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Medio Oriente

ISRAEL ASI SE FUE CONSTRUYENDO EL ESTADO DE ISRAEL

Un secreto atroz sale a luz: el crimen de una beduina que Israel ocultó 54 años

Chris McGreal (THE GUARDIAN)

Durante los últimos 54 años, el destino de una joven beduina que desapareció en el desierto de Negev, al sur de Israel, fue relegado a la categoría de rumor y mereció apenas una única mención en el diario de David Ben-Gurion, el primer ministro del entonces flamante estado de Israel. "Tomaron la decisión y la llevaron a la práctica: la bañaron, le cortaron el pelo, la violaron y la mataron", escribió el premier.
Después, el caso se convirtió en uno de los primeros secretos del joven estado y, como por arte de magia, pasó a la clandestinidad con ropa de rumor. Sin embargo, ahora, el diario israelí Haaretz desempolvó documentos militares recién desclasificados para revelar la historia completa del crimen al que Ben-Gurion calificó como "atrocidad terrible".


En agosto de 1949, una unidad militar israelí estacionada en Nirim, en el desierto de Negev, mató a un beduino árabe y capturó a su hija. Su nombre y su edad siguen sin conocerse, pero, probablemente, la chica atravesaba su adolescencia. En las horas siguientes, los militares la sacaron de su tienda de campaña y la obligaron a bañarse desnuda frente a toda la unidad. Luego, tres hombres la violaron. Tras la cena de Shabat, el comandante del pelotón, identificado por el diario Haaretz como "un hombre llamado Moshe que sirvió para el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial", propuso que los soldados votaran qué hacer con ella. Una de las opciones fue mandarla a la cocina de campaña. La mayoría de los 20 soldados presentes prefirieron someterla sexualmente.
Así fue que el comandante organizó a sus hombres en diversos grupos a fin de violar a la joven sin prisa ni pausa durante los tres días siguientes. Moshe y uno de sus sargentos fueron los primeros: dejaron a la chica inconsciente.
A la mañana siguiente, la cosa empeoró porque la joven beduina se quejó del maltrato recibido. Moshe ordenó a uno de sus sargentos que la matara.
Entonces, la obligaron a subir a una patrulla junto a varios soldados (dos de ellos llevaban picos y palas) y la llevaron a las dunas. Cuando la chica se dio cuenta de lo que iba a suceder, intentó salir corriendo, pero sólo pudo dar unos pasos: el sargento Michael le disparó por la espalda. Luego, un grupo de soldados enterró su cuerpo en una tumba cavada a muy poca profundidad.
A los pocos días, el comandante del batallón, Yehuda Drexler, le preguntó al comandante Moshe si había cumplido la orden de devolver a la joven a su pueblo. "La mataron. Era una lástima gastar combustible en eso", respondió el jefe de la unidad. Entonces, le ordenaron que redactara un informe del que Haaretz obtuvo una copia 54 años después.
Decía lo siguiente: "En mi patrulla, el 12 de agosto de 1949, encontré a unos árabes en el territorio bajo mi responsabilidad. Uno de ellos estaba armado. Maté al árabe armado al instante y capturé su arma. Luego, tomé cautiva a la mujer árabe. Durante la primera noche, los soldados abusaron de ella y, al día siguiente, consideré apropiado eliminarla". El y la mayoría de los soldados en la unidad fueron juzgados en secreto. Algunos de los efectivos involucrados dijeron que sólo habían cumplido órdenes. Los jueces militares rechazaron el argumento.
El comandante Moshe negó la violación. "En términos morales, era imposible acostarse con una chica tan sucia", dijo a la corte. Fue absuelto del cargo de violación, pero fue acusado de asesinato y sentenciado a 15 años de prisión. Los jueces compararon su deseo manifiesto de "asesinar incluso a mujeres y niños a sangre fría" con los "métodos que usó Hitler en Francia".
Otros 19 soldados recibieron sentencias más leves, de entre uno y tres años, por su "negligencia para impedir un crimen". La corte de apelaciones redujo sus condenas argumentando que "en ese momento había una sensación generalizada de desprecio por los árabes y, en este contexto, a veces se producían hechos lascivos. Se vivía en una suerte de 'todo vale' y esa atmósfera también reinaba en la unidad de Nirim".
Sin demasiadas vueltas, el gobierno y el ejército dimensionaron la ola de vergüenza que sacudiría a las fuerzas armadas si la sociedad israelí se enteraba del destino de la joven violada y asesinada, de modo que el crimen y el juicio fueron clasificados como secretos de Estado.
El caso volvió a salir brevemente a la superficie en 1956, durante el juicio contra un grupo de soldados y policías israelíes que asesinaron a 43 civiles árabes, entre ellos 15 mujeres y 11 niños, en Kafr Qassem, estableciendo el precedente de que no hay defensa posible si se cumplen órdenes ilegales.
Luego, volvió a desaparecer de los diarios y de la vida. Varios años más tarde, miembros de un kibbutz (granja colectiva) cercano a la base de Nirim hallaron lo que el viento había dejado al descubierto: los restos de una mano pequeña"