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Latinoamérica

8 de septiembre del 2003

TLC: La soga al cuello para el trabajador, triunfo inminente del libre mercado


Globalización


Analisis del TLC entre Chile y EEUU, el cual condenaría a peores condiciones a la clase obrera, y aumentaría la desestabilidad de la región.


Con una mayoría que super en mas de 100 votos a favor, se aprobó el pasado 25 de julio, por parte de la Cámara de representantes estadounidenses, el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos (1). Ahora tan solo se espera que en el curso de los próximos días, el senado norteamericano cumpla su parte.

Un golpe bajo para muchos es la tranquilidad y optimismo reflejado en el gobierno, mientras brindan y celebran las "buenas" gestiones que por mas de 13 años, efectuó en conjunto, el consulado de Chile en Washington y la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería.

Todo comienza, con la idea de George Bush, a principios de los noventa, de la mano de la "Iniciativa para las Américas", la cual buscaba un plan de integración regional para lograr una nueva sociedad económica, amparada bajo la doctrina Monroe: " America para los americanos", que en este caso deriva en América para los norteamericanos. Mas tarde, en el curso del mismo año, Chile y Estados Unidos, firman un acuerdo en que proclaman las serias intenciones que tienen de avanzar hacia el libre comercio.

A finales de 1994, año en que entra oficialmente en vigencia el NAFTA, los países suscritos a esta zona de libre comercio (Canadá-EEUU-México), invitan oficialmente a Chile, a integrarse en el bloque comercial. En los años venideros, con la ayuda de 2 firmas norteamericanas de lobby, se intentaba la aprobación del fast track, para que de esta forma el Presidente Clinton tuviese la autoridad para negociar con Chile, lo cual tan solo fue aprobado unos cuantos años más tarde. En 1997, después de unos meses de la firma del acuerdo económico bilateral entre Canadá y Chile, EEUU anuncia que intentará negociar un acuerdo bilateral con Chile, en lugar de su ingreso al NAFTA, un mes después Bill Clinton hace serias sus intenciones y envía al Congreso el proyecto de ley para conseguir el fast track.

El 10 de agosto de 1999, y a consecuencia de la lentitud del proceso, el ministro de Relaciones Exteriores, Juan Gabriel Valdés, entrega un documento a la secretaria de Estado de EEUU, en el cual propone iniciar de una vez por todas, las negociaciones para lograr el acuerdo bilateral de libre comercio, sin esperar a que el congreso su país, votase el fast track. Después de un año, el presidente Ricardo Lagos, inicia en California, las rondas de negociaciones para lograr el TLC entre ambos países, pero el asunto quedo inactivo por un año, a pesar de la insistencia de la canciller Soledad Alvear, en negociar un TLC, sin importar la no aprobación del Congreso para la vía rápida, sin embargo, el representante de comercio estadounidense, Robert Zoellick, enfatizo la necesidad al Congreso de que su país negocie el acuerdo bilateral con Chile, por lo cual se hace necesaria la aprobación de la vía rápida.

Tras estas indicaciones, recién el 6 de Diciembre del 2001, el congreso aprobó el Trade Promotion Authority (TPA), antes conocido como fast track, y deja el camino despejado para el pacto con Chile. Directamente de esto, a principios del 2002, el presidente George W. Bush, asegura que "antes de fines de este año", se debera cerrar un acuerdo con Chile, pero una inesperada enmienda que aprueba el Senado de EEUU, permite revisar los acuerdos adoptados por el presidente de ese país, de manera que no vulneren sus intereses comerciales, lo que constituyo un severo traspiés para la administración Lagos, que llevo a dejar de lado, la idea de la firma de un TLC ese mismo año. A consecuencia de esto, el Senado estadounidense aprueba un paquete de medidas comerciales, entre ellas el Trade Promotion Authority (TPA) y un paquete de medidas que deben ser aprobadas. En ese momento, tan solo se esperaba la aprobación de estas medidas, los cuales fueron aprobados el 27 de Julio del 2002, primero la cámara de representantes, y luego el Senado de EEUU, aprueba las medidas y el TPA, y ahora si queda el camino libre para las negociaciones finales. Y recién el 11 de diciembre de 2002, se dan por finalizadas las negociaciones para suscribir el tratado de libre comercio, el primero que firmara esa nación con un país sudamericano.

Si bien, el asunto del TLC, es algo que tiene una importancia directa sobre la población chilena, no ha tomado el verdadero matiz que debiera haber tomado, todo gracias a la administración reinante y a los medios de comunicaciones corporativos, que han "informado" sobre este acuerdo bilateral, como un paso próspero para la economía chilena, destacando que Chile pasa a tener acceso a mas del 67% de la economía mundial, que podrá internarse en un mercado extranjero que esta repleto de inyecciones estatales (subsidios) en sus productos y que gozaría de las bondades de las potencias industriales. ¡Mentira! En primer lugar, hay que hacer una aclaración, este Tratado de Libre Comercio, no es un tratado de ámbito económico, sino mas bien, tiene intereses de los mas variados matices, ya que Chile es uno de los países con las economías mas abiertas a nivel global, y por lo tanto, no necesita pactar un TLC para mejorar los intercambios de bienes y capitales entre ambos países.

