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Medio Oriente

29 de mayo del 2003

Bases militares de EE.UU: Los despojos y las decepciones de la guerra

Kurt Nimmo
CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Donald Rumsfeld dice que EE.UU. no quiere tener tropas en países en los que no son bienvenidas. "Queremos estar en sitios en los que la gente nos quiere, de verdad", admitió en una entrevista. "No queremos estar en sitios en los que no nos desean. Simplemente no lo queremos."

No se dicen ni una palabra de si el entrevistador se rió o siquiera se burló. Lo que Rumsfeld dijo es tan engañoso que va más allá de lo absurdo. Dijo que el tamaño de la fuerza militar de EE.UU. en la región del Golfo sería reduciría probablemente ahora que los militares iraquíes ya no representan una amenaza para sus vecinos. "Sin el régimen de Sadam Husein en Irak, la necesidad de una presencia de EE.UU. en la región disminuiría en lugar de aumentar", dijo. EE.UU. tiene tropas en Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Omán, y en los Emiratos Árabes Unidos.

Así que, ¿arrancará simplemente EE.UU. las estacas de sus tiendas de campaña para irse a su casa?

Consideren las inversiones. Estados Unidos ha gastado una fortuna en un centro de comando aéreo de último modelo en la Base Aérea Príncipe Sultán en Arabia Saudí. Recientemente invirtió 1.500 millones de dólares en una base aérea en Al- Udeid en Qatar. En Asia Central, EE.UU. adquirió la Basa Aérea Manas en Kirguistán el año pasado. Concluyó acuerdos sobre bases de EE.UU. con Pakistán y dos antiguas repúblicas soviéticas, Tayikistán y Uzbekistán. Muchos de esos acuerdos son confidenciales -contenidos en documentos conocidos como "acuerdos de estatus de fuerza" -a fin de impedir la oposición de los nativos. Además de los acuerdos secretos y la oposición local, periodistas rusos informaron que Estados Unidos y Uzbekistán firmaron un acuerdo de arrendamiento de la base de Khanabad por 25 años.

Antes de la invasión de Irak, el Secretario Adjunto de Defensa y neoconservador Paul Wolfowitz discutió las bases de EE.UU. en una entrevista con el New York Times . "Su función puede ser más política que realmente militar", explicó. Las bases de EE.UU. envían un mensaje a todos, incluyendo a países importantes como Uzbekistán, de que tenemos la capacidad de volver a entrar y que volveremos a entrar".

¿Es posible que Rumsfeld esté mintiendo -nada raro entre los arteros bushistas- para enmascarar las verdaderas intenciones del Pentágono? El domingo pasado el New York Times citó a funcionarios de la administración Bush no identificados que dijeron que Estados Unidos desea mantener cuatro bases militares permanentes en Irak. Es más que probable que esas bases sean ubicadas en el aeropuerto internacional, el aeropuerto H-1, el aeropuerto Tallil cerca de Nasiriya, y el aeropuerto Bashur. "La impresión dada en todo el mundo es que planeamos ocupar el país, planeamos utilizar sus bases durante un período prolongado, y es totalmente falsa", dijo Rumsfeld sobre el artículo del New York Times.

"Cada vez que EE.UU. hace una guerra, los despojos de la victoria invariablemente incluyen más bases militares en ultramar", escribe Ian Traynor de The Guardian . "Los planes de despliegue en Irak corresponden al modelo centenario de construcción de bases extranjeras de EE.UU. como resultado de victorias militares. También son el último episodio en una extraordinaria subida de la proyección de potencia militar de EE.UU. desde el 11 de septiembre… Desde Camp Bondsteel en Kosovo, resultado de la campaña de 1999 de la OTAN, a la base aérea Bishkek en Kirguistán, de la que se apoderaron para la guerra de Afganistán, los estadounidenses están estableciendo una presencia armada en sitios donde nunca antes habían estado."

O Rumsfeld se queda dormido durante las reuniones del Pentágono, o fuma pasta base durante su hora de almuerzo. Como patrón superior del Pentágono, Rumsfeld debería saber de las mejoras de la base aérea Krzesiny en Poznan en Polonia occidental. Debería saber de la visita del general Gregory Martin, el principal oficial de la fuerza aérea de EE.UU. en Europa, a Bulgaria y Rumania donde Martin estudió bienes raíces para un ingreso en los Balcanes. "Todos esos sitios representan ahora oportunidades para que creemos relaciones que algún día nos permitirán el acceso que necesitamos", declaró Martin a Stars and Stripes.

