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Medio Oriente

10 de diciembre de 2003

La musa de Serge Gainsbourg apoya con su música a los palestinos en Gaza
La Intifada según Jane Birkin

Christian Chaise
AFP - El Períodico de Catalunya

Los centenares de espectadores que llenan la sala aplauden puestos en pie. En escena, la cantante francesa de origen inglés Jane Birkin y sus cuatro músicos, vestidos íntegramente de negro, saludan. La escena sería de lo más banal si no ocurriera en el Centro Cultural Shawa de Gaza, en una ciudad que, desde el principio de la Intifada, los artistas internacionales no se atreven a pisar.
Después de más de tres años de una violencia que parece no tener fin, la visita a Gaza de la que fue musa del cantautor francés Serge Gainsbourg ha sido todo un acontecimiento. Birkin ha traído su espectáculo Arabesque a Israel y a los territorios palestinos y ha impresionado a todos, incluso a aquellos que admitían no saber quién era.
Intissar Sabbagh es una de ellos, pero no se hubiera perdido el concierto por nada del mundo: "Estamos en una prisión, y es una suerte poder tener una fiesta de unos cuantos minutos", explica.
En la sala, con una capacidad de 700 a 800 personas, puede verse a extranjeros que trabajan para las ONG's presentes en Gaza, pero también a un puñado de monjas, enmedio de palestinos de todas las edades. Muchas familias, niños pequeños y mujeres solas.

PALESTINA EN EL
CORAZÓN
"Gaza está en el corazón de todos los franceses. Os queremos", lanza Birkin al público, que no entiende en absoluto las letras de las canciones de Gainsbourg pero que pronto es conquistado por la música tradicional árabe, especialmente por el violín de Djamel Benyelles y la percusión de Aziz Boularoug. Tres de los cuatro músicos son árabes.
Entre dos canciones, la artista recita un poema en el que comparte su aventura con el público, explicando que Gainsbourg murió hace más de 10 años, que era judío y que su familia abandonó Rusia "para huir de los pogromos". Y añade "Sé que hubiera venido". Las canciones se suceden: Elisa, Couleur café, Comment te dire adieu, antes de acabar en una apoteósica La Javanaise a capella.
"No tengo en absoluto el sentimiento que tenía en la primera Intifada, cuando pensaba que divertirse en estas condiciones era indecente", dice Fatene Benhabyles, responsable cultural del consulado de Francia en Jerusalén, uno de los organizadores de esta gira. Sus palabras resumen el estado de ánimo en Gaza, bastión de los islamistas. Para los palestinos, vivir constituye la forma principal de resistencia. Muchos ven en la visita una forma de apoyo. "Es una muestra de solidaridad con los palestinos", valora Arafat Almqued, un policía de 23 años.
"Para los habitantes de la franja de Gaza, es una pequeña luz en una vida oscurecida por el bloqueo y la violencia", dice orgulloso Nabil Diyab, que ha acudido con su mujer, Wesam, y su niño de un año.
Antes de venir a actuar a Gaza, y después de presentarse el martes en Ramallah y en Belén el jueves, Jane Birkin cantó el pasado sábado en Tel-Aviv, ante un público muy variado en el que figuraban, por supuesto, una mayoría de judíos, pero también numerosos árabes israelís y jóvenes beduinos.
Por la mañana, Birkin fue a cantar ante los niños de los campos de refugiados de Jabaliya, cerca de Gaza. "Es importante estar en los dos sitios", dijo refiriéndose a Israel y a los territorios palestinos. La cantante se sentía aún emocionada por la acogida y por la energía del público.
"Lo único que puedes hacer es plantarte y decirte a ti misma: '¿Qué es lo que piensas de todo eso?'", dice mientras la multitud se dispersa calmada por las calles de Gaza, después de una velada excepcional por su misma banalidad.