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Medio Oriente

21 de abril del 2003

Los talibán se fusionan con otras milicias

Mattew Riemer
YellowTimes
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Afganistán ha desaparecido de las mentes de la mayor parte de los expertos y políticos y de los titulares de la prensa corporativa de EE.UU., pero numerosos "elementos" erradicados durante la Operación Libertad Duradera están reapareciendo bajo muchos aspectos diferentes así como otros más familiares.

En la parte sur del país, informes recientes apuntan a un reagrupamiento de los talibán fundamentalistas islámicos, que fueron uno de los objetivos de Estados Unidos durante su invasión de Afganistán por ofrecer amparo y apoyo a la red Al Qaeda de Osama bin Laden. Escaramuzas y tiroteos entre grupos más pequeños, menos conocidos, son también mencionados frecuentemente por funcionarios afganos en Kabul.

Numerosos civiles no se oponen por completo a un tal renacimiento ya que consideran que el gobierno de Karzai está fracasando en la tarea que se le encomendó de lograr estabilidad y seguridad en Afganistán, y sospechan de las intenciones de EE.UU.

Fuera de los miles de muertos que ha habido, más afganos inocentes murieron el miércoles 9 de abril en otro de los numerosos "desgraciados accidentes" de EE.UU. Associated Press informó que: "Un avión bombardero estadounidenses atacó por error una casa, matando a 11 civiles cerca de la frontera oriental de Afganistán con Pakistán". Incidentes semejantes no contribuyen a la imagen de la presencia militar de EE.UU. y sirven en realidad como estímulo para que los civiles se vuelquen hacia las milicias locales o hacia cualquiera, en realidad, que sea capaz de ofrecerles algún tipo de seguridad.

Tribune News Services de Nueva Delhi indicó el 10 de abril que: "los combatientes talibán que se ocultan en Pakistán y en las áreas ubicadas a lo largo de la frontera de Afganistán esperan poder aprovechar los crecientes sentimientos contra EE.UU. entre los afganos para volver al poder. Según esas informaciones varios grupos talibán ya han tenido una reunión y han decidido reagruparse bajo la dirección del ulema Mohammad Omar."

El 19 de febrero el Departamento de Estado de EE.UU. calificó al señor de la guerra afgano Gulbuddin Hekmatyar de "Terrorista global especialmente identificado". Hekmatyar, que dirige el grupo Hizb-i-Islami y también ex Primer Ministro, se ha convertido en uno de los dirigentes anti-EE.UU. más destacados en los últimos meses y está ligado tanto al talibán y a Al-Qaeda según el Departamento de Estado.

Las afirmaciones del Departamento de Estado parecen provenir de recientes acontecimientos, que siguen confirmando un reagrupamiento de los elementos contra EE.UU. y Occidente en todo Afganistán que aprovechan el fracaso del gobierno testaferro de EE.UU. en Kabul y la resultante desconfianza hacia EE.UU. en general para reclutar nuevos miembros y apoyo civil.

Los eventos ocurridos hasta ahora en este año, han sido extremadamente ingratos para los que ansiaban un Afganistán en camino hacia una rápida recuperación y democratización. Debe haber sido tanto más frustrante ya que estos eventos no pueden ser separados del nuevo enfoque en Irak de EE.UU. y de que aún no ha llegado toda la ayuda prometida al gobierno de Karzai en Tokio el año pasado.

Tal vez el indicio más importante de lo dramático de la situación es que los talibán, aunque sea en una forma extremadamente modificada, podrían recuperar algún tipo de poder e influencia. Sin embargo, ahora, a diferencia del pasado, gran parte del naciente apoyo a los talibán proviene de quienes los consideran como algún tipo de vehículo para el nacionalismo afgano en vez de una forma austera y represiva del Islam.

Los periódicos y las radios están saturadas de cómo "asegurar la paz" en Irak, cómo se formará y desarrollará ese gobierno, y cómo el pueblo iraquí tomará los primeros pasos titubeantes hacia algún tipo de utopía de libre mercado, democrática, pero esos temas son tan aplicables a Afganistán como a Irak. También vale la pena notar la ironía del hecho que la situación en Afganistán se empeora justo cuando comienza otro proceso de reconstrucción a varios cientos de kilómetros hacia el oeste. Baste con pensar que si EE.UU. invade Irán ahora, una inmensa franja de Eurasia desde Pakistán hasta Siria se desestabilizará.

11 de abril de 2003
[Matthew Riemer ha escrito durante años sobre una multitud de temas, tales como filosofía, religión, psicología, cultura, y política. Estudió el lenguaje y la cultura rusa durante cinco años y viajó por la antigua Unión Soviética en 1990. Mientras realiza un importante trabajo autobiográfico y cultural, Matthew es Director de Operaciones de YellowTimes.org. Vive en Estados Unidos]
El correo de Matthew Riemer es: mriemer@YellowTimes.org