"En todo sentido coherente, el alcance y la extensión de las bases de EE.UU. está creciendo de manera acelerada, alarmante, desde el punto de vista del resto del mundo", declaró Marcus Corbin, analista de temas de seguridad en el gabinete estratégico Centro de Información de la Defensa en Washington, al The Guardian , "El resultado importante de Irak es que EE.UU. redoblará sus esfuerzos por diversificar sus activos y su potencial".

Es útil leer entre líneas cuando hablan Rumsfeld y los neoconservadores. Obviamente, una presencia importante e indisimulada de tropas de EE.UU. en el Medio Oriente y Asia Central pondría nerviosa a la gente de esas regiones -y podría desestabilizar los gobiernos en la zona. Los bushistas buscan un acceso permanente, no bases permanentes. "Nuestro interés básico es tener la capacidad de entrar a un país y tener una relación y lograr entendimiento de nuestra capacidad de aterrizar y volar por encima y hacer cosas que son de mutuo beneficio para cada ambos", dijo Rumsfeld el año pasado a bordo de un C-32 de la Fuerza Aérea en camino a Asia Central. "No tenemos ningún plan en particular para bases permanentes".

Si no es a través de bases permanentes, y de miles de soldados demasiado prominentes y resentidos de EE.UU., ¿cómo impondrán los bushistas "democracia, desarrollo, libres mercados, y el libre comercio a cada rincón del mundo", como lo caracteriza la estrategia nacional de seguridad de los neoconservadores?

Piensen en Reza Pahlavi, el shah de Irán. Piensen en Suharto, el brutal dictador que gobernó Indonesia durante 32 años. Piensen en el general Castillo Armas en Guatemala, en el general Joseph Mobutu en Zaire, en el general Pinochet en Chile, o en Jonas Savimbi en Angola. Y, por cierto, piensen en Sadam Husein, el oscuro sicario del Partido Baaz que en su momento "llegó al poder en un tren de la CIA", como lo describiera Ali Saleh Sa'adi, el secretario general del Partido Baaz. Todos esos dictadores fueron catapultados al poder por EE.UU. con la ayuda clandestina, y a menudo no tan clandestina, de la CIA. No necesitaron invasiones, ni una "huella" visible.

Como lo señaló el antiguo agente de la CIA John Stockwell, después de golpes exitosos en el Tercer Mundo, EE.UU. se dedicó a establecer y a entrenar policías secretas. "Creamos y preparamos [en Nicaragua] una Guardia Nacional con oficiales entrenados en Estados Unidos que serían leales a nuestros intereses. Este sistema fue la característica decisiva de la nueva era del neocolonialismo… La CIA estaba, en realidad, formando las unidades policiales que actualmente forman los escuadrones de la muerte en El Salvador. Los dirigentes están en la nomina de la CIA, fueron entrenados por la CIA en EE.UU. Tuvimos un programa de seguridad pública mantenido en América Central y en toda América Latina durante veintiséis años, en el que les enseñamos a romper la subversión interrogando a la gente: una interrogación, incluyendo la tortura, tal como la enseñó la CIA".

En Irak después de la invasión, sin embargo, la CIA parece estar construyendo un "servicio de inteligencia" completo desde la base. "Realmente queremos que sea lo que fuere lo que emerja en Irak refleje favorablemente a la CIA", declaró Vincent Cannistraro a Newhouse News Service. "Es casi seguro que eso significará, en este caso, que se comience desde el principio con gente nueva. Vamos a tener que comenzar desde cero". Cannistraro es probablemente famoso sobre todo como el hombre a cargo de la colusión de la CIA con los contras en Nicaragua a principios de los años 80.

Lo más probable es que la "gente nueva" de la que habla Cannistraro serán antiguos baasistas que trabajaron para Sadam Husein y Mukhabarat, o el Directorio General de Inteligencia (Al-Mukhabarat Al-A'ma). Es probable que EE.UU. llegue a comprender mejor cómo Mukhabarat trabajaba de manera tan efectiva -creando, básicamente, una dictadura herméticamente cerrada y, como escribe Pepe Escobar de The Asia Times, "un estado paralelo en Irak"- ahora que Farouk Hijazi, el antiguo director de operaciones de la policía secreta de Sadam Husein, ha sido supuestamente capturado cerca de la frontera siria.

