuestro compromiso.
Resistiremos frente a la máquina de la guerra y la represión y haremos todo lo posible para detenerla.
Firman: Susan Sarandon, actriz; Jane Fonda, actriz ; Kurt Vonnegut, escritor; Oliver Stone, director; Robert Altman, director de cine; Gore Vidal, escritor; Danny Glover, actor; Barbara Kingsolver, autora; Marisa Tomei, actriz; Russell Banks, autor; Alice Walker, autora; Aaron MacGruder (Boondocks), caricaturista; Ozomatli, banda de rock de Los Angeles; Laurie Anderson, compositora, dramaturga; Amy Ray, de Indigo Girls; Ani DiFranco, cantautora; Eve Ensler, dramaturga; Pete Seeger, cantautor; Angela Davis, profesora universitaria; Noam Chomsky, lingüista; Howard Zinn; Edward Said; Brian Eno, músico; Steve Earle, músico; Tony Kushner, dramaturgo; Martin Luther King III; Gloria Steinem; Mark Strand, poeta, y 4 MIL firmas más.
SI DESEAS VER LAS 4.000 FIRMAS VISITA
http://www.nion.us/CURRENTM.htm