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Argentina: La lucha continúa

CORREPI - BOLETIN INFORMATIVO
Número 188 - Octubre 13-20 de 2002

SUMARIO
1- Muerte y represión en Bancalari
2- Leve condena en Mendoza
3- Gatillo fácil a la italiana
4- Libertad a Castells
5- Premio Nobel
6- Archivo de Víctimas
7- Próximas Actividades

MUERTE Y REPRESION EN BANCALARI
La zona norte del gran Buenos Aires, hasta hace poco tierra liberada para los escuadrones de la muerte del Hugo Beto (que CORREPI logró desarticular) sigue siendo escenario del gatillo fácil y de la intimidación a los que lo enfrentan.
El hecho ocurrió el 26 de septiembre último, cuando después de una fiesta familiar a la que se le sumaron algunos colados, hubo una reyerta en la que al cabo bonaerense Norberto Gallo le dejaron un ojo tumefacto. El autor del golpe, Marcelo Luna de 25 años, no sobrevivió para contarlo ya que el "guardián del orden" lo esperó a la salida y desde una camioneta le pegó dos tiros. El bonaerense habia salvado su honor mansillado al mejor estilo vendetta.
La familia Luna inmediatamente exigió justicia y se contactó con la CORREPI. A través de los compañeros Oscar Ríos y Martín Alderete lograron que rápidamente Gallo fuera detenido como autor del homicidio. Sin embargo, a los pocos días del arresto la patota policial hizo lo suyo.
Mientras los testigos del homicidio iban a declarar a los tribunales de San Isidro, una patrulla del Comando de Don Torcuato interceptó al remise en el que viajaban. Los hicieron descender del vehículo, los encañonaron e intimidaron recordándoles lo inconveniente que es testimoniar contra la yuta.
No contaban que entre los pasajeros estaba el propio Oscar Ríos -padre del Nuni Ríos por cuyo asesinato está preso el represor Hugo "Beto" Cáceres-. Oscar no se amilanó, los enfrentó y su decisión hizo desistir a los policías, que se retiraron. Al otro día Oscar formuló la denuncia por el apriete ante el fiscal de turno.
El nivel de impunidad que tienen los canas en el paquete San Isidro y aledaños es tal que, a pesar de haber una suerte de intervención del ministerio público, a pesar de haberse disuelto "la agencia de seguridad" que mataba pibes, los fotografiaba y los ponía en un "book" para exhibir la eficiencia de sus servicios, a pesar de haber caído su jefe y que otros estén profugos, continúan siendo protegidos por un poder judicial que - máxime en esa zona- es demostrativo del odio de clase que los poderosos tienen contra el pueblo.
LEVE CONDENA EN MENDOZA
Roberto Lúquez tenía 17 años cuando en septiembre de 1999 estaba junto a sus amigos en una placita del barrio Tropero Sosa de villa Maipú, Mendoza. Hasta allí llegó un patrullero con la excusa que "alguienes" le tiraban piedras a los autos que pasaban. Los efectivos mendocinos, de antigua tradición represiva, se bajaron y quisieron detener al chico y a sus amigos.
Roberto corrió -por el típico temor que los jóvenes pobres tienen a la policía, porque tienen aprendido y aprehendido aquello de que te ven, te detienen, te maltratan, te pegan y hasta te matan, que algunos denominamos "control social". Y corrió y se quiso guarecer en una casa de una familia amiga. Los canas lo corrieron. El cabo Argüello y el Sargento Gerbaudo se metieron en la vivienda sin orden judicial y sin el consentimiento del dueño.
Casitas pobres hay en el barrio Tropero Sosa. Con habitaciones chiquitas, de 2,50 de largo por 2,00 de ancho. En una de ellas se quiso esconder Roberto Lúquez. De ella lo sacaron con un tiro de Itaka en la espalda que cargada con postas de goma le hizo un orificio de 10 cm. de ancho producto de tiro cercano.
El policía Argüello, autor del disparo, argumentó que Lúquez forcejeó con su camarada Gerbaudo y que él lo quiso correr con el caño de la escopeta y ahi se le escapó un tiro.