Un nuevo Mukhabarat, según el gusto de la CIA, que trabaje sin ser detectado dentro del dominio inescrutable de los agentes de la policía secreta para evitar los movimientos políticos inaceptables al gobierno impuesto por EE.UU. en Irak, puede reducir la "huella" militar de EE.UU. tan aborrecida por los iraquíes y los demás árabes, pero, en última instancia, si la tenacidad de los chiítas es representativa, fracasará. Si los neoconservadores de Bush necesitan un ejemplo de lo que puede perfectamente suceder en Irak tarde o temprano, basta con que miren a Irán donde las manifestaciones contra un gobierno favorable a EE.UU. en 1978 llevaron finalmente a la caída del shah y a la declaración por Khomeini de una república islámica. "El régimen fundamentalista que gobierno Irán actualmente", escribe Mark Zapezauer, "jamás podría haber encontrado apoyo popular sin el golpe de la CIA de 1953 [contra el primer ministro democráticamente elegido, Mohammed Mossadegh] y la represión consecutiva".

Incluso si los bushistas han demostrado su capacidad de proferir una serie patológica de mentiras (sobe todo respecto a las armas de destrucción masiva y tratando de presentar a Sadam como partidario de Al-Qaeda), no pueden negar o ocultar fácilmente la situación actual -los chiítas iraquíes exigen un rol importante en el futuro de Irak, un futuro que muchos de ellos desean que sea dictado por preceptos religiosos.

En Washington los directorcillos de la política y los funcionarios del Pentágono están comenzando a darse cuenta que los chiítas son mucho más organizados y de gran dedicación que lo que habían presumido previamente. El lunes pasado, según el Washington Post, "una reunión de generales y almirantes en el Pentágono se convirtió en un seminario espontáneo sobre los chiítas de Irak y la estrategia de EE.UU. para contener el fundamentalismo islámico en Irak". En realidad, los bushistas están tan faltos de pistas sobre la influencia del Islam chiíta en Irak que el propio Rumsfeld pareció ridículo cuando le echó la culpa de todo a los iraníes. Intentos de "transformar Irak a la imagen de Irán no serán permitidos", bramó Rumsfeld. "No permitiremos que la transición democrática del pueblo iraquí sea secuestrada por los que podrían querer instalar otra forma de dictadura".

Además, como para reforzar el mensaje de que no sólo es ignorante, sino también racista, Rumsfeld dijo que "los chiítas del país son iraquíes y los chiítas fuera del país, de Irán, son persas. Pienso que el pueblo iraquí preferirá ser gobernado por iraquíes y no por persas… El gobierno de Irán ha alentado gente a entrar al país [Irak] y… tiene gente en el país que trata de influenciar el país". Rumsfeld parece incapaz, o no estar dispuesto a, de aceptar que el Islam se niega a ser limitado por fronteras -fronteras que, a propósito, fueron establecidas por los franceses y los británicos- ni es restringido por las razas.

Como el periodista Robert Fisk declaró a Amy Goodman de Democracy Now, los planes de Bush para Irak están condenados al fracaso. "Pienso que pronto comenzará una guerra de liberación, a la cual, por cierto, se referirán primero como una guerra de terroristas, de Al-Qaeda, de residuos del régimen de Sadam… pero será librada en particular por los musulmanes chiítas contra los estadounidenses y los británicos para sacarnos de Irak y eso sucederá… Actualmente tenemos a tropas de EE.UU. ocupando el país árabe más rico del mundo. Y las repercusiones continuarán durante décadas, mucho después de que usted y yo estemos en nuestras tumbas, si es nuestro destino. Y no pienso que hayamos comenzado a comprender -no pienso que los soldados implicados o los presidentes involucrados hayan comenzado a comprender las consecuencias de lo que ha sucedido. Hemos entrado a una nueva era de imperialismo, cuya vida no hemos tratado de juzgar, o evaluar, o de comprender".

28 de abril de 2003
Kurt Nimmo es fotógrafo y experto en multimedia en Las Cruces, New Mexico. Visiten su excelente galería on line. Su correo es: nimmo@zianet.com
Recomendamos la frecuente visita del sitio en la red de Nimmo "Another Day in the Empire"