Hoy día mismo, sin estar el acuerdo completamente firmado, Chile posee uno de los aranceles más bajos a nivel de exportaciones; este arancel bordea los 6.3% de barrera de entrada al mercado estadounidense, y esto ratifica el hecho de que la economía, tras el 2004, no sufrirá una variación positiva en su crecimiento económico.

Entonces, si este TLC, no tiene intereses comerciales marcados, ¿cuál es su fin?. Podría afirmar, que este acuerdo tiene un carácter estratégico para la región latinoamericana, ya que EEUU se estaría aliando con la administración mas conservadora de la región latinoamericana y eliminaría el acecho de posibles competidores globales que pudiesen sacar provecho de la región sin ellos hacerlos primero (Unión Europea). También suscribiendo este acuerdo con Chile, encuentra una plataforma ideal y segura, para distribuir los intereses de las corporaciones multinacionales estadounidenses en la región y, de paso, puede eliminar cualquier posible acecho revolucionario o de liberación de la dependencia internacional, de algún país que lo intente.

De manera indirecta, pero que no ha escapado a la planificación de la administración estadounidense, es la capacidad de este acuerdo, como una vía indirecta para el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el cual cumpliría todos los anhelos del gobierno de EEUU, y mas aun ahora, que esta en plena recesión económica, y necesita expandir sus mercados al corto y largo plazo, lo que ayudaría a la liberación de aranceles dentro de la región, eliminaría las barreras proteccionistas, aseguraría el flujo libre de los capitales, revisaría el papel económico de los estados de la región, y forzaría a disminuir sus gastos sociales, privatizando los servicios básicos como la salud, la educación, etc., de esta manera quitaría la función subsidiaria que tiene el estado en la región, y lo instauraría como una entidad protectora de los intereses extranjeros, y de tal modo, poder convertir la región en un paraíso fiscal, en el cual este permitido el libre juego de las fuerzas del mercado, sin importar consecuencias.

El poder y la protección indiscriminada a los intereses norteamericanos despojaría la actual capacidad de interferir en los intereses públicos y del medio ambiente. Por lo cual, las compañías podrán demandar al estado, al momento de sentir que han sido vulnerados en su función productiva, y que este deberá incurrir en las perdidas por estas demandas. De manera similar, hay una eliminación del encaje, esto significa que no habrá control para las entradas y salidas de capitales financieros de corto plazo, los llamados capitales golondrina, lo cual deja a la administración local sin capacidad para poder intervenir en esta apertura desmedida hacia la entrada y salida de estos capitales. El único tipo de intervención, es mediante las llamadas " cláusulas de desastre", las cuales en la practica no sirven de mucho, porque el único momento en el cual se puede hacer un llamado de atención a una entrada, o salida, excesiva de capitales, es tan solo después que este haya ocurrido, entonces es imposible de controlar una fuga de capitales, que inmediatamente provocaría un desequilibrio en la economía, el cual arrastraría a grandes perdidas en la población, tanto en el nivel micro, como macroeconómico de la región. Por lo tanto, este ajuste estructural en que los capitales pueden fluir indiscriminadamente aumentarían aun mas la inestabilidad actual de la región, porque la comparación de los volúmenes de los mercados capitales extranjeros, con los de América latina, son muy desproporcionados entre si.

La región, con el paso del tiempo, se volcara mas aun en su rol de exportador de materias primas ya que con la prohibición de subsidios (ley anti-dumping), y las barreras arancelarias por el suelo, provocarán la muerte de las pymes (pequeña y mediana empresa), lo cual traerá consigo un aumento exacerbado de la cesantía, aumento de las horas de trabajo, la ausencia del amparo legal para los trabajadores, limitaciones para el actuar sindical, trabajo infantil, etc.

El próximo 13 de agosto, la Central de trabajadores, expresando intereses ajenos a los de los trabajadores y tan solo revelando una sed de poderío político y figuración desmedida, convoco a un paro nacional, el cual sin vacilar, debe ser tomado por las astas, y darle un giro radical, hacia los verdaderos intereses de los trabajadores, los cuales, en este caso del TLC, se les está poniendo la soga al cuello gracias a las gestiones de la concertación de derecha que no ha revelado ninguna protección para el trabajador, y como tal cual es su función, se ha encargado de que ese 20% de la población, siga manteniendo en sus manos el 56,4% de la riqueza total.

A las calles el próximo 13 de agosto, el llamado es hacia las organizaciones sindicales, estudiantes secundarios y universitarios, movimientos ecologistas, movimientos campesinos,etc.

Todos unidos, demostrando el descontento contra el estado, el capital y el trabajo asalariado.



1. El senado norteamericano aprobó, el 1 de agosto pasado, el TLC con Chile, el cual tuvo 66 votos a favor y 31 en contra. El congreso chileno debería ratificar antes del fines del mes de octubre el tratado de libre comercio, para que de esta forma pueda entrar en vigencia el 1 de enero del 2004.