La causa contó desde el primer momento con la complicidad de la corporación policial - judicial. Estuvo 8 meses en secreto de sumario sin que la familia pudiera acceder a la jurisdicción. Apenas se levantó el secreto el fiscal Scott (hoy ascendido por sus "méritos" a camarista) pidió el archivo directo sin siquiera agregar la autopsia, entre otros elementos.
La decisión de la familia hizo que la semana pasada se llegara al juicio oral contra Argüello. Allí se concretó una vez más el encubrimiento al gatillo fácil, ya que el fiscal y los jueces del tribunal aceptaron la inverosímil versión del disparo culposo, es decir por imprudencia.
Desde el primer día se quiso hacer zafar al cana, ya que el fiscal acordó con la defensa un juicio abreviado. La familia Luquez representada por el Dr. Héctor Chávez se negó rotundamente a este arreglo y forzó que se hiciera el juicio. El fiscal entendió que no había manera alguna de justificar por qué los canas persiguieron a Lúquez y que no era excusa lo que argumentaron en el juicio oral, que lo hicieron "porque Roberto los miró mal, por arriba del hombro ..." . Agregó que tampoco era justificado que el policía hubiera disparado, pero dijo que no pudo probar que lo haya hecho de manera voluntaria. A pesar de que le quedó claro que Argüello es violento y desbordado -dijo el fiscal- no tuvo por probado el dolo homicida.
La defensora oficial del cana sostuvo que la muerte del chico, luctuosa, desgraciada, etc., era un riesgo permitido que la sociedad debe asumir por la función policial. No es la primera vez que salen con este argumento siniestro: el gatillo fácil forma parte de la propia función policial.
Lo cierto es que el tribunal condenó por homicidio culposo a Daniel Argüello a tres años en suspenso y cinco de inhabilitación que la propia policía mendocina deberá determinar -después que cumpla esa condena- si es para manejar armas de fuego o para ser policía en general.
El fallo provocó indignación en la madre y hermanos mayores de Roberto Lúquez. En los pasillos del tribunal, cuando el policía salió con una sonrisa de oreja a oreja, una trompada le estalló en la cara...
La familia Lúquez contó con la cooperacion en el patrocinio jurídico de la CORREPl a través del compañero Straga.
GATILLO FACIL A LA ITALIANA
El 20 de julio de 2000, en Nápoles, un policía asesinó de un disparo al joven Mario Castellano, de 17 años de edad, que conducía un scooter. Todo sucedió porque Mario no utilizaba el casco, a pesar de la normativa vigente, y no se detuvo cuando el policía se lo reclamó.
La sentencia de primer grado fue condenatoria. El martes 1 de octubre la apelación fue resuelta. En Italia, como en Argentina, es difícil conseguir condenas contra las fuerzas del orden. La Cámara napolitana rehabilitó al policía ya que tambien en Italia los jueces siempre consideran que los disparos son accidentales.
Las palabras de la madre de Mario parecen calcadas de las de tantas madres de víctimas policiales en nuestro país:"Mis temores han sido confirmados. Esta sentencia estaba hecha desde hace tiempo. Mario fue muerto a los diecisiete años con un disparo de pistola por la espalda, cuando estaba desarmado; sin embargo el que le disparó no es culpable. ¿A esto llaman justicia? Para mí es sólo un enorme escándalo."
En Europa (como en toda sociedad capitalista) el gatillo fácil también se consigue...
LIBERTAD A CASTELLS
El sabado 12 a la noche el tribunal oral en lo criminal N° 3 de Lomas de Zamora escuchó los alegatos de las partes en el juicio al titular del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), Raúl Castells, por los delitos de "coacción agravada, privación ilegal de la libertad, usurpación e incitación a la violencia".