VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Medio Oriente

Expansionismo sionista
Ariel Sharon, genocida y provocador

Lisandro Otero
Rebelión
Ariel Sharon ha demostrado una vez más que no es un hombre de paz. Se trata de un vulgar bravucón, agresivo y pendenciero, que trata de imponer por la fuerza el expansionismo sionista en el Oriente Medio. Su incursión aérea contra Siria revela su propósito de extender la guerra como una manera de forzar una intervención armada de Estados Unidos contra los palestinos. En Naciones Unidas el siniestro John Negroponte apoyó el ataque israelí y con ello el gobierno de Bush dio el visto bueno a futuros ataques. Extender la guerra es una manera de buscar una solución favorable al clan belicista de Tel Aviv.

Hay que entender que los israelitas están exasperados por los ataques terroristas contra sus establecimientos, mercados, centros sociales. Mujeres y niños. Judíos inocentes, están muriendo también de aquél lado, pero la respuesta no es la diseñada por Sharon. La historia demuestra que la represión despierta un frenesí libertario, el castigo suscita una fiebre redentora que nadie puede detener. Los palestinos suicidas que hacen estallar sus cuerpos cargados de dinamita son una fuerza ciega muy difícil de controlar. Están animados de una fogosa exaltación patriótica que ni siquiera el propio Arafat podría frenar y si lo intentase quedaría separado de la emoción nacionalista de su pueblo.

Sharon fue el causante de la actual Intifada cuando visitó la mezquita Aksa, rodeado de esbirros y matones. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó aquél acto como una deliberada provocación. El desafío dio lugar a la Intifada que todavía dura. Sharon tiene una brillante hoja de servicios militares. Comandó las brigadas blindadas que tomaron el desierto de Sinaí durante la guerra de 1967. Permaneció como gobernador de esa zona durante cuatro años. También se le acusa como inductor de la atroz masacre cometida en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila, en 1982, en la cual se asesinaron a mujeres y niños por igual. Una comisión investigadora israelí lo halló culpable y lo obligó a renunciar a su cargo de Ministro de Defensa.

Sharon ha sido el responsable de la política de asentamientos: erigir poblaciones en los territorios incautados por la fuerza a los estados vecinos, en la guerra de 1967, lo cual hace más difícil la restitución de esas tierras a sus legítimos dueños en cualquier negociación posible. Como político Sharon logró aislar al anterior líder del Likud, Benjamín Netanyahu, dentro de su propio partido, y maniobró para sucederlo.

El pueblo judío debe protegerse contra los ataques de terroristas. No puede tolerar que decenas de inocentes muchachos israelíes, en la flor de la edad, perezcan cada día violentamente mientras se congregan pacíficamente en un café. Ese tampoco es un método correcto de lucha. Los fundamentalistas árabes están ciegos de odio y ese no suele ser un buen camino para alcanzar reivindicaciones políticas, por muy justas que sean, pero el terrorismo suele ser el camino que transitan los desesperados.

Los palestinos tienen derecho a ocupan una parte de ese territorio que ha pertenecido desde siempre, a sus antepasados. También es cierto que a los judíos los asiste igual potestad. Lo adecuado es establecer una concertación que distribuya racionalmente el espacio vital. Para alcanzar un acuerdo hay que apelar a las partes sanas de la sociedad israelí, los dirigentes justos y honorables que existen en aquél país. El equipo de Sharon esta compuesto por una caterva de homicidas, ofuscados por el aborrecimiento. No se percatan que ese furor destructivo que han desatado es el mejor incentivo para una combatividad infinita de la resistencia palestina, que será eterna, y cada vez más encarnizada, mientras sientan que sus derechos, su patria y su individualidad están siendo humillados y destruidos con el uso de una monstruosa brutalidad.

gotli2002@yahoo.com